El Párroco

Jesús Hijo de Dios vivo, ten misericordia de nosotros.

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Nuestra Señora de la Merced, libéranos del hombre -dios- democratista.

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Jesucristo amó la pobreza, la obediencia, la humildad: este es el camino del Cielo.

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Alejémonos de las cosas pasajeras de este mundo. Pongamos nuestro corazón en lo eterno.

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Solo en el Cielo gozaremos de la vida en toda su plenitud. Sin temores, nostalgias, penas… Toda alegría, paz, amor.

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Progresistas y posmodernistas son estériles. Destruyen: aborto, eutanasia, manipulación de embriones.

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Si estamos aferrados a nuestra opinión, aunque nos digan mil verdades, seguiremos inconmovibles en nuestra soberbia.

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La libertad de los hijos de Dios, ensancha el corazón. La libertad democratista satánica, oprime el alma.

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Hasta el hombre más inteligente puede equivocarse. Lo mismo que un niño puede estar en posesión de la verdad.

El Consiliario

Corazón de María Santísima, ruega por nosotros.

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No es libertad dejarse arrastrar por los instintos. La libertad está en los actos espirituales.

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“La vida sin un sentido trascendental” es nada. Nacemos para no morir. Hay Cielo e infierno.

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La rebelión contra Dios en política es diabólica. La revelación contra Dios en la anticoncepción es diabólica.

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La libertad liberal esclaviza. Necesitamos la libertad concreta del hombre libre. Del hombre que crea y libera.

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Más de un empresario tiene que recordar que, no pagar el justo salario, es un pecado que «clama al Cielo». Los obreros recuerden que tienen que trabajar.

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El hombre tiende por su imaginación a creerse que es dios creador. Crea ideologías, hipótesis, y el «bruto» cree que son realidades.

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En plena calle, me dice un buen hombre: «mi mujer es una mimada de Dios, estoy completamente convencido. Dios mima a mi mujer». Hermoso.

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San Ignacio de Loyola, dice: «Nadie hace más que el qué se ocupa en una sola cosa». Sí, las cosas bien hechas dan gloria a Dios y paz a nuestras almas.

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Pues claro que el hombre es pecador. Pero también es la obra perfecta de Dios. El conocimiento de la naturaleza del hombre lleva al conocimiento de Dios.