Reverenda cocinera del convento de Manresa, le recordamos fraternalmente que «Dios anda entre los pucheros». Santifíquese en su cocina. Tenga cuidado con la vanidad. El purgatorio es tremendo, el infierno sufrimiento eterno.
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La esperanza de los votantes en que los políticos cumplan sus promesas electorales, está bajo cero. La esperanza teologal, nos confirma en la seguridad de que Dios nos da todos los medios que necesitamos para nuestra salvación eterna.
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Los políticos de profesión, buscan el bienestar económico de su partido. Los políticos de vocación luchan por el bien común y el Reinado Social de Jesucristo.
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Lo hemos oído muchas veces: «eso es un lavado de cerebro». Sí, lo hace la propaganda política, la comercial… Hay hombres y mujeres que no se lo dejan lavar el coco. Piensan. Viven en la realidad.
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¿De dónde viene la intensa ansiedad que sienten las sociedades modernas? De constatar que el «futuro» no soluciona nada. Solo la verdad revelada por Dios, pacífica y ensancha el corazón de las personas.
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La Revolución Francesa fue una persecución sangrienta contra la Iglesia Católica. La revolución comunista fue y es una persecución satánica contra la Iglesia. El democratismo es una revolución diabólica, con océanos de sangre inocente.
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Jesús dijo: «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». Muchos se olvidan de transcribir las últimas palabras del versículo treinta y dos del capítulo cinco de San Lucas: «a que se conviertan». Solo se salvan los justos. Si los pecadores no se convierten, se condenan para siempre en el infierno.

+ Josep Àngel Saiz Meneses