teresa_de_calcutaObra Cultural

Madre Teresa de Calcuta -Inés Gonxha Bojaxhin-, es famosa en todo el mundo por haber recibido las máximas condecoraciones por su obra social. La BBC de Londres y la televisión inglesa, así como las de otras naciones, se han referido varias veces a ella.

Nació en Yugoslavia, en 1910. Desde niña sintió la vocación religiosa. Estudió para maestra y fue destinada a la enseñanza en Calcuta. En aquella ciudad, variopinta y bulliciosa, confluyen todos los caminos del Pakistán Oriental y de la India. La división de clases es escandalosa. Y allí Teresa de Calcuta siente un clarinazo interior incallable. Pide salir de su Congregación religiosa para fundar otra. Su ideal se cifra en esta petición:

«Vivir sola fuera del claustro con Dios como único protector y guía en medio de los más pobres de Calcuta». Vestida con un sari y con una pequeña cruz por insignia, se adentra en los barrios más miserables. Allí limpia, lava, sonríe, cura, da de comer, abre escuelas, cuida enfermos, asiste a moribundos. Y escribe: «Tengo la impresión de ser un náufrago en un océano de dolor y desesperación… El Señor me quiere religiosa libre, vestida de la pobreza de Cristo. Pero hoy he recibido una buena lección. Sería necesario un techo para abrigar a los más abandonados, para encontrarlo he andado hasta no poder más… Entonces he comprendido mejor hasta qué punto de mi  seria sufren los verdaderos pobres, siempre en busca de un poco de comida, de medicinas, de todo. Y el recuerdo de la comodidad de que gozaba en el convento de Loreto me ha tentado. Oh Dios mío, en virtud de mi libre elección y por sólo tu amor, quiero permanecer aquí y hacer lo que tu voluntad exija de mí»,

El heroísmo de la Madre Teresa no le priva de titubeos y vacilaciones. Siente en su interior: «¿Estás completamente segura de que Dios te pide esto? … ¿Hay obligación de hacer tanto?», Pero ella se impone y contesta: «No, no volveré atrás. Mi comunidad son los pobres. Aquellos a los que nadie se acerca, porque son contagiosos y están sucios; los que no pueden pedir, porque no tienen ni ropa para cubrirse; los que no comen, los que no tienen ya ni fuerza para ello; aquellos que ya no lloran, porque ya no tienen lágrimas; ¡los intocables! El Señor me ha querido donde estoy, Él me dará la solución».

Una nueva Congregación religiosa.

Y así surgió la Congregación de las «hermanas misioneras de la caridad». Pronto antiguas alumnas de Madre Teresa se le juntan. Y la aprobación de Roma a la nueva Congregación sucede rápidamente. Fundaron escuelas, pero la audacia de Madre Teresa se flechó en otras direcciones. Dos grandes salas del templo de Kallighat, dedicado a la diosa Kali, le fueron facilitadas. Todo el recelo contra las religiosas cristianas fue vencido ante el cuidado que prestaron a uno de los pobres sacerdotes de Kali, enfermo.

Otra iniciativa genial fue la inauguración del «Hogar para moribundos». Los casos más espeluznantes de hambrientos, de ancianos abandonados en la cuneta, de piltrafas humanas en que sólo levemente palpita la vida, son atendidos con cariño inigualable. Uno de estos moribundos exclamaba: «Toda mi vida he vivido como una bestia y ahora muero como un ser humano». Un gran movimiento de ambulancias entrega enfermos y moribundos al hospital. Las hermanas lavan aquellos cuerpos confundidos con la mugre y la suciedad. Y nacen también el «Hogar para niños», casas de maternidad, orfelinatos. En las escuelas de Madre Teresa se educan más de 4.000 niños sólo en Calcuta. También las escuelas de adultos, con toda una gama profesional de oficios para hombres y mujeres.

Los leprosos

Madre Teresa ha fundado ocho leproserías. En las clínicas y dispensarios han sido visitados más de 50.000 leprosos de los 3.000.000 que hay en la India. Madre Teresa imaginó la creación de una ciudad para 400 familias de leprosos. El primer donativo para esta empresa en favor de los leprosos, fue dado por Pablo VI en su visita a Bombay. La lepra en la India es un estigma. El leproso tiene que ocultarse, pero Madre Teresa busca a los leprosos ocultos y los cura y, sobre todo, les ofrece su ayuda. Y este ejemplo arrastra. Hoy ya son muchos los que ayudan a Madre Teresa. Nos lo cuenta ella así: «En la actualidad se opera un gran cambio. Los ricos vienen a lavar a los intocables y les dan de comer. Hacen mucha labor. Nosotros, como cristianos, no les habíamos dado esta oportunidad. Pensábamos que la caridad no era sino para los cristianos».

