via-crucisI Estación


via-crucisJesús es condenado a muerte

Mirando a Jesús.- Jesús es inocente y lo testifica el mismo juez Pilato. Ha hecho bien a todos, ha enseñado su santa doctrina, ha dado ejemplo de todas las virtudes. ha hecho muchos y grandes milagros. Y sin embargo es condenado a muerte y muerte de Cruz.

Mirando a su Madre.- ¡Qué dolor sentiría en su Corazón María al oír los gritos del populacho, al saber que Jesús ha sido condenado a muerte por Pilato!

Mirando a sus enemigos.- Una alegria satánica recibió el pueblo judío al oír la injusta sentencia. También hoy Jesús tiene enemigos que le condenan y persiguen.

Mirando a ti mismo.- ¿Has hecho alguna vez traición a tu conciencia? ¿Sigues a Jesús?

Sé devoto de la Pasión de Jesús. Sé devoto de los Dolores de María

 

via-crucisII Estación

Jesús acepta la pesada cruz

Mirando a Jesús.- Los judíos le presentan la Cruz. Jesús se abraza con ella y en ella quiere redimir al mundo. ¡Cuánto la había deseado! ¡Con qué amor la acepta!

Mirando a su Madre.- María, al saber la inicua sentencia de Pilato, sale de su casa y se dirige al Calvario para ver a su Hijo.

Mirando a sus enemigos.- Estos obligan a Jesús a llevar Él mismo el instrumento del suplicio, con lo cual aumentaban su afrenta y su tormento. También hoy los enemigos de la Iglesia procuran vilipendiarla y esclavizarla.

Mirando a ti mismo.- ¿Has calumniado o hablado mal de la Iglesia o de sus Ministros? ¿Cargas sobre ella las necedades e injusticias de los impíos?

Por amor a Jesús, defiende a la Iglesia de los ataques de todos sus enemigos.

 

via-crucisIII Estación

Jesús cae la primera vez

Mirando a Jesús.- Rendido por el cansancio y por los malos tratos sufridos en la noche, cae Jesús bajo el peso de la Cruz. Su cuerpo está extenuado, débil y desangrado por los azotes y coronación de espinas.

Mirando a su Madre.- María, cuando está para llegar a Jesús, le ve caer en tierra y acelera su paso para encontrarle.

Mirando a sus enemigos.- Los soldados y judíos, con golpes e insultos y tirando fuertemente de la cuerda con que Jesús iba atado, le obligan a levantarse. ¡Qué crueldad tan inhumana!

Mirando a ti mismo.- ¿Cuántos pecados en tu infancia y en tu adolescencia? Ni tú mismo lo sabes. Llóralos con vivo dolor.

En todas tus tribulaciones y trabajos acuérdate de la Pasión de Jesús.

 

via-crucisIV Estación

Jesús encuentra a su Santísima Madre

Mirando a Jesús.- Acaba de pasar Jesús una de las puertas de Jerusalén y ve a su Madre que se acerca a Él. Esta vista aumenta la inmensidad de su dolor. Está sudoroso, jadeante, rendido.

Mirando a la Madre.- Al contemplar a su Hijo en tan lamentable estado, siente crecer su angustia, y su Corazón se parte de pena. Al mirarse Madre e Hijo, aumenta más el dolor de ambos, porque aumenta más su amor.

Mirando a sus enemigos.- No tienen compasión de una Madre triste y afligida, como no la tienen del Hijo tan cruelmente ultrajado.

Mirando a ti mismo.- ¿Sientes compasión de tal Hijo y de tal Madre? ¿Por qué aumentas sus dolores con tu vida mundana?

Ten compasión de tu celestial Madre la Virgen María e invócala con fervor .

via-crucisV Estación

El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la Cruz

Mirando a Jesús.- Está tan rendido, que los judíos temen no va a llegar al Calvario. Al efecto obligan al Cireneo a que le ayude a llevar la Cruz.

Mirando a su Madre.- ¡Con qué gusto María hubiera cargado en sus hombros la pesada Cruz para aliviar a su Hijo! No le fue permitido y esto aumentó más su dolor.

Mirando a sus enemigos.- Las fuerzas de Jesús se van agotando; y temiendo los judíos no tener el diabólico placer de verle crucificado, disponen que sea ayudado sólo para prolongar su sufrimiento.

