Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 229, junio de 1998
Recientemente, entre los escombros de una casa de Varsovia que formaba parte de la zona habitada por judíos, se encontró una botella cerrada con un texto impresionante de afirmación de la fe. Un hombre judío, de 43 años, Yissek Rackover, hundido en el horror de la guerra que destruyó media ciudad da Varsovia, escribe así: “A pesar de todas mis dudas, yo muero con una fe inquebrantable en Ti… Éstas son las últimas palabras que te dirijo a Ti, Señor, antes de caer en la lucha. Bendito seas por toda la eternidad, Tú, Señor, que pronto manifestarás tu rostro al mundo entero.” Sigue leyendo



