Veneración y amor a María
Por este motivo, principalmente a partir del Concilio de Éfeso, ha crecido maravillosamente el culto del Pueblo de Dios hacia María en veneración y en amor, en la invocación e imitación, de acuerdo con sus proféticas palabras: «Todas las generaciones me llamarán bienaventura, porque ha hecho en mí maravillas el Poderoso» (Lc. 1, 48-49). (Lumen Gentium 66)
La mujer más pura
Sólo unas cuantas referencias, como orientación o guía. En la historia de la salvación quedan muchísimo mejor las mujeres que los hombres. La criatura, pura criatura, más grande que ha existido y existirá, es una mujer, la Virgen María. Su Hijo, varón, es Dios verdadero, y aunque tiene dos naturalezas, una divina y otra humana, es una sola persona divina, no humana, ni creada. Por encima de todos los hombres y ángeles, por encima de los habitantes de otros mundos, si hay otros mundos habitados, por encima de todos los seres creables, que puede seguir creando el Señor y haciéndoles cada vez más perfectos, está y estará una mujer, Madre de Dios y Madre nuestra, a la cual decimos con legitimo orgullo: más que tú sólo Dios, sólo Dios. (P. Jesús González-Quevedo, s.j.)
Unidad e indisolubilidad del matrimonio
“En la unidad del vínculo conyugal ved impreso el sello de la indisolubilidad. Es ciertamente un vínculo al cual inclina la naturaleza, pero que no está causado necesariamente por los principios de la naturaleza, sino que se realiza mediante el libre albedrío; pero si la simple voluntad de los contrayentes la puede estrechar, no la puede desatar. Esto se dice no solamente de las nupcias cristianas, sino en general de todo matrimonio válido que se haya contraído sobre la tierra con el mutuo consentimiento de los cónyuges. (…) La unión de vuestros «sí» es indivisible. (Pío XII a los esposos)
Legislación diabólica
“EI matrimonio y la familia son, para la ideología de género, dos modos de violencia permanente contra la mujer y por tanto instituciones a combatir. La mujer es un ser oprimido y su liberación es central para cualquier actividad de liberación. La sexualidad, para este feminismo radical, es una relación de poder y el matrimonio es la institución de la que se ha servido el hombre para oprimir a la mujer”. El sacerdote Pedro Trevijano calificó a la ideología de género como “una legislación diabólica que falta al más elemental sentido común”.
La mujer
Edith Stein
Examinemos ahora cómo este aspecto formal de la vida religiosa es muy propio de la mujer. El amor que se olvida de sí mismo y se entrega incondicionalmente a Dios y renuncia a la propia vida para dejar sitio a la vida de Dios es el motivo, medio y fin de la vida religiosa. Mientras más perfectamente se hace esto realidad, tanto más ricamente la vida divina llena el alma. Pero la vida divina es amor, amor que se difunde, que nada usa para sí, que se da libremente: amor que, compadeciendo, se inclina a todo ser necesitado; amor que cura al enfermo y resucita al muerto a la vida; amor que protege y custodia, que alimenta, enseña y educa; amor que se aflige con el afligido y está alegre con el alegre; que es servicio a todo ser para que sea lo que el Padre ha determinado; en una palabra: el amor del corazón divino.
Homosexualidad y esperanza
Si las necesidades emocionales y de desarrollo de cada niño se satisfacen adecuadamente tanto por la familia como por sus iguales, el desarrollo de atracción homoerótica es muy poco probable. Los niños necesitan cariño, alabanzas y aceptación por ambos padres, por sus hermanos y por sus iguales. Tales situaciones familiares y sociales, sin embargo, no siempre se establecen con facilidad y las necesidades de los niños pueden no ser fácilmente reconocibles. Algunos padres pueden estar luchando con sus propios problemas y ser incapaces de proporcionar la atención y el apoyo que el niño requiere. Algunas veces los padres hacen esfuerzos grandes, pero la personalidad del niño hace que el apoyo y la educación sean más difíciles. Algunos padres reconocieron signos incipientes y buscaron atención y consejo profesional, y se les dio consejos inadecuados y a veces erróneos. (Asociación Médica Católica – AMCA)
Situación de la sociedad
Podemos ver señales de decadencia de la sociedad en el mundo entero. Una sociedad que está dominada por un creciente odio a Dios. Esto lo habíamos visto en el Comunismo, pero tenemos que comprender que este mismo odio es uno de los motores que mueven a la ideología liberal. Esto lo advertimos particularmente en los países que han legalizado el aborto y el así llamado «matrimonio» entre persona del mismo sexo, así como la adopción de niños por esas mimas parejas. La promoción del homosexualismo es uno de los resultados de la ideología de género, la cual es profundamente antinatural. Esta ideología es consecuencia directa de la visión de la libertad negativa que es una parte esencial del liberalismo. Está basada en la concepción errónea de que los seres humanos son absolutamente libres de hacer lo que se les ocurra con sus vidas. Es parte también de un enfoque prometeico de la vida que ha entrado en nuestra cultura con el humanismo del Renacimiento. (Ignacio Barreiro Carámbula – Verbo)
COSICAS 11
Isabel
Veneración y amor a María
Por este motivo, principalmente a partir del Concilio de Éfeso, ha crecido maravillosamente el culto del Pueblo de Dios hacia María en veneración y en amor, en la invocación e imitación, de acuerdo con sus proféticas palabras: «Todas las generaciones me llamarán bienaventura, porque ha hecho en mí maravillas el Poderoso» (Lc. 1, 48-49). (Lumen Gentium 66)
La mujer más pura
Sólo unas cuantas referencias, como orientación o guía. En la historia de la salvación quedan muchísimo mejor las mujeres que los hombres. La criatura, pura criatura, más grande que ha existido y existirá, es una mujer, la Virgen María. Su Hijo, varón, es Dios verdadero, y aunque tiene dos naturalezas, una divina y otra humana, es una sola persona divina, no humana, ni creada. Por encima de todos los hombres y ángeles, por encima de los habitantes de otros mundos, si hay otros mundos habitados, por encima de todos los seres creables, que puede seguir creando el Señor y haciéndoles cada vez más perfectos, está y estará una mujer, Madre de Dios y Madre nuestra, a la cual decimos con legitimo orgullo: más que tú sólo Dios, sólo Dios. (P. Jesús González-Quevedo, s.j.)
