Montserrat
Bien Supremo
“Oh Bien Supremo, deseo amarte como hasta ahora nadie Te ha amado en la tierra. Deseo adorarte con cada momento de mi vida y unir estrechamente mi voluntad a Tu santa voluntad. Mi vida no es monótona ni gris, sino variada como un jardín de flores perfumadas, donde no sé qué flor recoger primero: el lirio del sufrimiento o la rosa del amor del prójimo o la violeta de la humildad. No voy a enumerar estos tesoros que cada día tengo en abundancia. Es una gran cosa saber aprovechar el momento presente.” Santa Faustina Kowalska, Diario de Santa Faustina Kowalska, nº 296.
Concepto extraño de Patria
“Porque vosotros tenéis un concepto muy extraño de la Nación y de la Patria, que encerráis en los límites mezquinos del presente. La nación es semejante al organismo humano, que está regido por la ley de renovación constante con que desaparecen de nuestro cuerpo todas las moléculas que le constituyen, pero permaneciendo el alma espiritual revelada por la perpetuidad del recuerdo y la unidad de la conciencia; y por eso, en las generaciones que se van sucediendo sobre el suelo nacional hay también un alma, una actividad vital y, en cierta manera, informante pero no subsistente como la de los individuos, sino resultante de las creencias, sentimientos, aspiraciones, intereses, recuerdos y esperanzas que forman aquel caudal que la tradición va transmitiendo de una a otra generación, como si fuese un arca y estuviese encerrada allí la esencia viva de la Patria. Ella forma la solidaridad entre las generaciones, que parecen las ondas de un inmenso río, que un día refleja los cielos estrellados y serenos y otro día las tempestades sombrías; que un día reproduce la grandeza de Covadonga, y otro la desgracia de Guadalete; un día la sombra de Alarcos, y otro el esplendor de las Navas, la gloria de Lepanto o la desventura sublime de Trafalgar; pero que siempre va discurriendo por el cauce de la Historia, señalado en la marcha de los siglos por la tradición de un pueblo.” Juan Vázquez de Mella, El Verbo de la Tradición, pp. 58 y 59.
Intereses económicos lícitos
“Digamos ante todo que no hay razón para ocultar los propósitos económicos de la conquista española. No sólo porque existieron sino porque fueron lícitos. El fin de la ganancia en una empresa en la que se ha invertido y arriesgado y trabajado incansablemente, no está reñido con la moral cristiana ni con el orden natural de las operaciones. Lo malo es, justamente, cuando apartadas del sentido cristiano, las personas y las naciones anteponen las razones financieras a cualquier otra, las exacerban en desmedro de los bienes honestos y proceden con métodos viles para obtener riquezas materiales. Pero éstas son, nada menos, las enseñanzas y las prevenciones continuas de la Iglesia Católica en España. Por eso se repudiaban y se amonestaban las prácticas agiotistas y usureras, el préstamo a interés, la «cría del dinero», las ganancias malhabidas. Por eso, se instaba a compensaciones y reparaciones postreras -que tuvieron lugar en infinidad de casos-; y por eso, sobre todo, se discriminaban las actividades bursátiles y financieras como sospechosas de anticatolicismo.” Antonio Caponetto, www.statveritas, Revista Empenta, nº 99 (2º Trim 2015), p. 25.
El Estado Minotauro
“Conviene no olvidar que la promesa de bienestar de este Estado Minotauro se paga con un recorte discreto pero siempre creciente de libertades individuales (En España: disminución de la libertad educativa al amparo del concierto estatal cada vez más exigente e impositivo; numerosas imposiciones estatales a las profesiones liberales; restricciones a la propiedad y a la iniciativa empresarial a través de una fiscalidad siempre en aumento; limitaciones a la libertad de expresión al albur de lo políticamente correcto y de normas administrativas que las respaldan). En definitiva, un Estado que tiende a sustituir las élites políticas y sociales por minorías técnicas y burocráticas al servicio del Estado que desnaturaliza no sólo la esencia del sistema democrático sino que ataca al individuo, despojándole de su autonomía y algo mucho más grave, de su conciencia, siempre, con la excusa del bienestar general.” César Utrera-Molina Gómez, Revista Razón Española, nº 193, septiembre-octubre 2015, p. 243.
Moderna oligarquía
“La tapadera que protege ahora a nuestra moderna oligarquía occidental es hasta la fecha la más eficaz, seductora y fraudulenta de todas estas historietas, aunque su auténtica fortaleza revela también el talón de Aquiles del opresor contemporáneo: el hecho de que sea una banda compuesta por dos facciones distintas, potencialmente una «casa dividida contra sí misma». Por un lado, es una oligarquía construida sobre el deseo de hacer del mundo un lugar seguro para la riqueza material en general y las inversiones financieras en particular, quedando la vida de la mente y del espíritu reducida a la impotencia social e individual. Por otro lado, es una oligarquía en la cual los pensadores y oradores que han aportado una justificación para la. victoria del dinero y las finanzas constituyen un poder diferenciado con su propio derecho (una «oligarquía de la palabra» cuyos miembros juegan un papel principal en las instituciones tanto públicas como privadas y en sus burocracias), precisamente mediante el cultivo de ese mundo de ideas que desprecian sus aliados plutócratas.” John RAo, Revista Verbo, nº 535-536, mayo-junio-julio 2015, pp. 450 y 451.
Esclarecidos sofistas
“No echaron de ver estos esclarecidos sofistas, que si la razón individual venía obligada a someterse a la ley de Dios, no podía· declararse exenta de ella la razón pública o social sin caer en un dualismo extravagante, que somete al hombre a la ley de dos criterios opuestos Y de dos opuestas conciencias. Así que la distinción del hombre en particular y en ciudadano, obligándole a ser cristiano en el primer concepto, y permitiéndole ser ateo en el segundo, cayó inmediatamente por el suelo bajo la contundente maza de la lógica íntegramente católica. El Syllabus, del cual hablaremos luego, acabó de hundirla sin remisión. Queda todavía de esta brillante, pero funestísima escuela, alguno que otro discípulo rezagado, que ya no se atreve a sustentar paladinamente la teoría católico-liberal, de la que fue en otros tiempos fervoroso panegirista, pero a la que sigue obedeciendo aún en la práctica; tal vez sin darse cuenta a sí propio de que se propone pescar con redes que, por viejas y conocidas, el diablo ha mandado ya recoger.” Félix Sarda y Salvany, El Liberalismo es pecado, pp. 16 y 17.
Izquierda virginal
“En la misma línea, la izquierda española lleva cuarenta años obsesionada con la eliminación de cualquier recuerdo del régimen político surgido de su fracaso en la Segunda República y su derrota en la Guerra Civil. La actual iniciativa de cambiar los callejeros de varias ciudades es sólo una más, lógica consecuencia de la bochornosa Ley de Memoria Histórica zapateril. Pero el objetivo perseguido tiene bastante más enjundia que el cambio de los nombres de las calles: la construcción de un nuevo relato histórico en el que la derecha quede eternamente condenada por su maldad y la izquierda se aparezca, virginal, como la eterna portadora del bien, la verdad y la belleza.” Jesús Laínz, Revista Razón Española, nº 194, noviembre-diciembre 2015, p. 358.