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Honda pena sentí al leer las declaraciones de la religiosa María Victoria, enviadas por un joven matrimonio contracorriente. Esta mujer de 76 años ha dicho que: “Cuando el Papa vino a la Sagrada Familia, se vio el papel que tiene la mujer en la Iglesia, limpiar lo que ensucia el Papa”. Consagrar un altar para esta señorita es ensuciar. Qué diferencia de trato con el sumo Pontífice de las santas que le llamaron el “Dulce Cristo en la tierra”. El papel, la misión de la religiosa en la Iglesia es ser esposa de Cristo. Después de tantos años no se ha enterado.
Otras palabras suyas: “Estoy segura de que si el Papa, hubiese hablado con las mujeres que yo he hablado, les diría que usaran preservativos”. Seguridad errónea, porque la Iglesia no puede contradecirse. A una prostituta que, al salir de la parroquia, me pidió que dijera una Misa por su madre. Le respondí: Tú también tienes que rezar por ella. Me respondió: Señor cura, lo hago todos los días, mi madre era una santa y a mí me educó cristianamente. La vida da muchos tumbos… Este trabajo de la prostitución es el más duro y asqueroso que existe, pero yo creo en Dios y en la Virgen. Nunca salgo a la calle a “trabajar” sin esto. Me enseña la palma de la mano y, en ella, grabada a bolígrafo una cruz de Cristo.
Sigue rezando otra frasecita de la religiosa, que ha cambiado el hábito por los pantalones tejanos: “Cuando no haya curas, la Iglesia aceptará que las mujeres digan misa”. Profeta endiablada, digo yo. La mujer más santa que todos los santos del Cielo y la tierra juntos, la Madre de Dios, María Santísima, no fue sacerdote, porque su divino Hijo sólo quiso que lo sean los hombres.
“No tengo problemas para llegar a fin de mes porque (en la comunidad) vivimos en el comunismo, el auténtico comunismo”. Lo dice y se queda tan pancha. Lo que vive su comunidad en lo que enseñó Jesucristo y desde la primitiva Iglesia, se viene practicando incesantemente en conventos, monasterios, congregaciones religiosas: La caridad cristiana, concretada en los votos de obediencia, castidad y pobreza. Pobreza abrazada libremente, por amor a Cristo y a los pobres. No la pobreza impuesta por los mandarines del comunismo al pueblo juzgado, mientras los comunistas vivían y viven, como reyes y faraones. El comunismo es el capitalismo más salvaje que ha existido en la historia de la humanidad, la ideología más antihumana y antidivina.
Y la última bufonada de esa boquita impía es de una dureza infernal: “Del otro mundo no se nada. En este sentido soy agnóstica, el agnosticismo es esto: no saber nada. Pero aunque no haya nada en el otro mundo, amar ya me ha hecho muy feliz.” ¿En que Biblia ha mamado su fe esta mujer?. Es de fe divina revelada en la Sagrada Escritura, la existencia del Cielo y del infierno. Cuando Cristo dice: “Venid, benditos de mi Padre a tomad posesión del reino… apartaos de Mi, malditos al fuego eterno, preparada para el diablo y para sus ángeles”. Está diciendo que hay un cielo, donde los que se salvan son felices eternamente; y un infierno donde los que se condenan, sufren eternamente: Estas dos verdades reveladas por Dios, la Iglesia, voz de Dios en la tierra, las ha definido como dogmas que hay que saber y creer para salvarse.
Esta “teresiana”, de la congregación religiosa de Santa Teresa de Jesús, fundada por San Enrique de Ossó, ¿no ha leído nada de su fundador? Fue uno de los grandes predicadores de los novísimos: muerte, juicio, infierno y gloria. En su libro “Un cuarto de hora de oración”, habla de la eternidad de las penas que sufren los condenados en el infierno y de la felicidad que gozan los bienaventurados en el Cielo: “Lo mismo será eterna la gloria del cielo que los tormentos del infierno… Eterno el fuego… eterno el gusano roedor de la conciencia… eterno el cuerpo… eterna el alma… eterno el decreto de Dios… eterna su ira que enciende el fuego del infierno… eterna la pena, porque la culpa lo será también… continúa será la pena, sin interrupción, … sin tregua ni descanso”.
Y la ¿Misericordia Divina? Contesta Santo Tomás de Aquino: “Dios en sí mismo es de una misericordia sin límites, sin embargo, ésta regulada por la sabiduría y de ahí que no se extienda a cuantos se han hecho indignos de ella, es a saber: a los demonios y a los condenados obstinados en su malicia. Puede decirse, no obstante que la misericordia divina se ejerce incluso para con ellos, no para poner fin a sus penas, si no para castigarlos menos de cuanto merecen” (Suma teológica, Supl. 9. 21, a 4)
No conozco ninguna revelación privada del infierno más impresionante que la manifestada por la Misericordia Divina a Santa Faustina Kowalska: “Lo que he escrito es nada más reflejo de las cosas que yo vi. Pero noté una cosa, que la mayoría de las almas que estaban allí, eran aquellas que no creyeron que existía el infierno”. Lean el diario de la santa que dice: “Yo rezo aún más fervientemente por la conversión de los pecadores”
Es lo que la Virgen pidió en Lourdes y en Fátima: rezad por los pecadores, porque muchos van al infierno porque no hay quien rece y se sacrifiquen por ellos.
P. Manuel Martínez Cano, mCR