Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano, mCR

Contracorriente

Archivos de etiqueta: Cristo

Misioneros de la Verdad y el Bien

14 lunes Oct 2013

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano, Uncategorized

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barrabás, Bautismo, centroáfrica, Cristo, democracia, escéptico, kelsen, misioneros, Pilatos, virgen

El bautismo nos hace hijos de Dios, herederos del Cielo y miembros de la Iglesia Católica; militantes del Reino de Cristo, apóstoles y misioneros. He recibido una carta de unos misioneros que están en Centroáfrica, donde hay una guerra civil que sufren en sus carnes. Pero son valientes: “de aquí no nos vamos, tenemos que hacer todo lo que podamos por estas pobres gentes”. En la vigilia de oración y penitencia que convocó el Santo Padre Francisco, no solo se rezó por la paz en Siria sino en  todo el mundo. Miles de misioneros llevan la paz de Cristo a muchos rincones de esta tierra.

Nosotros también tenemos el sagrado deber de ser apóstoles, misioneros, en el lugar en el que vivimos. Nadie puede dispensarse. Todos somos necesarios en la misión de recristianizar nuestros ambientes, familias, trabajo, etc. Ser misionero es dar testimonio de Cristo, predicar con la palabra, las obras y el ejemplo que Dios nos ama y nos espera en la vida eterna del Cielo. Cristo suele manifestarse por medio de los bautizados que viven coherentemente su vida sobrenatural.

El Papa nos ha dicho que la vida cristiana tiene una actitud alegre, la alegría del corazón. Y, como la  causa de nuestra alegría es la Virgen María, con Ella debemos ir a todas partes. Ella proclamó la grandeza del Señor y se alegró profundamente en el Señor. Nosotros también, porque el mundo muere de tristeza y desolación.

San Pablo dice en su carta a Timoteo que Dios quiere que todas las almas se salven. Nosotros también, convencidos de que sólo somos instrumentos de la gracia de Dios. Cristo es el único redentor pero, por su infinita misericordia, podemos colaborar con Él en la salvación eterna de las almas.

Hace años le oí decir a un jesuita que San Ignacio decía que mejor que un rey se convierta haciendo Ejercicios Espirituales que predicar unas misiones donde se conviertan muchas personas. El argumento que daba es que un rey católico fomentaría en su reino las buenas costumbres que ayudarían a millones de personas a vivir moralmente y a salvar eternamente sus almas. Cómo estamos muy lejos de ésa tesis; a misionar con la Virgen santísima todos nuestros ambientes!

No es lo mismo que un régimen político sea ateo, laico o católico. El pensador escéptico Kelsen termina su obra “La democracia” transcribiendo el capítulo 18 del evangelio de san Juan en el que Pilato pregunta a Jesús: “¿qué es el verdad?” Kelsen dice: “Y como Pilato no sabe lo que es la verdad y por ser romano está acostumbrado a pensar democráticamente apela al pueblo presente y provoca un plebiscito”. Como sabemos, el pueblo presente pidió la muerte de Cristo y la libertad de Barrabás, que era un bandido. El escéptico Kelsen, comentando esta injusticia, escribe: “Es posible que algunos arguyan que los creyentes, los creyentes políticos, objeten que este ejemplo se pronuncia precisamente más bien en contra de la democracia que en su favor. Y es preciso reconocer el valor de esta objeción, pero con una condición: que estos creyentes estén tan seguros de su verdad política que debe, llegado el caso, ser también realizada por una violencia sangrienta. Como el Hijo de Dios. Nuestros mártires dieron ese testimonio sangriento de la verdad y hacer el Bien siempre.

                                                                                                                              P. Manuel Martínez Cano mCR

 

Vida de san José XV

03 jueves Oct 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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abraham, Cristo, Isaac, matrimonio virginal, misterio de la Encarnacion, padre virginal, San José, textos bíblicos

5.° Padre «virginal». Este es un título que conviene a San José, calificativo verdadero y elevado, porque por su contrato matrimonial fue virginal, y tanto la virginidad de José como la de María estuvieron ordenadas al misterio de la Encarnación.

San José fue padre y fue virgen, y precisamente padre por ser virgen, pues al fijarse Dios en José para que hiciera con Jesús los oficios de padre, sólo lo elige cuando está cierto que ha de ser también el custodio fiel de la virginidad de María.

«Paternidad y virginidad… San José con el Niño Jesús en los brazos y en la mano la azucena de la virginidad, es una expresión exacta de su paternidad virginal».

