Ejemplo de amor maternal en la misión apostólica
La Iglesia, a su vez, glorificando a Cristo, se hace más semejante a su excelso Modelo, progresando continuamente en la fe, en la esperanza y en la caridad y buscando y obedeciendo en todo la voluntad divina. Por eso también la Iglesia, en su labor apostólica, se fija con razón en aquella que engendró a Cristo, concebido del Espíritu Santo y nacido de la Virgen, para que también nazca y crezca por medio de la Iglesia en las almas de los fieles. La Virgen fue en su vida ejemplo de aquel amor maternal con que es necesario que estén animados todos aquellos que, en la misión apostólica de la Iglesia cooperan a la regeneración de los hombres. (Lumen Gentium 65)
El jardín del Señor
El tercer estado es el de religiosas que constituyen «el jardín del Señor», como llamaba San Agustín al monasterio fundado por él para «las mujeres que quisieren habitar en común consagradas a Cristo Jesús”. A él pertenecieron una hermana suya y dos sobrinas. Hablar bien de ellas sería el cuento de nunca acabar. Sólo diré que son lo mejor de la Iglesia, que es santa, aunque quepamos en ella los pecadores… Prueba: El Pueblo español tan objetivo y tan realista, habla mal de los sacerdotes y de los religiosos. Rarísimamente habla mal de las religiosas. Ve certeramente que se entregan más a Dios y se sacrifican más por el prójimo que los sacerdotes y los religiosos. Aun ahora que se han soltado el pelo no pocas, el pueblo comprende que siguen siendo buenas, y las juzga con bondad, con humor y con benevolencia. (P. Jesús González-Quevedo, s.j.)
Paul Claudel
Hace 123 años este gran poeta, dramaturgo y diplomático francés, se sintió llamado por Dios. Era Nochebuena. Años después relataba él mismo su experiencia que resumimos a continuación. «Fui a Notre Dame de París para asistir a los oficios de Navidad. Yo no creía en nada, pero me parecía que en las ceremonias católicas encontraría inspiración para escribir algo. . . Los niños del coro, vestidos de blanco, estaban cantando lo que después supe que era el Magníficat. Entonces fue cuando se produjo el acontecimiento que ha dominado toda mi vida. En un instante mi corazón fue tocado y creí. Creí con tal fuerza de adhesión, con tal agitación de todo mí ser, con una convicción tan fuerte, con tal certidumbre que no dejaba lugar a ninguna clase de duda. . . ¡Dios existe, está ahí! ¡Es alguien, es un ser tan personal como yo! ¡Me ama! ¡Me llama . . .! La misma noche de ese memorable día de Navidad, tomé una Biblia y por primera vez escuché el acento de esa voz tan dulce y a la vez tan inflexible de la Sagrada Escritura que ya nunca ha dejado de resonar en mi corazón». (Raquel Serna – El Eco de la Milagrosa)
El castillo de diamante
Sin duda, fue envidiada por los fariseos que no soportaban que Cristo se hubiese enamorado de ella. ¡Pero cómo no iba a hacerlo, si era una mujer excepcional! El falso creyente siempre envidia al creyente verdadero, porque es el que delata la falsedad de su fe. Teresa padeció a muchos caínes que trataron de torcer y mutilar su vocación, que la amenazaban con no darle la absolución o con retirarle la Eucaristía si perseveraba en sus propósitos reformadores. Pero no debemos caer en la trampa de pensar que los canallas que trataron de destruir a Teresa, aunque fueran clérigos, eran «la Iglesia». La verdad es que la mejor Iglesia de la época ayudó a Teresa: san Pedro de Alcántara, Francisco de Borja, Domingo Báñez. . . ¡y también la Inquisición!
Me gustaría que descubriera a Santa Teresa, una mujer excepcional dotada de un sentido del humor maravilloso, que entendía su vocación a la santidad como una aventura llena de sorpresas y deslumbramientos. Un alma femenina única, desconcertante y originalísima, la mujer menos rutinaria y previsible del mundo. Y espero que la lectura le haga a la vez reír y pensar. (Juan Manuel de Prada)
Matrimonios santos: características compartidas
- Obediencia a la Iglesia
- Centralidad de Cristo en sus vidas
- Oración diaria
- Devoción a la Virgen María
- Recepción frecuente de la Eucaristía
- Confesión habitual
- Lecturas espirituales
- Práctica del caminito de santa Teresita del Niño Jesús: “Mi caminito es el camino de la infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta”.
- Don de sí a la familia y a los pobres
- Sentido de la eternidad al hacer planes porque “la verdadera felicidad no es de este mundo”.
La mujer
Edith Stein
Así se diferencia el corpus monasticum en varios miembros. Si se examinan las diversas actividades de los religiosos y su repartición en sexos, se ve que cada una de ellas se encuentra en congregaciones masculinas y femeninas, pero su relación hacia lo propio de los sexos es diversa. La meditación y la oración coral, como auténtico servicio angélico se debe ver ciertamente como por encima de la diferencia de sexos. La propagación de la fe como función de enseñanza sacerdotal es prevalentemente actividad de varones, aunque desde la parte femenina especialmente en las órdenes dedicadas a la enseñanza se hace mucho en esta dirección. Las obras de caridad al prójimo y el sacrificio de expiación por los demás entran decididamente en la naturaleza femenina.
La verdad salvadora
Debemos comprender que no es posible establecer el bien común si no nos basamos en los principios permanentes que nos enseña la doctrina católica. El liberalismo es por esencia relativista, un «relativismo que lo justifica todo y trata todas las cosas como si tuvieran el mismo valor, ataca el carácter absoluto de los principios católicos ». Vemos cómo este espíritu relativista ha penetrado en la catequesis en numerosos países donde las verdades de la fe no son enseñadas con claridad, debido también a una mentalidad anti-dogmática. Condenar este malvado espíritu relativista que domina en el mundo contemporáneo requiere una gran dosis de coraje porque es la piedra angular de la sociedad secular en la cual vivimos. Caemos en el relativismo cuando no tenemos el valor de condenar a políticos o jueces que se dicen a sí mismos católicos y votan en contra de las enseñanzas de la Iglesia sobre la vida y la familia. (Ignacio Barreiro Carámbula – Verbo)
