Ismael Molinero Novillo nació en Tomelloso el 1 de mayo de 1917, era el quinto de una familia de once hermanos. Estudió en el colegio de la Milagrosa, pero tuvo que abandonar los estudios para ayudar a su familia trabajando como dependiente de comercio. Su alegría, inteligencia, creatividad y el arte de tocar la guitarra atraían al público al comercio. Por medio de un amigo ingresa a los 17 años en la Juventud de Acción Católica y atrae a ella a los jóvenes y vuelca su corazón con los ancianos desamparados del Hospital-Asilo. A los 20 años, en plena guerra civil, es movilizado y toma parte en el combate del frente de Teruel, donde ofrece heroicamente su vida por Dios y por la paz entre los hombres. Hecho prisionero y gravemente enfermo de tuberculosis consuma la entrega de su vida en el Hospital Clínico de Zaragoza, ofreciendo en silencio su dolor y sufrimiento, hasta morir el 5 de mayo de 1938, a los 21 años.
Algunos pensamientos
«Soy de Dios y para Dios; si muero seré totalmente de Dios en el cielo, y si no muero… ¡quiero ser sacerdote!”.
“cuantos serían santos si en su camino encontraran otros santos”.
«Como no sé hablar y tengo poca inteligencia, no sé decirte a nadie cosas buenas y de religión; por eso quiero dar ejemplo de vida».
“Cuando comulgue consumaré la obra de desprendimiento; en Cristo dejaré mis caprichos, mis gustos, las exigencias de mi flaca naturaleza”.
«Quiero vivir absorbido en Dios, perdido en la inmensidad de Él y a Él totalmente entregado. Ni egoísmo, ni dinero, ni comodidades, ni familia, ni honores… ¡Sólo Cristo!
«No he merecido derramar mi sangre por Cristo, pero Dios se ha dignado aceptar el lento martirio de mi vida. Quise el martirio y al fin lo he conseguido. No el derramamiento de mi sangre por la fe, pero si el abandono, el lento sufrir, la angustia de morir con la ausencia de mi santa madre”.
