Padre Martínez m.C.R.

El liberalismo que pretende librar a la humanidad de toda autoridad y hasta de su propia naturaleza, reduce al hombre a cerdito, a instintos y esclavitud.

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Una mujer sensata ha dicho que el vestido manifiesta el interior espiritual de la persona. La mujer católica, debe manifestar exteriormente que es virtuosa y pura.

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El poder político contemporáneo no tiene rostro ni conciencia. Tiene la fuerza bruta de las fieras salvajes y las mentiras fabricadas por el diablo.

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Señores mandamases o mandaderos, no somos mosquitos ni abejas. Somos personas. Pero si se empeñan en tratarnos como animales, les trituramos a picadas.

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Para lograr el bien común deben colaborar el capital, la inteligencia y el trabajo. Ni liberalismo, ni socialismo, ni comunismo. Doctrina Social de la Iglesia.

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Los diocesillos de nuestros tiempos, afirman y reafirman que solo la revolución salva a la humanidad. Todas las revoluciones históricas han esclavizado a los hombres.

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Lo que hoy llaman dialogo es una farsa. Demagogia. Todos quieren imponer su opinión. Y todo acaba como empezó o peor. Más confusión. A muy pocos les interesa buscar la verdad y vivir en la verdad.