Ateísmo-Hoy
José Guerra Campos
Obispo de Cuenca
Fe Católica-Ediciones, Madrid, 1978
- d) Autojustificación y ceguera culpable. Cuando faltan las purificaciones exigidas por el amor a la Verdad, es de temer que nos volvamos ciegos y duros de corazón. Es uno de los temas máximos de la Sagrada Escritura y de la Predicación del Señor y los Apóstoles. Evoquemos el caso de los judíos contemporáneos de Jesús. Entonces pueden resultar inútiles los signos más brillantes, los milagros. Según la parábola del «Epulón», cuando el condenado al lugar de tormento oye que no puede esperar que Lázaro le lleve el menor alivio, pide a Abraham que al menos mande aviso a sus parientes, que viven como vivía él, para que abran los ojos a tiempo. Abraham responde: «Ya tienen a Moisés y a los Profetas» (ya estamos avisados por suficientes manifestaciones del Señor: Moisés, los Profetas, el Evangelio, la predicación de la Iglesia, los ejemplos de los Santos, las inspiraciones intenores). El condenado insiste; quiere un milagro especial, a la medida: SI se les aparece un muerto, entonces creerán». No, replica Abraham: Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite un muerto tampoco creerán (105).