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Aianza P, Alianza Popular, catecismo social, democracia, PCE, PSOE, PSUC, República, sufragio, sufragio universal, UCD
10 -Pero, sin sufragio universal se ignora lo que desea el pueblo.
Es muy fácil demostrar que el sufragio universal se presta a todas las martingalas. Y que ni siquiera las mayorías electorales son respetadas. Lo ilustraremos con ejemplos evidentes. En las elecciones del 16 de febrero de 1936,en España, durante la II República, se contabilizaron los siguientes resultados: Partidos de derecha (CEDA, Agrarios, Renovación Española, Tradicionalistas, Grupos independientes), 142 diputados. Partidos de Centro (Centristas, Lliga Catalana, Nacionalistas vascos, Radicales, Progresistas, diversos), 65 diputados. Partidos de Izquierda (Socialistas, Izquierda Republicana, Unión Republicana, Esquerra Republicana de Catalunya, otros grupos de izquierda catalana, comunistas, diversos), 266 diputados. Total de diputados de Derecha y Centro: 207. Total de diputados de Frente Popular: 266. Constituida la Cámara de esta manera, después de invalidar actas de diputados de Derechas y de Centro, la contabilización de los votos era ésta: votos de las Derechas y Centro: 4.910.000.Votos del Frente Popular: 4.356.000.O sea, que con 554.000 votos menos, el Frente Popular obtuvo 266 diputados y los partidos de Derecha y Centro, solamente 207. Lo que viene a demostrar que el sistema electoral es vicioso y falso cuando enfáticamente proclama gobernar en nombre de la mayoría.
11 –Dentro del sistema del sufragio universal, hay otros métodos de escrutinio más veraces.
Siempre es arbitrario el sufragio universal. Incluso el sistema D’Hondt, Véanse estos ejemplos: «Los franceses eligieron la primera Asamblea de la V República mediante escrutinio mayoritario de dos vueltas. Así obtuvieron diez escaños los comunistas y 189 la UNR. Si a las mismas urnas se hubiera aplicado el escrutinio mayoritario simple, los comunistas habrían obtenido 54 escaños y la UNR 104.Si el sistema electoral hubiera sido el de la representación proporcional integral, los comunistas hubieran alcanzado 88 escaños y la UNR sólo 82» (Fernández de la Mora, «El crepúsculo de las ideologías»).En las elecciones sufridas en España el 15 de junio de 1977,la falsificación no resulta menos elocuente. Se aplicó la distribución proporcional D’Hondt. La muestra de la justicia «mayoritaria» está en esta cifra:
Votos Escaños Votos por escaño
UCD 6.020.993 165 36.491
PSOE 4.998.827 118 42.363
PCE-PSUC 1.582.022 20 79.101
Alianza P. 1.449.091 17 85.241
PSP-FSP 761.625 6 126.938
Afirmamos: el sufragio universal es absurdo y anticatólico en su teoría. Y en su práctica es un burdo engaño, una falsificación escandalosa.
12 -Si no hay sufragio universal, ¿cómo participará políticamente el pueblo en el gobierno de la nación?
Participar significa tomar parte. Y la participación de la sociedad en el gobierno se alcanza a través de la información, de la consulta y de la decisión. La mentira de la democracia del sufragio universal estriba en apoyarse sobre las muchedumbres corrompidas por los partidos políticos, sin ningún respeto a la Ley de Dios y al bien común. Pero la participación política debe existir. ¿Cómo? A través de los cuerpos intermedios, de la representación de las corporaciones y clases sociales, de las entidades económicas, intelectuales, profesionales. Pablo VI, solemnemente, lo ha recordado frente al democratismo del sufragio universal inorgánico. Dice Pablo VI: «El diálogo es indispensable de una parte, por una voluntad de informarse y de conceder audiencia a todos en el examen de las decisiones que hay que tomar; de otra parte, por una voluntad de saber para poder intervenir útilmente. Todo esto requiere que los grupos sociales tengan como primera preocupación no la de inflar o aumentar su poder, sino la de servir los verdaderos intereses de sus adheridos en el marco del bien común. Esto supone también que los miembros de un sindicato, de una cooperativa, de un grupo social o político, sea el que sea, no se propongan tan sólo recibir ventajas inmediatas, sino que tengan la preocupación de definir juntamente la actitud de su asociación y la posibilidad de influir sobre su acción. A este precio, la democracia económica y social no será una fórmula vana, sino una realidad plena de riquezas» (Carta del cardenal secretario en nombre del Papa Pablo VI a la Semana Social francesa de Caen).