P. Cano, m.C.R.

Modernismo y democratismo son ateísmos diabólicos. Niegan la existencia de Dios y practican cultos satánicos.

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Muchos políticos no usan la razón, son voluntaristas irracionales. Inventores de “realidades” artificiales a los que someten a todos: liberalismo, socialismo, comunismo, nazismo, democratismo, etc.

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La persecución más diabólica que han sufrido los cristianos de todos los tiempos es la actual. Nuestros enemigos ni nombran a Dios, ni a Cristo… pero crean leyes que cambian las costumbres y tradiciones cristianas en paganas.

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El democratismo afirma que tiene derecho a no existir, a suicidarse. Es un deseo diabólico. El alma es inmortal y los cuerpos de los muertos resucitaran unos para la felicidad eterna, otros para eterno sufrimiento.

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Si el político no es virtuoso, si está esclavizado por sus pasiones desordenadas, por sus pecados; tampoco gobernará bien a un país.

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Los déspotas modernos no necesitan las fuerzas armadas para imponer su “iluminismo ilustrado”. Les basta y les sobra con sus Parlamentos y Senados.

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 El político prudente usa la razón y la voluntad para conseguir el bien común de su patria. El politiquero, sique sus instintos animales para imponer a los demás sus deseos bestiales.