Mirando a ti mismo.- ¿Llevas con resignación las penas de esta vida? Pide a Jesús que te ayude con su gracia.

El pensamiento de la Pasión de Jesús animará y confortará tu corazón.

 

via-crucisVI Estación

La Verónica enjuga el rostro de Jesús

Mirando a Jesús.- Su rostro estaba cubierto de sudor, de polvo y de sangre, e inspiraba compasión y lástima a cuantos lo contemplaban. La Verónica acercó se al Redentor, poniendo en su cara un blanco lienzo, en el cual dejó Jesús estampada su divina imagen.

Mirando a su Madre.- Si la Verónica sintió tal compasión, al ver tan afeado el rostro de Jesús, ¿qué sentiría el Corazón de María?

Mirando a sus enemigos.- Sólo éstos permanecían con el corazón duro; y seguramente que contra la voluntad de ellos realizaría la Verónica aquel acto de caridad.

Mirando a ti mismo.- Jesús dejó estampado su rostro en el lienzo. Quiso significar que debes acordarte de cuanto hizo por ti.

Jesús, la misma inocencia, no padeció por sus pecados, sino por los nuestros.

 

via-crucisVII Estación

Jesús cae segunda vez en tierra

Mirando a Jesús.- Las fuerzas iban debilitándose y cayó por segunda vez. A esta caída sucedieron nuevos insultos y nuevos golpes. Aquellos verdugos ensañaron más contra Jesús toda su crueldad.

Mirando a su Madre.- Esta segunda caída renovó el dolor de su Corazón; y más, al ver que no podía prestar a su divino Hijo ningún auxilio.

Mirando a sus enemigos.- Ni el menor resto de humanidad conservaban en sus corazones, complaciéndose cruelmente en las humillaciones y tormentos de la divina Víctima.

Mirando a ti mismo.- ¿No has caído más de una vez en pecado? Así paga Jesús tus repetidas caídas. ¿Y querrás volver a pecar?

¿Cuántas veces has caído tú en pecado? Llora los cometidos en tu juventud.

 

via-crucisVIII Estación

Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén que lloraban

Mirando a Jesús.- Jesús se conmueve ante las lágrimas de algunas piadosas mujeres y les dice dulcemente: No lloréis por Mí, sino llorad por vosotras y por vuestros hijos.

Mirando a su Madre.- Si lloraban las mujeres, ¡cuánto más lloraría su pobre Madre!

Mirando a sus enemigos.- Ellos se reían, se burlaban lo mismo de los tormentos de Jesús como de las lágrimas de los que lloraban.

Mirando a ti mismo.- Lágrimas de contrición quiere de ti Jesús; lágrimas que antes suban del corazón que bajen de los ojos. Quizá lloras por haber perdido un objeto o a una persona amada, y no lloras el haber perdido a Dios.

Si Jesús padece tanto por nuestros pecados, ¿qué espera al pecador obstinado?

 

via-crucisIX Estación

Jesús cae por tercera vez en tierra

Mirando a Jesús.- A pocos pasos del lugar donde ha de ser crucificado, Jesús cae desfallecido. No puede más. El camino no ha sido muy largo, pero si muy fatigoso.

Mirando a María.- Esta nueva caída, más dolorosa y humillante que las anteriores, seguida de blasfemias y vituperables insultos, hiere más el Corazón de la Madre.

Mirando a sus enemigos.- Cuanto más ven padecer a Jesús, más desean atormentarle. El odio nunca dice basta. ¿No lo vemos hoy en algunas familias, clases sociales y naciones?

Mirando a ti mismo.- Tú has caído, no tres, sino innumerables veces en los mismos pecados; has caído en todas las edades de tu vida: has caído muy gravemente. Pide a Jesús te dé su gracia para no recaer de nuevo.

Aparta de ti toda ocasión de pecar. No renueves la Pasión de Jesús.

 

via-crucisX Estación

Llega Jesús al Calvario y le despojan de sus vestiduras

Mirando a Jesús.- Ha terminado el tormento de la subida al Calvario para padecer el tormento de la crucifixión. Le arrancan sus vestidos, ya pegados a la carne, y le dan vino mezclado con hiel.

Mirando a María.- ¿Quién podrá explicar lo que ella sufriría ante tal espectáculo? ¡Su Jesús, su amado Hijo Jesús así tratado!

