Escuchad ahora lo que dice Yahveh Dios: “¡Levántate, pleitea con los montes y oigan las colinas tu voz!” Escuchad, montes, el pleito de Yahveh Dios, prestad oído, cimientos de la tierra, pues Yahveh Dios tiene pleito con su pueblo, se querella contra Israel: “Pueblo mío, ¿qué te he hecho? ¿En qué te he molestado? Respóndeme. ¿En qué te hice subir del país de Egipto, y de la casa de servidumbre te rescaté, y mandé delante de ti a Moisés, Aarón y María? – “¿Con qué me presentaré yo a Yahveh Dios, me inclinaré ante el Dios de lo alto? ¿Me presentaré con holocaustos, con becerros añales? ¿Aceptará Yahveh Dios miles de carneros, miríadas de torrentes de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi delito, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?” – “Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh Dios de ti reclama: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios”. (Miqueas 6, 1-4. 6-8)
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Bajo los gritos de insulto y de blasfemia, ante la faz del odio y la venganza. Si hubiésemos olvidado el nombre de nuestro Dios o alzado nuestras manos hacia un dios extranjero, ¿no se habría dado cuenta Dios, él, que del corazón conoce los secretos? Pero por ti se nos mata cada día, como ovejas de matadero se nos trata. (Salmos 44, 17. 21-23)
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El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga. (San Mateo 13, 41-43)
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Sino que esta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel, después de aquellos días – oráculo de Yahveh Dios -: pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. (Jeremías 31, 33)
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Vosotras, ovejas mías, sois el rebaño humano que yo apaciento, y yo soy vuestro Dios, oráculo del Señor Yahveh Dios. (Ezequiel 34, 31)
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De ahí que también por nuestra parte no cesemos de dar gracias a Dios porque, al recibir la Palabra de Dios que os predicamos, la acogisteis, no como palabra de hombre, sino cual es en verdad, como Palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes. (1 Tesalonicenses 2, 13)
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Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra en todos. (1 Corintios 12, 4-6)
Confiar en Dios
Del maestro de coro. De David. En Yahveh Dios me cobijo; ¿cómo decís a mi alma?: “¿Huye, pájaro, a tu monte?” “He aquí que los impíos tensan su arco, ajustan a la cuerda su saeta, para tirar en la sombra a los de recto corazón. Si están en ruinas los cimientos, ¿qué puede hacer el justo?” Yahveh Dios en su Templo santo, Yahveh Dios, su trono está en los cielos; ven sus ojos el mundo, sus párpados exploran a los hijos de Adán. Yahveh Dios explora al justo y al impío; su alma odia a quien ama la violencia. ¡Llueva sobre los impíos brasas y azufre, y un viento abrasador por porción de su copa! Que es justo Yahveh Dios y lo justo ama, los rectos contemplarán su rostro. (Salmos 11, 1-7)
