mojonMontserrat

Pureza de intención

“¡Oh tesoro inagotable de la pureza de la intención que haces perfectas y tan agradables a Dios todas nuestras acciones! Oh Jesús, Tú sabes qué débil soy, por eso quédate siempre conmigo, guía mis acciones, todo mi ser. Tú, mi mejor Maestro. De verdad, oh Jesús, me invade el miedo cuando veo mi miseria, pero a la vez me tranquilizo viendo Tu misericordia insondable que es más grande que mi miseria desde toda una eternidad. Y esta disposición de ánimo me reviste de Tu poder. Oh gozo que se deriva del conocimiento de mí misma. Oh verdad inmutable. Eterna es Tu firmeza.” Santa Faustina Kowalska, Diario de Santa Faustina Kowalska, nº 66.

Bibliografía indígena

“Testimonio parcial de esa actividad son -en el sólo período I Be 1524 a 1572- las 109 obras de bibliografía indígena que se conservan, además de otras muchas perdidas o no impresas: se trata de vocabularios, sermones, catecismos, libros de piedad y de otro tipo. Son valiosísimos aportes culturales de los misioneros, que testimonian su dominio de numerosas lenguas indígenas, sus conocimientos etnológicos e históricos, botánicos y geográficos, biológicos y astronómicos, adquiridos en función de su misión. Testimonio también de que, después del choque inicial de culturas, la evangelización supo asumir e inspirar las culturas indígenas. Los mismos concilios y sínodos locales contienen a veces, junto con sus prescripciones de carácter eclesial, interesantes cláusulas de tipo cultural y de promoción humana.” San Juan Pablo II, Ante el V centenario de la evangelización de América, p. 36.

No podemos decirnos cristianos

“Para abordar rápidamente esta cuestión, apelaré al conocido filósofo italiano Benedetto Croce. Una amiga, la poetisa Maria Curtopassi, le había regalado en 1942 un ejemplar del Nuevo Testamento y Croce le confesó al agradecérselo: «…he proseguido y casi terminado en estos días el Nuevo Testamento… Estoy profundamente convencido y persuadido de que el pensamiento y la civilización moderna son cristianos, una prosecución del impulso dado por Jesús y Pablo. He escrito al respecto una breve nota de carácter histórico, que publicaré en cuanto disponga de tiempo. Lo que se disputa (in contrasto) en esta terrible guerra mundial, ¿es una concepción todavía cristiana de la vida y la [concepción] que podría sobrepasar (risalire) a la edad cristiana e incluso a la pre-helénica y pre-oriental y regresar (riattaccare) a la violencia anterior a la civilización, la violencia bárbara de las hordas?». El escrito se publicó el mismo año de 1942 con el título Perché non possiamo non dirci «cristiani» ,(Porque no podemos no decirnos «cristianos»)” Dalmacio Negro Pavón, Revista Razón Española, julio-agosto 2015, p. 13.

El Estado de corporaciones

“Este es el absurdo de la teoría que pretende que el Estado crea las personas colectivas, y este fue el absurdo de la revolución, absurdo que recientemente habéis proclamado vosotros aquí. Puede decirse que la Iglesia ha pasado por el mundo con su gigantesca y poderosa unidad, que ata las conciencias y une las almas, sembrando Sociedades y Corporaciones, y que el Estado anticristiano ha pasado por el mundo negándolas y destruyéndolas. Nosotros queremos crear el Estado de Corporaciones y de clases organizadas, y vosotros las habéis destruido. Es necesario cercenar, reducir, disminuir el Estado y aumentar las Sociedades y aumentar las Corporaciones, porque el Estado vive de toda la sangre y de todas las atribuciones que ha sustraído al cuerpo social.” Juan Vázquez de Mella, El Verbo de la Tradición, p. 50.

Monarquía legitima

“Hoy se finge gobernar para conservar el poder y se cae en la demagogia cuando no en la cleptocracia. De tal manera que, con una visión de esta naturaleza -y no es sólo la depauperada, la partidocracia, pues es connatural al principio electivo como única variable para la determinación del régimen- la vida política se agota en los procesos electorales, tornándose siempre más discontinua. De tal manera que la virtualidad de la monarquía, ligada al principio de la legitimidad, esto es, al mantenimiento del principio de aquél que tiene derecho, y que no solamente tiene derecho por nacimiento, sino que lo conserva por su comportamiento, es fuente de esa continuidad santa que se denomina tradición. Es esa presencia de la monarquía legítima la que ha permitido la conservación del movimiento popular, intelectual y social que llamamos Carlismo, y la que hubiese sido muy difícil de pensar con una actitud puramente intelectual, desencarnada.” Miguel de Ayuso, Revista Verbo, nº 535-536, mayo-junio-julio 2015, pp. 400 y 401.

La opinión

“La opinión se opone a la ciencia en la que el conocimiento está caracterizado por la certeza y que, para Fernández de la Mora, frente al plebeyismo de la opinión queda circunscrito al ámbito de los especialistas. La opinión es “(…) una expresión imperfecta e irregular de la razón» que, en el orden del conocimiento, no tiene ninguna validez, aunque en el orden práctico Fernández de la Mora les confiere alguna validez en cuanto contenido gnoseológico de urgencia. La opinión sirve para llenar un vacío cognoscitivo que la ciencia no ha colmado y que necesita respuesta con urgencia ante el apremio de la circunstancia. La opinión es una respuesta transitoria al vivir. En este sentido, y de acuerdo con el trabajo “Sobre lo irracional» la opinión sería un caso de irracionalidad subjetiva de tipo teórico. Cuando las opiniones, eminentemente privadas, se colectivizan y extienden su radio de acción a un gran número de sujetos se convierten en ideologías. La colectivización hace que estas opiniones pierdan su carácter flexible y abierto al cambio y se dogmaticen. Así es como actúan precisamente las ideologías que no son más que opiniones acerca del bien común que al ser colectivas quedan como respuestas militarizadas.” Carlos Goñi Apesteguía, Revista Razón Española, septiembre-octubre 2015, pp. 193 y 194.

El liberalismo es pecado

“El Liberalismo es pecado, ya se le considerre en el orden de las doctrinas, ya en el orden de los hechos. En el orden de las doctrinas es pecado grave contra la fe, porque el conjunto de las doctrinas suyas es herejía, aunque no lo sea tal vez en alguna que otra de sus afirmaciones o negaciones aisladas. En el orden de los hechos es pecado contra los diversos Mandamientos de la ley de Dios y de su Iglesia, porque de todos es infracción. Más claro. En el orden de las doctrinas el Liberalismo es la herejía universal y radical, porque las comprende todas: en el orden de los hechos es la infracción radical y universal, porque todas las autoriza y sanciona.” Félix Sarda y Salvany, El Liberalismo es pecado, p. 10.