Ildefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965
1º Realidad de su muerte. -María murió en realidad, aunque no estaba sujeta a la muerte. Esta es castigo del pecado, y, por lo mismo, no pudo ser castigo del alma santísima y purísima de María. -Ella no tuvo ni pecado original, ni actual…, ni mancha de la más pequeña imperfección. -No obstante, Dios quiso que muriera para imitar así a su Hijo, que también murió para aumentar aún más sus merecimientos, pasando por esa humillación tan terrible y repugnante que no había merecido…; sobre todo para servirnos de ejemplo y consuelo en nuestra muerte.