Sin duda que este título de «padre virginal» es el más exacto y apropiado a San José.

Textos bíblicos aclaratorios

Estos textos nos confirman y ponen de manifiesto cuanto llevamos dicho de San José y de la Virgen María: que eran esposos y ambos vírgenes.

1.° texto: Mt. 1,16: Jacob engendró a José. el esposo de María, de la cual nació Jesús, el llamado Cristo.

Notemos que el Evangelio no dice: José engendró a Jesús, como dijo de los antepasados del Mesías:

Abraham engendró a Isaac; Isaac engendró a Jacob, etc. El Evangelio no dice tampoco: María engendró a Jesús, aunque esto es verdad; sino que dice textualmente: María de la que ha nacido Jesús.

Este lenguaje nos indica: 1.° Que Jesús nació de María, no por virtud natural, sino por virtud sobrenatural, por el poder y la obra de Espíritu Santo (como luego aparece con toda claridad en el siguiente texto).

2.° Que Jesús no ha sido engendrado por José, sino que nació solamente de su Madre, y por consiguiente de una Virgen (o sea de María que permaneciendo virgen, llegó a ser Madre). 3.° Que la Encarnación se ha verificado por medio del Espíritu Santo, que es la causa principal. María fue la causa secundaria, activamente por el consentimiento que dio al ángel, pasivamente dando su sangre para ser materia del cuerpo de Jesucristo.

Evangelizar las Periferias

25 miércoles Sep 2013

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano, Uncategorized

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Cristo, Dios, evangelizar, Iglesia, palabra, periferias, predicar

El Santo Padre Francisco nos ha dicho varias veces que hay que predicar el evangelio de Cristo y enseñar el catecismo de la Iglesia Católica a nuestros contemporáneos que saben un poco de todo y casi nada de la vida cristiana. Tenemos que predicar a Cristo nacido de la virgen María, muerto y resucitado, para darnos nuestra felicidad eterna. San Pablo nos dice: “¿Cómo invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán sin haber oído de Él? ¿Y cómo oirán si nadie les predica?… Por consiguiente, la fe es por predicación y la predicación por la palabra de Cristo” (Rom. 10, 14-17).

No podemos hacer como las avestruces, cerrar los ojos y taponar los oídos, encerrándonos en nuestra urna de cristal, en nuestros intereses personales olvidando que la Virgen María en Fátima, Portugal y la Divina Misericordia en Polonia, nos revelan que son muchos los que se condenan y van al infierno porque no hay quien rece y se sacrifique por ellos; porque no hay católicos valientes que, oportuna e inoportunamente, les prediquen las verdades eternas que enseña infaliblemente nuestra Santa Madre Iglesia.

Nadie como la Iglesia se preocupa y trabaja por resolver problemas sociales. El Señor curaba a los leprosos, devolvía la vista a los ciegos y resucitaba muertos… pero Dios se hizo hombre para salvar eternamente a los hombres. La Iglesia humaniza y evangeliza. Pero lo primero es la vida eterna. Porque Satanás quiere que todo el mundo se condene como él, esta para siempre condenado. Y, como nos ha dicho el Papa Francisco, muchas veces Satanás se presenta como “ángel de luz”. Y la única luz que alumbra y salva a las personas humanas es Cristo “Luz del mundo”.

Hoy como ayer Cristo nos dice: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura”. Mis palabras son luz y vida, también nos dice Jesús. Y estas palabras permanecerán. “El Cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasaran”. ¡A predicar la palabra de Cristo! El único Dios que nos salva. El Evangelio de Cristo es la única salvación para el mundo.

P. Manuel Martínez Cano mCR

Imitación de Cristo XXXVI

18 miércoles Sep 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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alma fiel, Amado, bienaventurada, cosas eternas, Cristo, Dios, habla interior, inspiraciones divinas, jesucristo, murmuraciones mundanas, Señor, sensualidad

DE LA CONSOLACIÓN INTERIOR

Capítulo 1

Del habla interior de Cristo al alma fiel

El alma.- 1. «Oiré lo que habla el Señor Dios en mí» (Sal 84,9). Bienaventurada el alma que oye al Señor, que habla en ella, y de su boca recibe palabras de consolación. Bienaventurados los oídos que perciben el rumor de las inspiraciones divinas y no cuidan de las murmuraciones mundanas. Bienaventurados los oídos que no escuchan la voz que oyen de fuera, sino la verdad que enseña de dentro. Bienaventurados los ojos que, cerrados a las cosas exteriores, están muy atentos a las interiores. Bienaventurados los que penetran las cosas interiores, y estudian con ejercicios continuos, en prepararse cada día más y más a recibir los secretos celestiales. Bienaventurados los que ansían ocuparse sólo en Dios y se desembarazan de todo impedimento del mundo. ¡Oh alma mía! Considera bien esto y cierra las puertas de tu sensualidad, para que puedas oír lo que habla en ti el Señor tu Dios.

