Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

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Mensajes de fe 51: estilos de morir

10 jueves Sep 2015

Posted by manuelmartinezcano in Mensajes de fe, Uncategorized

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La prensa mundial informó que el banquero sueco Marc Wallenberg, el hombre más rico de Suecia, fue encontrado muerto en un bosque al sur de Estocolmo. Se había suicidado de un tiro con una escopeta de caza. Marc Wallenberg, de 47 años era el más destacado hombre de las finanzas suecas y uno de los propietarios del consorcio familiar «Enskilda Banken». Formaba parte de los consejos de administración de 65 sociedades. En treinta y cinco de ellas era presidente o vicepresidente del consejo de administración. He aquí una noticia a todas luces detonante y sórdida. Y un mentís a las teorías de todo materialismo y del progreso indefinido. No es lo mismo el progreso material, técnico e incluso científico que el mejoramiento real del hombre. Y esto es lo único trascendental.

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Meditación 63: María y la agonía en el huerto

10 jueves Sep 2015

Posted by manuelmartinezcano in Meditaciones de la Virgen, Uncategorized

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1º Camino del monte Olivete. -Jesús ha acabado ya sus misterios sacrosantos e inefables del Cenáculo. -Ya se acerca por momentos la hora, y valiente y decidido, sale con dirección a Getsemaní. -Bien sabe que no volverá más. -Puede contar las horas que le quedan de libertado -Es cuestión de pocos momentos y ya habrá dado comienzo el drama sangriento. -Y porque lo sabe, sufre amarguras indecibles en su corazón. «Triste, muy triste está mi alma hasta la muerte» .., razón tenía para esta inmensa tristeza… Veía a los judíos tratando su venta, como si se tratara de una cosa vil y despreciable…; veía, en especial, a Judas, llevando hasta lo último su traición veía todo lo que le aguardaba y aunque era Dios era hombre y por eso sufría amarguras indescriptibles en su amante y tierno corazón.getsemani

También las sufre Ma­ría. -Su Madre le acompaña en espíritu y participa de sus sufrimientos…, de sus temores…, de sus amarguras…; quizá tuvo revelación de lo que Judas tramaba…, quizá tuvo conocimiento de cómo estaban decididos aquella misma noche a dar el golpe decisivo… y su corazón se destrozaba de dolor, al saber y contemplar cada una de estas cosas. -Apartada estaba de Jesús corporalmente, pero ¡qué unida en su espíritu!… ¡Cuan admirablemente penetraba Ella en la razón y la causa de la tristeza de aquel divino Corazón!…

2º La oración. -Llegado al huerto Jesús deja a sus Apóstoles y se retira Él solo a una cueva a hacer oración. -Todo el peso de aquella negra y triste noche cae sobre Él. -Mírale postrado en tierra…, caído y abrumado con una carga que no puede soportar… ¡Son los pecados de todos los hombres!… ¡Son los tuyos!… ¡Cuánto pesan sobre Jesús!… y le producen una angustia que va creciendo cada vez más y más, hasta convertirse en verdadera agonía… ¡Qué lucha la que se entabla en su corazón! -Mírale bien y trata de penetrar algo siquiera en sus horribles sufrimientos.

Después mira a lo lejos, en la casa de Betania…, a en el mismo Cenáculo…, una escena semejante. La Santísima Virgen también ha caído postrada en oración…; su corazón late al unísono con el de su Hijo y no puede hacer otra cosa que la que Él hace ¡Qué noche más espantosa!… ¡Qué largas se hacen sus horas!… No es posible dormir…, ni intentar siquiera descansar…, es noche de luchas y agonías…, es noche de oración… ¡Qué oración más fervorosa…, más tierna…, más llena de amor para con nosotros la de Ma­ría! -No pide al Padre Eterno que perdone a su Hijo, ni rehúsa el cáliz del sufrimiento…, pide tan sólo el cumplimiento de su voluntad, que Ella acepta aunque sea tan penosa. -Pide para el mundo perdón…, pide por todos y cada uno de nosotros…, pide que aquellos sufrimientos de su Hijo, que ya han empezado, no sean inútiles para las almas…, que sepamos aprovecharnos de su Pasión y de su muerte y de las grandes gracias que con ella nos mereció…

Y Jesús sigue agonizando…, ya su corazón no resiste tanto dolor y se expansiona lanzando con violencia la sangre al exterior… Su sudor frío y abundante de agonía, se convierte ahora en un sudor de sangre… ¡sangre divina!… que corre en abundancia por su cuerpo…, empapa sus vestidos y llega hasta la tierra.

