En el avión de regreso de Cracovia, el Papa Francisco, ha declarado a los periodistas que Benedicto XVI le ha dicho: “Santidad esta es la época del pecado contra Dios creador”.
Así es. Por eso, cada hijo de vecino o eclesiástico, se ha creado su propio dios, un ídolo, a quien adorar. Multitud de ídolos: protestantismo, liberalismo, comunismo, socialismo, democratismo, masonismo, americanismo, modernismo, progresismo, laicismo, secularismo, indigenismo, dialogismo, pacifismo, multiculterismo, ecologismo, pansexualismo, buenismo, ideología de género… Pueden seguir añadiendo.
Jesucristo es el único Dios verdadero.
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Combatamos los nobles combates de la fe contra los espíritus malignos que inspiran partidos políticos ateos, ideologías de género y aberraciones.
Esas estructuras de pecado, arrastran muchas almas hacia las puertas del infierno. Combatamos heroicamente para salvarlas. María Santísima está al frente de este sobrenatural ejército.
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Me ha dicho un alumno de bachillerato que su profesor de religión les ha enseñado que en nuestros tiempos, tenemos que defender los derechos humanos.
Los mandamientos de la Ley de Dios son muy antiguos y ya no obligan.
Debemos defender el derecho al aborto provocado, la eutanasia, el divorcio… Pedagogía satánica.
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San Pedro dijo a los sacerdotes y políticos que le prohibían decir la verdad: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.
Católicos que os ganáis muy ricamente la vida, haciendo de políticos: ¡Hay que obedecer a Dios antes que al partido! Si, el Cielo existe, el infierno también.
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Nuestra naturaleza caída está muy dañada. “Corrompida” dice el Kempis.
La voluntad debería seguir lo que le dice la sana razón. Por desgracia, muchas veces, la razón confirma la obcecación de la voluntad. Y acepta que el crimen abominable del aborto es un derecho humano.
