padre canoP. Manuel Martínez Cano, mCR

Da pena constatar la gran ignorancia de la historia de España que hay en la juventud española. No se puede amar lo que no se conoce. Si nuestros jóvenes descubrieran la grandeza de España, cambiaría el rumbo de sus vidas y de la historia de la humanidad. Porque nuestra historia es universal. Nuestros antepasados trabajaban y luchaban para llevar el Evangelio de Cristo hasta el fin del mundo.

La revolución democrática atea y materialista está infiltrándose, infectando las mentes y corazones de los españoles. Pero siempre queda el “resto” que no dobla la rodilla ante los ídolos de Satanás. María Santísima que vino a Zaragoza en carne mortal, alcanzará de Dios las gracias necesarias para que la Buena Nueva que nos legaron Santiago y San Pablo, llegue a todos los confines del mundo. Dios lo quiere. Nuestro Señor Jesucristo se valió de doce hombres sencillos para que la fe católica se difundiera por el imperio romano y llegara “al finis terre”, España.

Nuestra patria es tierra de santos, mártires y héroes. Hombres y mujeres que vencieron sus pasiones desordenadas y puestos en paz sus corazones, combatieron los nobles combates de la fe por la fe de Cristo. Para que Jesús reine en las familias, los municipios, las instituciones… para instaurar en el mundo el Reinado Social de nuestro Señor Jesucristo. Es hora de recoger el testigo y salir al campo de batalla.

Si Cristo no reina en las almas y en las naciones, Satanás esclavizará a las almas y a las naciones. ¡Nada sin Dios! La  “Pilarica”, la Virgen Santísima, nos protege. ¡Adelante!