Contempla a los ángeles del Cielo atónitos ante esta escena…, pero, sobre todo, mira a Ma­ría. Ella también lo ve…, adivina a su Hijo cadavérico… a punto de morir de amargura y de dolor… y derramando a fuerza de sufrimientos, la primera sangre de su Pasión… ¿Qué haría la Santísima Virgen? -En medio de su pena de Madre, reconoce en aquella sangre la sangre de un Dios, v corre a recogerla devotamente…, a besarla…, a adorarla…, a empaparse en ella. -Ella es la primera que se aprovecha de aquella divina sangre… Todo lo que ha recibido su pureza inmaculada la plenitud de su gracia su inmensa santidad todo ha sido en virtud de esta sangre divina.

Los Apóstoles se duermen en la oración… Ma­ría no duerme no desperdicia estos momentos tan provechosos no abandona a su Jesús ni un instante. -Podrá quejarse de que en, su agonía ninguno de sus predilectos discípulos le acompañó…, pero no así su Madre. -Desde su retiro, sigue paso por paso el desarrollo de esta escena… y toma parte en la amargura de Jesús, bebiendo con Él el cáliz del dolor…

3º Prendimiento. -Terminó ya la oración -y Jesús, decidido…, valiente y generoso…, llama a los Apóstoles y delante de ellos, sale en busca de sus enemigos, no para hacerles frente y defenderse…, sino para entregarse en sus manos.

Mira a Jesús atado violentamente…, fuertemente por sus verdugos…, penetra en su interior y mira a otro verdugo, que es el amor, atarle aún con mayor violencia…; ¡esas sí que eran ataduras!…; como que era víctima y esclavo de ese amor… ¡Cuánto nos amó! -Al verle así atado la Santísima Virgen, aumentaría la zozobra y la ansiedad de su corazón… ¿Qué iba a ser de Él?…, ¿Qué iban a hacer con su Jesús? -Contémplale tú así atado también por ti…, fíjate bien lo que esto significa, ¡por ti!…; no sólo que se deja maniatar para sufrir por ti…, en lugar de ti…, por tu causa…, sino que ese por ti quiere decir que eres tú también quien le atas las manos. -¿No caes en la cuenta de esta verdad?

No hay nada que tanto ate las manos a Jesús como la ingratitud…, la frialdad…, la tibieza…, la falta de -correspondencia a sus gracias…, en fin, ¡el pecador -Calcula si puedes, las muchas veces que Jesús habrá querido darte grandes gracias…, nuevos favores y beneficios.;.., y tú, con tu conducta, le atabas las manos… Él quería santificarte Y tú no le dejabas…, le ponías dificultades. -Átate, pues, a Él de pies y manos por el amor…, átale con esas ataduras amorosas para nunca perderle y repite lo del Cantar de los Cantares: «Ya encontré al que ama mi alma, le ataré bien y no le soltaré.» Suplica a la Santísima Virgen que así te lo conceda.

Ildefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965

¿Qué democracia apoya la Iglesia?

10 jueves Sep 2015

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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padre canoHace años leí el catecismo para la juventud, Youcat. Hoy, leyendo un artículo de Bernard Dumont, en Verbo, he visto que hay un punto que aclarar. A la pregunta 441 “¿Qué dice la Iglesia de la democracia?”, se da la respuesta siguiente: “La Iglesia apoya la democracia porque, entre los sistemas políticos, es el que ofrece las mejores condiciones para que se realicen la igualdad ante la ley y los derechos humanos. Pero, para ello, la democracia debe ser algo más que un mero dominio de la mayoría. Una verdadera democracia es posible únicamente en un Estado de derecho que reconozca los derechos fundamentales de todos y, en caso necesario, los defienda contra voluntad de la mayoría”.

