
Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 207, junio de 1996
¿Qué es la devoción al Sagrado Corazón? “¿En qué consiste?
La respuesta es bien sencilla. Es la devoción a la infinita misericordia de Dios. Dios que es Caridad infinita, infinito Amor misericordioso. Dios al hacerse Hombre hizo sensible en su corazón de hombre ese amor infinitamente misericordioso. Nuestra santa religión consiste en corresponder al amor de Dios, devolviendo amor por amor.
Cuando comenzó a enfriarse la caridad en la Europa cristiana con el humanismo, el racionalismo y la impiedad en el pensamiento y en la vida social, se manifestó el Sagrado Corazón a Santa Margarita María. Quería el Señor restaurar por medio de la devoción a su Corazón divino, la primitiva caridad de las almas y en toda la Sociedad.
A medida que la irreligiosidad avanzaba en el siglo XIX, fue creciendo también el número de los que vivían la devoción al Sagrado Corazón y ponían en él todas sus esperanzas, para la recristianización de las naciones dominadas por el laicismo. Fueron muchos los santos y misioneros los que extendieron en el pueblo cristiano esta devoción. Se hicieron nuevas fundaciones de institutos religiosos bajo la advocación al Sagrado Corazón y no dejaron los Papas de animar a la práctica de la devoción.
El siglo XX está mareado, no sólo por la impiedad, sino por la acción militante contra Dios. De tal forma y agresividad, que las sociedades modernas han apostatado en su conjunto de la Ley de Dios. Pero también es el siglo del incremento en todo el mundo de la devoción al Sagrado Corazón. Consagración a El, de las naciones, de las familias, de las instituciones cívicas y religiosas. Erección de monumentos grandiosos con imágenes hermosísimas al Sagrado Corazón. Nuevos templos en su honor, y nuevas fundaciones religiosas que tienen al Sagrado Corazón como centro de toda su espiritualidad. En las cruzadas modernas de Méjico y España brilló de manera esplendente en los guerreros de la Santa Causa, la entrega al Sagrado Corazón y la esperanza un el triunfo de su realeza. Pero sobre todo los Sumos Pontífices en encíclicas i; de su magisterio universal, han enseñado que la devoción al Sagrado Corazón ella devoción que ha de salvar al mundo sumergido en la iniquidad.
El Sagrado Corazón ha seguido manifestándose con gracias carismáticas, como nunca hasta nuestro tiempo, a almas escogidas, para que fueran nuevos apóstoles de su Sagrado Corazón. ¿A cuántas personas, no ha hecho un bien extraordinario la lectura de las comunicaciones del Sagrado Corazón a sor Josefa Menéndez? Es sólo un ejemplo. El Papa acaba de canonizar a sor Faustina Kowalska a la que el Sagrado Corazón manifestó una ver más los tesoros de su misericordia infinita y le anunció que vendría pronto sobre la Iglesia una lluvia de misericordia sobre todos los hombres, como un nuevo Pentecostés, como nunca había acontecido en la historia. La devoción a la Misericordia de Dios y la fiesta admitida por la Iglesia de su celebración nos ponen bien de manifiesto que la devoción al Sagrado Corazón es la que señala la hora espiritual para nuestro tiempo. En nuestros días, los Papas Pío XI, Pío XII, Pablo VI y Juan Pablo II han escrito documentos decisivos en esta devoción. La Iglesia vuelve la mirada al Sagrado Corazón, segura de que de Él vendrá el triunfo prometido sobre todos los enemigos de su Amor misericordioso, el materialismo, la apostasía, la rebelión.
Decidámonos a vivir la consagración al Sagrado Corazón. Obrar en todo por amor a ÉL Reparar con nuestras vidas las ofensas del mundo que su misericordia vencerá la maldad. Que venza ya en nuestro corazón.