Amar a María y José
Este culto, tal como existió siempre en la Iglesia, a pesar de ser enteramente singular, se distingue esencialmente del culto de adoración tributado al Verbo encarnado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, y lo favorece eficazmente, ya que las diversas formas de piedad hacia la Madre de Dios que la Iglesia ha venido aprobando dentro de los límites de la doctrina sana y ortodoxa, de acuerdo con las condiciones de tiempos y lugares y teniendo en cuenta el temperamento y manera de ser de los fieles, hacen que, al ser honrada la Madre, el Hijo, por razón del cual son todas las cosas(cf. Co.1 1,15-16) y en el que plugo al Padre eterno que habitase toda la plenitud (Co.1 1, 19) sea mejor conocido, amado, glorificado, y que, a su vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos. (Lumen Gentium 66)
Las mujeres consuelan a Jesús
En los Evangelios, y en concreto en la Pasión, ¡qué mal quedamos los hombres! ¡Qué horror! De sus apóstoles, los varones más santos de la Iglesia, elegidos por Dios para príncipes y columnas de su Reino, uno le vende, otro le niega y todos le abandonan, porque… eran hombres y tenían miedo. En cambio de las mujeres, la Verónica le enjuga el rostro con los pliegues de su toca, pasando por encima de los soldadotes romanos; las piadosas mujeres le lloran amorosas en la calle de la Amargura; y un grupo numeroso de mujeres, «muchas» dice: (San Mateo 27, 55), le acompañan al pie de la cruz. De los hombres, estaba San Juan, uno solo, para que no se nos cayera la cara de vergüenza. (P. Jesús González-Quevedo, s.j.)
El beato Carlos de Foucauld y el islam
¿Pueden los musulmanes llegar a ser verdaderos franceses? Excepcionalmente, sí; pero de modo general, no… muchos dogmas fundamentales de la religión islámica se oponen a ello. Con algunos quizás se pueda conseguir un acomodamiento; pero con uno, el del mahdí, no hay posibilidad alguna.
Todo musulmán cree que, con la llegada del juicio final, llegará el mahdí que declarará la guerra santa y establecerá el islam sobre toda la tierra, después de haber exterminado o sometido a todos los no musulmanes. Dentro de esta visión, el musulmán considera el islam como su verdadera patria y está convencido de que los pueblos no musulmanes están destinados, antes o después, a ser sometidos por él o por sus descendientes.
Si es gobernado por una nación no musulmana, considera esta situación como una prueba pasajera; su fe le asegura que lo superará y triunfará sobre aquellos que lo están sometiendo. Por esto, los fieles musulmanes pueden preferir una nación a otra, pueden preferir la sumisión a los franceses antes que a los alemanes, porque los primeros son más condescendientes que los segundos; pueden incluso tener afecto hacia este o aquel francés, como uno tiene afecto hacia un amigo extranjero; se pueden batir con gran coraje por Francia, con sentimiento de honor y carácter guerrero, con espíritu de cuerpo y fidelidad de palabra; como los soldados de fortuna de los siglos XVI y XVII.
Pero, en un sentido más general y sin excepciones, mientras sean musulmanes no serán franceses, porque esperarán, con mayor o menor paciencia, el día del mahdí, cuando someterán a Francia… El único modo por el que estas personas pueden convertirse en francesas es que se conviertan en cristianas. (Beato Carlos de Foucauld a René Bazin -29 de julio de 1916)
La indisolubilidad del matrimonio es intrínseca a su propia naturaleza
Si la Iglesia aceptase la teoría de que un matrimonio ha muerto cuando los cónyuges dejan de amarse, entonces con ello aprobaría el divorcio y mantendría la indisolubilidad del matrimonio sólo verbalmente y no de hecho. La opinión de que el Papa podría disolver un matrimonio sacramental consumado, irremediablemente fracasado, debe calificarse como errónea. Un tal matrimonio no puede ser disuelto por nadie. En la celebración nupcial, los esposos se prometen fidelidad hasta la muerte. (Benedicto XVI: «Sobre la pastoral de los divorciados y vueltos a casar», 1998)
La mujer
Edith Stein
Darse amando, llegar a ser completamente propiedad de otro y poseer a este otro es un profundo anhelo del corazón femenino. En él se resume juntamente la actitud hacia lo personal y hacia el todo, que nos parece específicamente femenino. Cuando este don se hace a una persona humana se convierte en una renuncia falsa, en una esclavitud y simultáneamente en una pretensión injustificada que no puede satisfacer a ninguna persona humana. Sólo Dios puede recibir la entrega total de un ser humano y recibirlo de manera que el ser humano no pierda su alma sino que la gane. Y sólo Dios puede darse a una persona de manera que llene todo su ser sin perder nada de sí. Por eso es este don incondicionado el principio de la vida religiosa y al mismo tiempo la única realización posiblemente adecuada de las aspiraciones femeninas.
Pero la vida divina que penetra en el que se da a Dios, el amor dispuesto a servir, el compasivo, el dispensador y estimulante de la vida, responde enteramente a la ética profesional de la mujer como la hemos definido.
Homosexualidad y esperanza
Yo he “curado” a muchos homosexuales, Dr. Tripp. El Dr. Pomeroy o cualquier otro investigador puede examinar mi trabajo que está documentado por diez años de grabaciones en cinta. Muchos de estos pacientes “curados” (prefiero usar la palabra “cambiados”) se han casado, tienen familias y viven una vida feliz. Es un mito destructivo que “una vez homosexual, siempre homosexual”. Esto ha hecho, y hará en el futuro millones de homosexuales convencidos. Y aún más, no solo yo sino muchos otros psiquiatras de prestigio (Los Doctores Samuel B. Hadden, Lionel Ovesey, Charles Socarides, Harold Lief, Irving Bieber, y otros) han reportado sus éxitos terapéuticos de homosexuales tratables. (Asociación Médica Católica – AMCA)
Tendencias totalitarias
Podemos hablar también en nuestros días de un nuevo prometeísmo tecnológico. La ideología de género es usada en ciertos países para perseguir penalmente a sus opositores. Podemos mencionar varios casos en Europa donde han sido perseguidos quienes defienden las enseñanzas de Jesucristo sobre la homosexualidad. Esta decadencia abismal es también el resultado de la desaparición del remanente de los principios cristianos que influyeron en la sociedad, tras el proceso de secularización iniciado en los siglos anteriores. Debemos también estar prontos a denunciar el aumento de tendencias totalitarias de los gobiernos contemporáneos, como se ha visto con la declaración del jefe de la Administración americana, que legitima la invasión de la privacidad de las comunicaciones so pretexto de que ello es necesario para combatir el terrorismo. Como los intentos de ese mismo gobierno de negar la libertad religiosa en la aplicación de la nueva ley de ese país sobre seguros médicos. Esto forma parte de las conocidas tendencias totalitarias del liberalismo. (Ignacio Barreiro Carámbula – Verbo)