Mirando a sus enemigos.- Como lobos se han lanzado contra el inocente y manso Cordero, cuya heroica paciencia irrita más la ferocidad de sus corazones ¿No hemos visto a los malos ensañar su furor contra los buenos, sólo por serlo?

Mirando a ti mismo.- ¿Das a Jesús el buen vino de algunas buenas obras, mezclado con la hiel de tus mundanidades y pecados?

Arranca de tu corazón cuanto pueda amargar al Corazón de tu buen Jesús.

 

via-crucisXI Estación

Jesús es clavado en la cruz

Mirando a Jesús.- Extendida la Cruz en el suelo, los verdugos mandan a Jesús que se tienda sobre ella. Jesús obedece y es clavado de pies y manos en ella.

Mirando a su Madre.- María lo presencia todo, y cada martillazo resuena con eco fatídico en su Corazón. ¡Qué tristeza, qué tortura, para una madre como María!

Mirando a sus enemigos.- Ejecutan éstos la crucifixión con bárbara fiereza. Pero ¡ay! hoy el mundo se ha convertido en un calvario, donde se crucifica a Jesús con los clavos de tanta impiedad y desenfreno de las pasiones.

Mirando a ti mismo.- ¿Eres inocente de la sangre de Jesús? Mira cómo paga Él tus malos pasos y tus malas acciones. Jesús te dice las palabras del Profeta: Por ti, si, por ti soporté estos oprobios.

El que peca, dice San Pablo, crucifica a Jesús en su corazón.

 

via-crucisXII Estación

Jesús muere en la cruz

Mirando a Jesús.- Levantado entre el Cielo y la tierra, es el lazo de unión que une a los hombres con Dios. Mírale crucificado por tu amor. ¿Qué más podía hacer? Y desde la Cruz te perdona, te da a su Madre te abre el Cielo, te manifiesta cuánto padece y te enseña a morir santamente.

Mirando a su Madre.- Contémplala al pie de la Cruz, triste y afligida, sí, pero serena y resignada, y redimiéndonos con Jesús.

Mirando a sus enemigos.- Todas las clases sociales le insultan y escarnecen: las autoridades y el pueblo, el brazo eclesiástico judío el seglar, sus conciudadanos y los extranjeros. ¡Y por todos muere!

Mirando a ti mismo.- ¿Eres devoto de la Pasión de Jesús y de los dolores de la Virgen?

Procura tú morir a todo lo malo, y vivir tan sólo para lo bueno.

 

via-crucisXIII Estación

Jesús es bajado de la Cruz y puesto en los brazos de su Madre

Mirando a Jesús.- Si, mírale devotamente. Ha muerto por tu amor. Ha muerto para que tú tengas eterna vida. Ámale.

Mirando a su Madre.- Cuanto más ha sufrido María al verle crucificar, al no haberle podido dar el más insignificante auxilio, al verle morir entre tormentos, con tanto más amor le ha recibido en sus brazos. Compadece a María.

Mirando a sus enemigos.- Han logrado lo que querían: deshacerse de Jesús. Están satánicamente satisfechos. Pero poco durará su victoria; a los tres días quedarán confundidos. ¡Ay de los malos!

Mirando a ti mismo.- ¿Recuerdas con frecuencia cuánto han padecido por ti Jesús y María?

Prepárate con buenas obras para tener una santa muerte por los méritos de Jesús.

 

via-crucisXIV Estación

Jesús es puesto en el sepulcro

Mirando a Jesús.- Está muerto, verdaderamente muerto, y su muerte ha sido oficialmente declarada y probada. Todo esto hará clara y patente tres días después la gloria de la Resurrección. El cadáver es llevado al sepulcro.

Mirando a María.- Acompaña la Madre el cadáver de su Hijo; y al ser éste colocado en el sepulcro, lo abraza y besa por última vez.

Mirando a sus enemigos.- Se han marchado todos del Calvario y van a pedir a Pilato que ponga guardias ante el sepulcro. Temen aún a Jesús muerto. Razón tienen para ello, porque la palabra de Jesús se cumplirá a los tres días.

Mirando a ti mismo.- Piensa que Jesús murió por tu amor. Compadece a su Santísima Madre. Ámala e invócala.

Pide a María que, al ser llevado tu cuerpo al cementerio, sea salva tu alma ante Dios.