2. Esto dice tu Amado: Jesucristo.- «Yo soy tu salud (Sal 34,2), tu paz y tu vida». Consérvate cerca de mí y hallarás paz. Deja todas las cosas transitorias y busca las eternas. ¿Qué es todo lo temporal sino engañoso? ¿Y qué te valdrán todas las criaturas, si fueres desamparada del Creador? Por esto, dejadas todas las cosas, hazte fiel y grata a tu Creador, para que puedas alcanzar la verdadera bienaventuranza.

Página para Meditar: Jerusalén ciudad de Paz

28 miércoles Ago 2013

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alma, ciudad de paz, Cristo, Jerusalén

Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.

Meridiano Católico Nº 181, febrero de 1994         

  La llegada a Jerusalén, la estancia en Jerusalén, es una renovación en la vida cristiana, un nuevo afán de seguir a Cristo por villas, castillos y ciudades por donde Él predicaba. Es como una vuelta a las raíces cristianas de todos los pueblos cristianos, como una vuelta del alma en busca del adorable rostro de Nuestro Señor Jesucristo: en cada esquina de aquella ciudad de paz, parece clamar el alma con la súplica: “Muéstrame, Señor, tu rostro.”

Jerusalén es ciudad de paz. Ese nombre sagrado no ha sido desmentido a pesar de haber estado sitiada en confrontaciones bélicas, cincuenta y seis veces, y haber sido arrasada hasta sus cimientos treinta y seis veces. Porque Jerusalén, imagen de la paz eterna y feliz de la gloria celestial, es hoy para todo corazón cristiano, fuente de paz. En Sión se ha afirmado el poder de Dios, en la ciudad Santa, en Jerusalén se realiza el reposo de Dios, y en ella Dios es honrado y rodeado de la gloria de un pueblo de santos.

La ciudad de la paz nos habla del que es Príncipe de la Paz. La Paz es Jesucristo. En Jerusalén penetra en el alma un río de paz que la  conduce por las calles de la vida interior del alma al olvido de todo lo creado, de todo lo que sabe a erudición, cultura y sabiduría de este mundo, para sumergirse en la contemplación de Quien vivió aquí y murió aquí, para darnos vida también con nuestra muerte. Sí, estarse, contemplando, adorando, amando a quien nos abrió la intimidad de nuestra propia alma, donde se halla Él, Jesucristo, como Ser del propio ser y palacio interior donde Él ha querido vivir con su criatura.

Jerusalén, ciudad de paz, donde resuena la gran voz que consumió el sacrificio de la Cruz. Esa voz que es misericordiosa y paz y que en el interior del alma se hace ternura y abandono en el Corazón Sagrado que nos dijo: “Mi reino está dentro de vosotros.”

El alma quiere quedarse en Jerusalén. Quiere buscar los agujeros de la piedra, las cuevas de los muros, para oír, reposar, en las palabras creadoras del Príncipe de la Paz, que dice al alma: “La paz esté contigo. Yo soy.”

Sí, el alma ama a Jerusalén por encima de todas las ciudades de la tierra. El alma en la escuela de Jerusalén aprende la lección siempre nueva de la presencia íntima del Señor Jesucristo. El alma es Jerusalén.  Ella es Sagrario. Ella descubre la presencia del Sagrario. Santuario del alma. Santuario del alma donde igual que en el cielo vive el Rey. De rodillas, ante el Calvario, yo vi la ciudad Santa de Jerusalén que bajaba del cielo, como una novia, engalanada para su esposo. Él vino al alma en la paz de su cruz y su resurrección.

P. José Mª Alba Cereceda SI

 

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Ejercicios Espirituales predicados por el P. Cano

Meditaciones y Pláticas del P. José María Alba Cereceda, S.I.

Varios volumenes de apóx. 370 páginas. Precio volumen: 10 €. Pedidos: hnopablolibros@gmail.com

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