Papa Juan Pablo II 1994, año de la familia
«… me habéis recibido»
- ¡Esposos y familias de todo el mundo: el Esposo está con vosotros! El Papa desea deciros esto, ante todo, en el año que las Naciones Unidas y la Iglesia dedican a la familia. «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él» (Jn 3, 16-17); «lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu… Tenéis que nacer de lo alto» (Jn 3, 6-7). Debéis nacer «de agua y de Espíritu» (Jn 3, 5). Precisamente vosotros, queridos padres y madres, sois los primeros testigos y ministros de este nuevo nacimiento del Espíritu Santo. Vosotros, que engendráis a vuestros hijos para la patria terrena, no olvidéis que al mismo tiempo los engendráis para Dios. Dios desea su nacimiento del Espíritu Santo; los quiere como hijos adoptivos en el Hijo unigénito que les da «poder de hacerse hijos de Dios» (Jn 1, 12). La obra de la salvación perdura en el mundo y se realiza mediante la Iglesia. Todo esto es obra del Hijo de Dios, el Esposo divino, que nos ha transmitido el reino del Padre y nos recuerda a nosotros, sus discípulos: «El reino de Dios ya está entre vosotros» (Lc 17, 21).



