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Tal y como has leído: Blas Piñar Santo -en terminología paulina-; no tengo autoridad para decirlo teológicamente; doctores tiene la Iglesia. No se trata, pues, de santificarlo a presión, pero yo tengo para mí, que podemos pedirle que interceda por nuestra patria, para que reine en España Cristo, nuestro Dios y Señor, y por España en el mundo entero.
Militante activo de Acción Católica y de la Asociación Católica de Propagandistas; joven piadoso, esposo atento y cariñoso, padre de familia numerosa ejemplar, fiel cumplidor de sus obligaciones profesionales, gran orador católico, siempre fiel a sus ideales, católico integral, amigo de sus amigos y caritativo con los enemigos. Al enterarse que Santiago Carrillo había muerto dijo: “Ahora nos toca rezar por el eterno descanso de su alma.” La Iglesia tiene enemigos, los católicos tenemos enemigos, pero nosotros no podemos tener enemigos. Como Blas Piñar, debemos rezar por los ateos, agnósticos y enemigos; es la mayor obra de caridad que podemos hacer por ellos.
La primera comunión, que administré cuando era diácono, fue a Don Blas, en la parroquia de san Félix Africano. Cristo Rey, la Iglesia, la salvación de las almas. Esos fueron sus amores. Hombre de recia espiritualidad y de corazón visceralmente católico, siempre alentó a los españoles a vivir íntegramente la fe cristiana. Para que aprendieran y vivieran la fe del abuelo, nietos de Don Blas han venido muchos años a nuestros campamentos, colonias, Ejercicios Espirituales de san Ignacio, peregrinaciones; ya están viniendo biznietos.
Blas Piñar fue integro en su doctrina política, que no es otra que la que ha enseñado siempre el Magisterio Social y Político de la Iglesia. Mientras que otros católicos políticos se vendieron por cuatro pesetas o cuatro millones, que les ofrecían los partidos políticos agnósticos, ateos y anticatólicos. Nuestro Santo practicó la virtud cristiana del patriotismo en grado heroico. Miren los doctores de la Iglesia si puede venir por ahí el inicio de su proceso de beatificación y canonización.
Hace pocos meses, Don Blas me envió una notita de su puño y letra felicitándome por los artículos que escribía sobre Franco. El que más le gustó: “Franco santo”. No le demos más vueltas. Lo que necesita España son santos. Lo que necesita el mundo son santos. La Ley de Dios por encima de todo e informándolo todo, sobre todo la política.
Me han dicho que pocos días antes de entregar su alma a Dios, nuestro Santo dijo: “Seguir luchando por Dios y por la patria”. La inmensa mayoría de los políticos que han dejado de amar a España es porque primero dejaron de amar a Dios, a quien cambiaron por el ídolo del dinero. Nietos de Don Blas han aprendido en nuestras actividades apostólicas que “España hoy somos nosotros”. Y lo seremos en verdad si permanecemos fieles a nuestros héroes, nuestros santos y nuestros mártires.
¡Por Cristo, por María, por España, más, más y más! ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Papa! ¡Viva España Católica!
P. Manuel Martínez Cano, mCR