¿Es ley lo que diga una mayoría? ¿Es un derecho humano asesinar niños? ¡En estas democracias satánicas, SI!

El Papa León XIII, en la encíclica Au milieu des solicitudes de (1892), dice:

“En (el) orden especulativo de ideas, los católicos, como cualquier otro ciudadano, disfrutan de plena libertad para preferir una u otra forma de gobierno, precisamente porque ninguna de ellas se opone por sí misma a las exigencias de la sana razón o a los dogmas de la doctrina católica”.

Pio XII el 24 de diciembre de 1944, dijo: “Una sana democracia, fundada sobre los inmutables principios de la ley natural y de las verdades reveladas, será resueltamente contraria a aquella corrupción que atribuye a la legislación del Estado un poder sin freno ni límites, y que hace también del régimen democrático, a pesar de las contrarias, pero vanas apariencias, un puro y simple sistema de absolutismo. El absolutismo de Estado consiste de hecho en el erróneo principio de que la autoridad del Estado es ilimitada”.

En su encíclica Evangelium vitae, San Juan Pablo II dice “En realidad, la democracia no puede mitificarse, convirtiéndola en un sucedáneo de la moralidad o en una panacea de la inmoralidad (. . .) Por tanto, las leyes que autorizan y favorecen el aborto y la eutanasia se oponen radicalmente, no sólo al bien del individuo, sino también al bien común y, por consiguiente, están privadas totalmente de auténtica validez jurídica. Leyes de este tipo no sólo crean ninguna obligación de conciencia, sino que, por el contrario, establecen una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia.

Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia”.

¿Qué democracia apoya la Iglesia? En todas las democracias, se están asesinando a millones de niños y niñas inocentes. Y basta con este ejemplo diabólico.

¿Qué democracia apoya la Iglesia? Hace meses dijo un obispo que, “es mejor contar cabezas (votos) que cortar cabezas” ¡cortar cabezas! Las democracias están triturando millones de cabezas de niños inocentes. ¿Dónde estamos? ¿En Babia? ¿En las puertas del infierno? ¡Solo Cristo Rey es Soberano! ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva María Reina! ¡Viva la Iglesia Católica!      

 

  1. Manuel Martínez Cano m.C.R.

Página para meditar 155

10 jueves Sep 2015

Posted by manuelmartinezcano in Padre Alba, Uncategorized

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Sabéis que por amabilidad de un diplomático español, buen amigo, D. Javier Martínez Sarrión, pude permanecer tres días más en Polonia al término de nuestra peregrinación a Czestochowa. Quiero que participéis conmigo de ese plus que se añadió, a nuestra peregrinación.P.albacena

Desde Wroclaw a Varsovia, viajé en tren. Fueron cinco horas en las que conviví con jóvenes que regresaban del encuentro con el Papa, hacia Varsovia y norte del país, Jóvenes como todos, jóvenes buenos que volvían con el corazón lleno de las santas experiencias vividas en unión con jóvenes de todo el mundo bajo la mirada de María y del Papa. Pero también de jóvenes que buscan, sin ellos percatarse del todo, maestros y pastores. Desde luego, es profundamente desgarrador ver a la juventud de Europa, de una parte a otra del viejo continente cristiano, como ovejas sin pastor. Es el Papa su llamada y convocatoria para un mundo mejor. Pero ¿dónde están los maestros, los padres espirituales que cada día les reparten el pan de la fe, de la doctrina, del espíritu, del cierto camino de la reconstrucción de la Europa cristiana? Son pocos y no los encuentran. Ese lugar lo están ocupando inexorablemente las fuerzas del paganismo y del bienestar. La libertad malsana de las costumbres se apodera de docenas de miles de jóvenes, que a la llamada de la libertad que se les propone, abandonan las vías de la restauración, que no puede venir por otro camino que el de la restauración de la integridad de la fe y de la moral católica. ¡Oh Señora, le suplicaba a la Virgen de la Gracia, Patrona de la ciudad de Varsovia, acelera la hora de la llegada de los apóstoles prometidos para los últimos tiempos!

