padre canoManuel Martínez Cano, mCR

El cardenal Robert Sarah ha dicho: “Con Dios o nada, me gustaría volver a poner a Dios en el centro de nuestra acción, en el centro de nuestra vida, el único lugar que Él debe ocupar”. Es el primer mandamiento: amarás a Dios sobre todas las cosas. Es el ideal de España: “Nada sin Dios”. De la España tradicional y católica que evangelizó a las Españas (la Hispanidad) Filipinas y luchó en todos los frentes contra los enemigos de la Iglesia de Cristo.

on Dios o nada. Nada sin Dios. También la política. Sobre todo la política. Lo estamos viendo las ideologías políticas modernas están descristianizando las naciones católicas. Su último fin es destruir la Iglesia de Cristo y la sociedad cristiana. Los diocesillos democratistas, creen que con sus leyes antinaturales y anticristianas van a crear una “sociedad nueva”, sin Dios. Sin personas humanas hechas a imagen y semejanza de Dios. Quieren una vida de instintos, pasiones desordenadas y pecados. Los democratistas son los peones del diablo.

El papa Francisco ha dicho que: “La política es responsable de su propio descrédito por la corrupción y por falta de buenas políticas públicas”. Hay una política católica, la que enseña el Magisterio de la Iglesia. El santo, sabio y valiente obispo José Guerra Campos decía tristemente que la Doctrina Social de la Iglesia no se enseñaba a los fieles, no era transmitida, no se predicaba.

Después de las elecciones generales, Monseñor Munilla ha dicho que los resultados electorales muestran “una sociedad enferma”. Sí, una sociedad anestesiada, robotizada, programada… una sociedad analfabeta en doctrina cristiana. Una sociedad de hombres y mujeres, hechos a imagen y semejanza de Dios, que no saben que “toda autoridad viene de Dios”, ni que: “los partidos políticos mayoritarios se han constituido en verdaderas estructuras de pecado” (Monseñor Reig Pla).

Las democracias nacidas de la Revolución francesa son el MAL. Es una superestructura de pecado. Y Dios nos ha dado la vida para hacer el BIEN, mediante su gracia. Es el camino para salvarse, para ser eternamente felices en el Cielo y para que esta vida (de cuatro días) viva con la conciencia tranquila. Gozosos, como decía Monseñor Guerra Campos.

Cristo dijo que el diablo es el padre de la mentira y estas democracias son búnkeres donde la mentira pervierte a los hombres y naciones.

Voltaire, uno de los padrastros de las democracias modernas, decía que la política es el arte de engañar a los pueblos. Y decía a sus secuaces: “Hay que mentir como un diablo, no tímidamente, no solo durante un tiempo, sino descaradamente y siempre”. D’Alember decía que Voltaire era el “Anticristo”. Su consigna era “hay que destruir a la Iglesia católica”. Todos los que mienten contra Cristo y su Iglesia son hijos del diablo.

Pregunto: ¿Se puede colaborar con los hijos del diablo y enemigos de Cristo y de su Iglesia? Ellos quieren “todo sin Dios”. El magisterio de la Iglesia enseña absolutamente lo contrario “¡Nada sin Dios!”