Padre Martínez m.C.R.

Jesucristo concedió a la Iglesia el poder de atar y desatar, y de evangelizar a todo el mundo. La Iglesia es libre. El Estado debe colaborar con la Iglesia en la salvación de las almas. Y la Iglesia debe colaborar con el Estado para el bien común.

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Lo que el mundo llama libertad de religión es, en realidad, una forma radical de impiedad, como ha dicho Rosmini. Sólo hay un Dios. Sólo hay una religión verdadera: la cristiana.

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 Monseñor Guerra Campos decía que estar a favor del aborto y en contra de la pena de muerte es una perversión de entendimiento. Y en esas estamos. Cristo dijo a sus contemporáneos: “sois una generación perversa”.

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Democratistas hay, que dicen que la democracia es la verdad histórica evolutiva. Para mí, la democracia es la gran muralla de la mentira.

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Está claro, pero muchos no lo ven: estamos en la tiranía de la irracionalidad. No existe la verdad. El bien es lo que a mí me da la gana.

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Dios es infinitamente misericordioso. Si alguien desprecia su misericordia, desprecia la felicidad eterna. Debemos convertirnos, pedir perdón a Dios, confesar, amar hasta los enemigos…

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Delante de la Catedral de Santiago de Compostela, un santo sacerdote dijo: Para ser buen sacerdote se debe tener las tres C: Cabeza, corazón y coraje.