Matrimonios que llevan cuarenta y cincuenta años, viviendo su amor muy intensamente, me dicen que los casados de hoy, que se separan a los cuatro meses o cuatro años, en realidad no se han amado nunca. Lo entiendo.
Dios es amor infinito. Los esposos participan del amor de Dios amándose como Dios manda. Y ese amor humano es para “siempre”. Aquí en la tierra y en el Cielo eternamente.
