Montserrat
Adoración
“Me alegré muchísimo; desde las nueve hasta las doce tenía el tiempo libre. De nueve a diez hice la adoración por mis padres y por toda mi familia; de diez a once hice la adoración por mi director espiritual; primero agradecí a Dios que se dignó darme aquí en la tierra esta gran ayuda visible tal y como me lo había prometido y por otro lado, pedí a Dios que le diera luz para que pudiera conocer mi alma y guiarme según a Dios le agradaba. Desde las once hasta las doce rogué por la Santa Iglesia y por el clero, por los pecadores, por las misiones, por nuestras casas; las indulgencias las ofrecí por las almas del purgatorio.” Santa Faustina Kowalska, Diario de Santa Faustina Kowalska, nº 346.
Teólogos armados
“Por eso nosotros podemos afirmar que no hay en nuestro mundo histórico una sola creencia anticristiana o herética, que se haya levantado contra la Iglesia, que tenga raíz indígena y que se haya alimentado con savia popular española. Y ¿cómo había de ser de otra manera, si desde el gran Osio, que escribe el Símbolo de Nicea, hasta San Isidoro, que funda la primera enciclopedia medieval en sus Etimologías, y Tajón, verdadera maestro de las sentencias que precede a Pedro Lombardo, desde Domingo Gundisalvo, apologista y psicólogo que prepara la obra de la Escolástica, hasta los grandes doctores tridentinos del siglo XVI, y los sutiles y profundísimos investigadores de las relaciones entre la voluntad y la gracia, y los apologistas posteriores, nosotros tenemos una estirpe tal de teólogos, que va como un caudal de luz por las cumbres de la inteligencia, y de místicos y ascetas, que atraviesan como un río de amor los corazones, y que transparentan de tal manera su pensar y su sentir en los hechos del pueblo, que demuestra lo que tan gráficamente decía Menéndez Pelayo: que «España era un pueblo de teólogos armados»?” Juan Vázquez de Mella, El Verbo de la Tradición, pp. 71 y 72.
La incompatibilidad
“La monarquía es incompatible con la democracia moderna, que es fruto de la doctrina de la soberanía que coherentemente postula, en último término, como soberanía popular. La monarquía no puede hacerse instrumento al servicio de la voluntad de nadie, ni siquiera del pueblo. Abdicaría, en este caso, de la realeza entendida como ejercicio de ese poder casi divino (como observaron los pensadores antiguos, comenzando por Platón) y querido -se decía entonces- de los dioses, porque se ejercita con el fin de hacer mejores a los hombres, esto es, lo más perfectos posible de acuerdo con su naturaleza.” Danilo Castellano, Revista Verbo, nº 535-536, mayo-junio-julio 2015, p. 532.
Amor patrio
“»¿Qué es lo que sentimos cuando amamos a una mujer, cuando amamos la ciencia, cuando amamos la patria? Y antes que otra nota -se respondía de seguido Ortega y Gasset- hallaremos esta: aquello que decimos amar se nos presenta como algo imprescindible. ¡Imprescindible! Es decir, que no podemos vivir sin ello, que no podemos admitir una vida donde nosotros existiéramos y lo amado no, que lo consideramos como una parte de nosotros mismos. «19 España no nos es prescindible, por ello, pese al desolador presente, no perdemos la esperanza en el milagro de una reacción, vivificadora del amor patrio, que permita arrojar la lacra separatista a las cunetas de la historia nacional, recuperar ésta y retomar el camino, la tradición. No nos resignamos a ese vaciado de la nación del que hablaba García Morente, no queremos estar abocados a ser los huérfanos habitantes del «hueco de España.»” Manuel Antonio Orodea, Revista Razón Española, nº 196, Marzo-Abril 2016, p. 218.
Cuatro siglos después
“De todo esto ya casi nada queda, pues España, cuatro siglos después de que el Quijote fuera publicado, es un mogollón informe de gentes que han sido minuciosamente desalmadas; donde la honradez y la caballerosidad vuelven a ser locura; y en donde sólo medran los listos y los aprovechados. Es, en definitiva, una España en la que Cervantes, de volver a nacer, volvería a fracasar; una España que, si naciese otro Cervantes, no lo sabría distinguir.” Juan Manuel de Prada, Revista Verbo, nº 547-548, agosto-septiembre-octubre 2016, p. 571.
Proposiciones condenadas
“En la proposición XV y en las LXXVII y LXXVIII se condena la libertad de cultos; el pase regio en la XX y XXVIII; la desamortización en las XXVI y XXVII; la supremacía absoluta del Estado en la XXXIX; el laicismo en la enseñanza pública en la XLV, XLVII y XLVIII; la separación de la Iglesia y del Estado en la LV; el absoluto derecho de legislar sin Dios en la LVI; el principio de no intervención en la LXII; el llamado derecho de insurrección en la LXIII; el matrimonio civil en la LXXIII y alguna otra; la libertad de imprenta en la LXXIX; el sufragio universal como principio de autoridad en la LX; por fin, el mismo nombre de Liberalismo en la LXXX.” Félix Sarda y Salvany, El Liberalismo es pecado, p. 27.
Fundamento del ordenamiento jurídico
“Un planteamiento análogo puede llevarse al campo moral, en el sentido de la potencia de llegar a la virtud, y, por supuesto, a los de la política y el derecho. En lo que me parece que, de momento, es el último trabajo escrito de Danilo Castellano, escribe que «el fundamento del ordenamiento jurídico y del derecho no está en la teoría o en la doctrina formalmente cerrada. La ley positiva que se ejercita en el plano de la libertad negativa es únicamente el mandato del soberano, sea éste el Estado, el pueblo o la mayoría contingente. Lo justo no puede determinarse absolutamente. Diferentes doctrinas y teorías excluyen la experiencia jurídica, sosteniendo la existencia de una ratio intrínseca al ordenamiento»”. Joaquín Almoguera Carreres, Revista Verbo, nº 537-538, agosto-septiembre-octubre 2015, p. 593.