jesusJesucristo = Dios y Hombre verdadero

La figura de Jesús de Nazaret sigue subyugando hoy al hombre actual tanto o más que en tiempos pretéritos. Su mensaje perdura a lo largo de los siglos y es tan fresco y actual como cuando se proclamó por vez primera. ¿Qué explicación hay para entender esta insólita actitud?

Una quisiera resaltar: La magnífica y profunda coherencia entre sus palabras y sus obras, entre su enseñanza y su vida. Las palabras mueven, pero sólo los ejemplos arrastran. He aquí la clave donde radica la fuerza irresistible de la persona de Jesús. Cristo aparece ante la gente – la de su tiempo y la actual – como un líder indiscutible, que invita a sus seguidores al logro de metas inalcanzables. Millones de personas de todos los siglos, clase, lugar y condición, han tratado de imitarle en sus radicales actitudes, tan contrarias a la humana condición, como el amor a los enemigos, el devolver bien por mal, el compartir lo propio con los más necesitados, el dar la propia vida por los demás etc.

Si estos ideales se ven realizados en la persona que los propone, su ejemplo se convierte en algo irresistible. Jesús es el paradigma de toda persona constituida en mando y autoridad. No se limitó a decir, enseñar o adoctrinar, sino a vivir hasta las últimas consecuencias: «Vosotros me decís Maestro y Señor y decís bien porque lo soy. Pues bien, si yo os he lavado los pies, (incumbencia de esclavos), vosotros debéis de hacerlo también unos con otros. Ejemplo os he dado… amaos unos a otros como Yo os he amado».

Hoy en nuestro mundo, hay una inflación de eslóganes e incontinencia de palabras huecas, vacías, que dejan insensibles e indiferentes a quienes las leen. No abundan modelos o ejemplos convincentes de conductas que arrastren a los demás con su vida y con sus hechos. Hay una ausencia notable de coherencia, tanto en la vida pública como en la privada. Faltan personas de una sola pieza, a ejemplo de Jesús, que convenzan tanto con sus palabras como con su vida. Los santos son las personas que más se han tomado en serio imitar a Jesús. Por eso siguen siendo modelos válidos para millares de personas en todo el mundo. (Miguel Rivilla Sanmartín)