
La iglesia fue construida entre los años 1611 y 1613 en el estilo renacentista y barroco temprano. Fue dedicada a la Santísima Trinidad y usada por luteranos de habla alemana. Después de la Batalla de la Montaña Blanca en la cual el lado católico e imperial resultó victorioso en las tierras checas, el Emperador Fernando II le otorgó a la Orden de los Carmelitas Descalzos posesión de la iglesia y fue posteriormente consagrada a Nuestra Señora de la Victoria y un monasterio grande de los Carmelitas Descalzos fue construido en la parte sur de la iglesia.
La estatua del Niño Jesús de Praga fue puesta permanentemente en la iglesia en el año 1641. En el siglo XVIII la apariencia de la iglesia seguía un concepto planeado y uniforme, decorada con obras de los mejores artistas disponibles.
Por decreto del Emperador José II el monasterio fue disuelto en el año 1784. Los Carmelitas fueron forzados a desalojar la iglesia, y en su lugar, la parroquia de la Iglesia de Nuestra Señora Bajo Cadenas fue trasladada aquí.
Por deseo del Arzobispo de Praga, Miroslav Vlk, los Carmelitas Descalzos regresaron a esta iglesia después de 200 años de ausencia el 2 de julio de 1993. Desde ese entonces este lugar de peregrinación ha vuelto a revivir.
Niño Jesús de Praga
La estatua del Niño Jesús de Praga – Jesús representado como niño – proviene de España. Fue hecha allí en la segunda mitad del siglo XVI o más temprano. Es hecha de madera, cubierta con tela y cera, y mide 47 cm de largo. El Niño Jesús fue traído de España por la Duquesa María Manríquez de Lara quien había contraído matrimonio con Vratislav de Pernstein en 1556. Después le regaló la estatua a su hija Polyxena de Lobkovitz como un regalo nupcial. Tras la muerte de su esposo ella donó la estatua al monasterio de los Carmelitas Descalzos en la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria en 1628. El Papa Benedicto XVI visitó esta iglesia en 2009. En su discurso declaró que el Niño Jesús de Praga demuestra la cercanía y misericordia de Dios por medio de la ternura de su niño. El Papa oró por aquellos niños que son víctimas de violencia y diferentes formas de abuso y también rezó por las familias rotas. Le trajo al Niño Jesús una corona como regalo.
Oración
Oh Niño Jesús, a ti recurro y te pido que, por la intercesión de tu Madre Santísima, quieras asistirme en esta necesidad (se expone), porque creo firmemente que tu Divinidad la puede socorrer. Espero con toda confianza obtener tu santa gracia. Te quiero con todo mi corazón y con todas las fuerzas de mi alma. Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados y te suplico, buen Jesús, que me des la fuerza para triunfar. Me propongo no ofenderte más y me ofrezco a ti dispuesto a sufrirlo todo antes de darte el menor disgusto. De a hora en adelante quiero servirte fielmente, y por amor tuyo, oh divino Jesús, quiero amar a mi prójimo como a mí mismo. Niño omnipotente, Señor Jesús, de nuevo te suplico: asísteme en esta situación (decirla), concédeme la gracia de poseerte eternamente con María y José, y de adorarte con los santos Ángeles en la corte del Cielo.
Padre Cirilo, OCD
Acto de vestir
El acto de vestir la estatua del Niño Jesús es una costumbre antigua y una de las manifestaciones de veneración. La mayoría de las vestiduras han sido regalos de agradecimiento. Una de ellas fue personalmente bordada y regalada por la Emperatriz María Teresa. Estas y otras vestiduras se encuentran en la exposición del museo de la iglesia. La corona y el orbe imperial muestran la divinidad de Jesús y su dignidad real. El color de las vestiduras se elige de acuerdo al tiempo litúrgico. Durante el tiempo de Navidad, para recordar la naturaleza sacrificial de Jesús para con nosotros ( «se anonadó a sí mismo … y presentándose con aspecto humano» Filipenses 2, 7), podemos apreciar al Niño Jesús sin ninguna vestidura, en su simplicidad original y belleza.
Altar del Niño Jesús de Praga
El altar en donde está situado el Niño Jesús de Praga es una imagen genial teológica que simboliza que Jesús es Dios y hombre a la vez. El altar tiene dos ejes que se cruzan. El eje vertical muestra la Trinidad «celestial «: Dios Padre, el Espíritu Santo sobre Él representado como una paloma, y abajo Jesús, el Hijo de Dios. Cruzando el eje vertical está el eje horizontal, mostrando la trinidad «terrenal»: la estatua de Nuestra Señora la madre de Jesús a la izquierda, la estatua de San José a la derecha, y en medio entre ellos está Jesús, esta vez como un humano, como un niño. El altar entero se puede interpretar como una invitación para dejar que el «eje vertical de Dios» cruce nuestro «eje horizontal terrenal».