Celebré la Santa Misa al día siguiente en la Iglesia de San Andrés de Bobola, el gran mártir de la unidad de las iglesias, gloria de la Compañía de Jesús en Polonia, Ante aquel cuerpo, descuartizado por los caballos de los cosacos, pero aún incorrupto en lo que queda de su esqueleto, y revestido de los ornamentos sacerdotales, se experimenta la grandeza de la Cristiandad que llenó a Europa de Santos, de grandezas y de mártires. La Cristiandad, la verdadera unidad de las patrias católicas, el Cuerpo Místico de todos los pueblos unidos en la misma fe y el mismo amor a Jesucristo Rey y a María Reina, volverá a nacer más hermoso que nunca, porque esa tierra que constituye su apoyo, está regada y santificada en todos sus repliegues por la sangre de los mártires. En la gran iglesia estábamos solamente tres personas. Me acompañaba el P. Novicki y una muchacha a la que invité a la Santa Misa, en mi viaje de la noche anterior. Pero allí estabais todos: yo os veía, yo os tenía delante en la oración abrasada de San Andrés Bobola que oraba desde el cielo con todos nosotros. Es todo el ejército de los mártires, de los santos, de los reyes y de los cruzados, el que viene entonando Cánticos con los ángeles para anunciarnos que debemos esperar aún un poco nuestra liberación de Europa y del mundo entero, en la Cristiandad, cuyas piedras purísimas se están labrando en el lavatorio de los sufrimientos cristianos, y en las esperanzas de la Iglesia. San Andrés Bobola, nos decía, como todos los santos mártires de la Polonia mártir, unidos a los mártires españoles del otro extremo de la Cristiandad: Esperad, esperad con la virtud de la esperanza. Creed en ella, porque viene, ya viene el Señor y su Madre a instaurar su Reinado. La fuerza viene de lo alto, porque mi reino no es como los de este mundo. Esa fuerza, de vuestra pequeñez, es la fuerza que el Señor necesita para triunfar. Perseverad. Contra spem, in spern credidi.

Seguiremos.

Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 155, octubre de 1991

Quas primas 1

10 jueves Sep 2015

Posted by manuelmartinezcano in Magisterio, Uncategorized

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CARTA ENCÍCLICA
QUAS PRIMAS
DEL SUMO PONTÍFICE
PÍO XI
SOBRE LA FIESTA DE CRISTO REY

En la primera encíclica, que al comenzar nuestro Pontificado enviamos a todos los obispos del orbe católico, analizábamos las causas supremas de las calamidades que veíamos abrumar y afligir al género humano.

Y en ella proclamamos Nos claramente no sólo que este cúmulo de males había invadido la tierra, porque la mayoría de los hombres se habían alejado de Jesucristo y de su ley santísima, así en su vida y costumbres como en la familia y en la gobernación del Estado, sino también que nunca resplandecería una esperanza cierta de paz verdadera entre los pueblos mientras los individuos y las naciones negasen y rechazasen el imperio de nuestro Salvador.pio-xi

La «paz de Cristo en el reino de Cristo»

  1. Por lo cual, no sólo exhortamos entonces a buscar la paz de Cristo en el reino de Cristo, sino que, además, prometimos que para dicho fin haríamos todo cuanto posible nos fuese. En el reino de Cristo, dijimos: pues estábamos persuadidos de que no hay medio más eficaz para restablecer y vigorizar la paz que procurar la restauración del reinado de Jesucristo.
  2. Entre tanto, no dejó de infundirnos sólida, esperanza de tiempos mejores la favorable actitud de los pueblos hacia Cristo y su Iglesia, única que puede salvarlos; actitud nueva en unos, reavivada en otros, de donde podía colegirse que muchos que hasta entonces habían estado como desterrados del reino del Redentor, por haber despreciado su soberanía, se preparaban felizmente y hasta se daban prisa en volver a sus deberes de obediencia.

Y todo cuanto ha acontecido en el transcurso del Año Santo, digno todo de perpetua memoria y recordación, ¿acaso no ha redundado en indecible honra y gloria del Fundador de la Iglesia, Señor y Rey Supremo?

 

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