Unidad e indisolubilidad del matrimonio
“En la unidad del vínculo conyugal ved impreso el sello de la indisolubilidad. Es ciertamente un vínculo al cual inclina la naturaleza, pero que no está causado necesariamente por los principios de la naturaleza, sino que se realiza mediante el libre albedrío; pero si la simple voluntad de los contrayentes la puede estrechar, no la puede desatar. Esto se dice no solamente de las nupcias cristianas, sino en general de todo matrimonio válido que se haya contraído sobre la tierra con el mutuo consentimiento de los cónyuges. (…) La unión de vuestros «sí» es indivisible. (Pío XII a los esposos)
Legislación diabólica
“EI matrimonio y la familia son, para la ideología de género, dos modos de violencia permanente contra la mujer y por tanto instituciones a combatir. La mujer es un ser oprimido y su liberación es central para cualquier actividad de liberación. La sexualidad, para este feminismo radical, es una relación de poder y el matrimonio es la institución de la que se ha servido el hombre para oprimir a la mujer”. El sacerdote Pedro Trevijano calificó a la ideología de género como “una legislación diabólica que falta al más elemental sentido común”.
La mujer
Edith Stein
Examinemos ahora cómo este aspecto formal de la vida religiosa es muy propio de la mujer. El amor que se olvida de sí mismo y se entrega incondicionalmente a Dios y renuncia a la propia vida para dejar sitio a la vida de Dios es el motivo, medio y fin de la vida religiosa. Mientras más perfectamente se hace esto realidad, tanto más ricamente la vida divina llena el alma. Pero la vida divina es amor, amor que se difunde, que nada usa para sí, que se da libremente: amor que, compadeciendo, se inclina a todo ser necesitado; amor que cura al enfermo y resucita al muerto a la vida; amor que protege y custodia, que alimenta, enseña y educa; amor que se aflige con el afligido y está alegre con el alegre; que es servicio a todo ser para que sea lo que el Padre ha determinado; en una palabra: el amor del corazón divino.
Homosexualidad y esperanza
Si las necesidades emocionales y de desarrollo de cada niño se satisfacen adecuadamente tanto por la familia como por sus iguales, el desarrollo de atracción homoerótica es muy poco probable. Los niños necesitan cariño, alabanzas y aceptación por ambos padres, por sus hermanos y por sus iguales. Tales situaciones familiares y sociales, sin embargo, no siempre se establecen con facilidad y las necesidades de los niños pueden no ser fácilmente reconocibles. Algunos padres pueden estar luchando con sus propios problemas y ser incapaces de proporcionar la atención y el apoyo que el niño requiere. Algunas veces los padres hacen esfuerzos grandes, pero la personalidad del niño hace que el apoyo y la educación sean más difíciles. Algunos padres reconocieron signos incipientes y buscaron atención y consejo profesional, y se les dio consejos inadecuados y a veces erróneos. (Asociación Médica Católica – AMCA)
Situación de la sociedad
Podemos ver señales de decadencia de la sociedad en el mundo entero. Una sociedad que está dominada por un creciente odio a Dios. Esto lo habíamos visto en el Comunismo, pero tenemos que comprender que este mismo odio es uno de los motores que mueven a la ideología liberal. Esto lo advertimos particularmente en los países que han legalizado el aborto y el así llamado «matrimonio» entre persona del mismo sexo, así como la adopción de niños por esas mimas parejas. La promoción del homosexualismo es uno de los resultados de la ideología de género, la cual es profundamente antinatural. Esta ideología es consecuencia directa de la visión de la libertad negativa que es una parte esencial del liberalismo. Está basada en la concepción errónea de que los seres humanos son absolutamente libres de hacer lo que se les ocurra con sus vidas. Es parte también de un enfoque prometeico de la vida que ha entrado en nuestra cultura con el humanismo del Renacimiento. (Ignacio Barreiro Carámbula – Verbo)
