Padre Martínez Cano, m.C.R.

Sólo el hombre y la mujer han sido creados a imagen y semejanza de Dios. Son imágenes vivas de la belleza divina. Contemplar el rostro inocente de un bebé: No hay nada más hermoso en la tierra. Bueno, también sus padres, hermanos, abuelos… son bellos, muy bellos.

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Cristo dijo: «vuestro hablar sea si, sí, no, no, lo que pasa de ahí viene del Maligno» (Mt. 5, 37). En nuestros días es corriente oír o leer: sí y no al mismo tiempo. Si la comunión para los divorciados unidos a otras mujeres y no la comunión de esas mismas personas.

El maligno anda como león rugiente por todo el mundo. El aborto siempre es un crimen abominable y, al mismo tiempo, un derecho democrático. ¿Si o no?

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La hispanofobia rabiosa de los medios y los medio dioses, tiene raíces demoníacas. España, nuestra patria, es la única nación que ha evangelizado 21 o 22 naciones. El idioma en que más se reza hoy en el mundo es el español. Por cierto, para crímenes los de las democracias de todo el mundo.

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Paul Claudel explica que su conversión se inició oyendo cantar a los alumnos del pequeño seminario de Jaint-Nicholas-du-Cardonet el Magníficat: «De repente tuve el sentimiento desgarrador de la inocencia, de la eterna infancia de Dios, de una verdadera revelación inefable».

Estamos inmersos en la belleza que Dios ha creado ¡Todo es hermoso! La inocencia de Dios se manifiesta extraordinariamente en los bebés, en las niñas y niños, en los jóvenes, en los ancianos. De ahí el odio diabólico a los más inocentes, a los que deben nacer, a la inocencia divina inefable.

Claudel exclama: «¡qué feliz es la gente que cree! ¡Si fuera verdad. ?! ¡Es verdad! ¡Dios existe, está ahí! ¡Es alguien, es un ser personal como yo! ¡Me ama! ¡Me ama!».