papaPapa Francisco

Ejemplaridad y fidelidad. El beato Pablo VI recordó a la Curia “su vocación a la ejemplaridad”. Ejemplaridad para evitar los escándalos que hieren las almas y amenazan la credibilidad de nuestro testimonio. Fidelidad a nuestra consagración, a nuestra vocación, recordando siempre las palabras de Cristo: “El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto” (Lc 16, 10) y “quien escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es inevitable que sucedan escándalos, ¡pero ay del hombre por el que viene el escándalo!” (Mt 18, 6-7).

Cardenal Müller

En este escrutar la realidad, como parte del quehacer teológico, incluso en ciertas ocasiones se consideran “signos de los tiempos” toda clase de acontecimientos, modos de pensar y de actuar de los contemporáneos, a partir de los que se reflexiona y decide qué rumbo debe tomar la Iglesia en su acción pastoral. Se dice con cierta facilidad que estos signos constituyen un “hablar” de Dios a su Iglesia. De esta manera la Revelación divina (común, objetiva y universal) queda relativizada; y la Sagrada Escritura se ubica al servicio de estos contenidos para “iluminarlos”. De este modo la “pastoral” puede quedar reducida a un conjunto de intervenciones humanas, tanto en lo individual como en lo colectivo, centradas en asuntos temporales. Y por tanto, se hace patente la ausencia de las dimensiones trascendentes, salvíficas y sobrenaturales en la misión pastoral de la Iglesia. Es necesario volver a insistir que nuestra reflexión teológica y sus consecuencias pastorales deben partir del dato revelado, de aquí la importancia de una enseñanza adecuada de los contenidos del Catecismo de la Iglesia católica, que san Juan Pablo II entregó a la Iglesia señalándolo “…como un instrumento válido y autorizado al servicio de la comunión eclesial y como una norma segura para la enseñanza de la fe” (constitución apostólica Fidei depositum, 4).

Cardenal Julián Herranz Casado

Una persona no se puede enamorar de alguien que no conoce, lo mismo pasa con Cristo. Al fin y al cabo la vida consiste en buscar a Cristo, tratarlo, encontrarlo, enamorarse de Él y dar la vida por Él. Con las leyes sucede lo mismo, para poder estimar algo hay que conocerlo. La formulación del nuevo derecho [canónico] ha cuidado mucho el aspecto doctrinal, de modo que se entiende mejor el contenido y la razón de la ley.

Cardenal Antonio M. Rouco Varela

La Iglesia: nuestras familias, escuelas y parroquias, con el aliento muy especial de los pastores, ha de ayudar a los jóvenes a evitar la ignorancia de una verdad tan decisiva para sus vidas y a paliar la influencia negativa de un ambiente marcado por tantas fuerzas y corrientes desorientadoras.