La fuerza que empuja tanta caridad

Todo esto se sostiene en la vida entregada de las religiosas de Madre Teresa. Se levantan a las 5 de la mañana y trabajan hasta las 9 de la noche, sólo con los tiempos indispensables para sus actos religiosos y propio sustento. La oración es el misterioso secreto de tanta fortaleza en favor de los pobres. Y también de la felicidad de estas mujeres, realmente impresionante. Madre Teresa exige que sus seguidoras sean alegres. Dice: «Es con alegría como hay que tocar a Cristo bajo esa capa de miseria, pues la alegría es amor… La alegría es una oración; la alegría es la fuerza; la alegría es una red de amor en la que fácilmente se recogen almas. Un corazón alegre es un corazón ardiendo en amor. Una simple sonrisa, una pequeña visita, el mero hecho de encender fuego, escribir una carta a un ciego, leer algo a alguien; es nuestro amor a Dios en acción».

Una proyección inaudita

En torno de las Hermanas Misioneras de la Caridad, han surgido obras paralelas. Un grupo de muchachos nueve exactamente se agruparon para constituirse en Hermanos Misioneros de la Caridad. Actualmente son más de 180, Y uno de ellos es sacerdote. Y los «Amigos de Madre Teresa» están constituidos en varias naciones, también en España, formando parte de la Asociación Internacional de Colaboradores de Madre Teresa. Los enfermos no faltan tampoco y muchos de ellos ofrecen sus sufrimientos y dolores para que el Señor bendiga el apostolado de Madre Teresa y sus religiosas.

Premio de la Paz Juan XXIII

En 6 de enero de 1971, Pablo VI entregó a Madre Teresa el Premio de la Paz Juan XXIII, galardonado con 15 millones de liras. El 29 de mayo de 1976, Madre Teresa apareció en Madrid y habló a través de Televisión Española. También concedió una rueda de prensa. Al pedírsele datos sobre su obra, manifestó que actualmente hay 1.200 religiosas de diferentes naciones, 180 hermanos y 80.000 colaboradores. En la India han recogido a más de 33.000 personas, que agonizaban en las calles. De ésas, 15.000 han muerto, «pero han muerto muy bien». En España colaboran 140 personas y hay 30 comunidades contemplativas que rezan por los fines de esta obra. Madre Teresa es una cristiana ejemplar. Cuando alguien le preguntó si debieran abandonarse y cerrarse los colegios para hijos de familias ricas, ella contestó que todos han de ser atendidos y que si esos colegios se cerraran, ella procuraría que alguien ella misma los volviera a abrir.

Madre Teresa es una religiosa de verdad. Tiene un gran aprecio del hábito religioso, que no le estorba para su gran aventura. En la India es considerada como una heroína nacional. Y por todas partes ella pregona: «Urge ayudar a nuestros hermanos más necesitados».

Una lección para nosotros

Madre Teresa afirma: «No me gusta demasiado hacer las obras en grande. Lo que nos importa a todas nosotras es la persona. Para amar a una persona es menester estar cerca de ella. Si buscamos sólo el número, nos perderemos en la cantidad y no podremos jamás mostrar respeto y amor a la persona en particular. Creo en la relación de persona a persona. Cada persona es para mí Cristo, y como Él es único, cada persona es para mí única en el mundo». Y esto no solamente se puede practicar en la India. En nuestro barrio, escalera, calle, pueblo, ciudad, hay casos conocidos o marginados, que merecen nuestra caridad. Gastamos mucho en gasolina, confort, frivolidades. Junto a nosotros hay personas que sufren y nos olvidamos de ellas. Tiene razón Madre Teresa: «De todos los móviles que unen a los hombres entre sí: la exaltación, la avidez, la curiosidad, la bajeza, el odio, solamente la adoración a Dios les constituye en familia; en ella terminan las diferencias de clase, de raza, de fortuna, de talento. Todos juntos se postran ante el Padre del cielo y su Hijo encarnado; confiesan sus faltas, y se llenan de esperanza y encuentran en la espléndida perspectiva que se les abre desde la eternidad, su morada para siempre, la energía para vivir una nueva jornada en esta vida efímera y mortal».

¿No será que no nos damos cuenta de las necesidades de los otros -Cristo, en realidad-, precisamente porque nuestro cristianismo es muy superficial? ¿No podemos ayudar a Madre Teresa o a las obras de misericordia espirituales y materiales que están muy cerca de nosotros?

«MAS QUISIERA ESTAR SIN PELLEJO, QUE SIN DEVOCIÓN A MARÍA», era frase usual de San Juan de Ávila. ¿Por qué? Porque María es la Puerta del Cielo. Asegurarás tu salvación rezando cada mañana y cada noche las TRES AVEMARÍAS. Ella no te olvidará y te conseguirá el amor a Dios que necesitas. No las dejes jamás.