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El Pecado de los Ángeles II

24 miércoles Abr 2013

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«El primer punto será traer la memoria sobre el primer pecado, que fue de los ángeles, y luego sobre el mismo entendimiento discurriendo, luego la voluntad, queriendo todo esto, memorar y entender, por más avergonzarme y confundir; trayendo en comparación de un pecado de los ángeles tantos pecados míos, y donde ellos por un pecado fueron al infierno, cuántas veces yo lo he merescido por tantos. Digo traer en memoria el pecado de los ángeles; cómo siendo ellos criados en gracia, no se queriendo ayudar con su libertad para hacer reverencia y obediencia a su Criador y Señor, veniendo en superbia, fueron convertidos de gracia en malicia, y lanzados del cielo al infierno; y así, consequenter, discurrir más en particular con el entendimiento, y consequenter moviendo más los afectos con la voluntad».

El beato Juan Pablo II dijo: “que el hombre contemporáneo experimenta la amenaza de una imposibilidad espiritual y de la muerte de la conciencia y esta muerte es algo más profundo que el pecado: es la eliminación del sentido del pecado”. San Ignacio quiere que el ejercitante alcance un conocimiento vital y profundo del pecado con la meditación del pecado de los ángeles, de Adán y Eva y el pecado particular. Nuestro nuevo doctor de la Iglesia, san Juan de Ávila, pregunta: “¿Pecaste y no temes? No has conocido a Dios; ¿Ofendiste a Dios y no tienes el corazón partido de dolor? No lo has conocido”. San Ignacio de Loyola decía: «Daría por muy bien empleada mi vida por evitar un solo pecado mortal”.

Es dogma de fe que existen los ángeles, sustancias intelectuales, inferiores a Dios, superiores al hombre, puramente espirituales: “Por su bondad y virtud omnipotente… desde el principio del tiempo, creó (Dios) de la nada a una y otra criatura, la espiritual y la corporal, esto es, la angélica y la humana” (Concilio IV de Letrán; 428). El mismo concilio dice que: “El diablo y demás demonios, por Dios ciertamente fueron creados buenos por naturaleza; más ellos por sí mismos se hicieron malos” (428). Un espíritu puro no puede cometer otro pecado que el de la soberbia, apetecer desordenadamente su propia excelencia. Según santo Tomás de Aquino, el diablo habría apetecido para si la unión hipostática, o negado su obediencia al Verbo encarnado. “Viniendo en  superbia” los ángeles pecaron, dice san Ignacio.

“Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que, precipitados en el tártaro, los entregó a las cavernas tenebrosas” (2 Pd, 2-4). En un instante cayó sobre ellos el rayo de la Justicia Divina: “fueron convertidos de gracia en malicia, y lanzados del cielo al infierno” (San Ignacio). ¡Horrible transformación! Belleza- fealdad, bondad-malicia, sabiduría-ignorancia…” y así consecuenter discurrir más en particular con el entendimiento, queriendo todo esto memorar y entender” (san Ignacio).

Los ángeles fueron creados para alabar, hacer reverencia y servir a Dios en el Cielo. Dios les concedió la libertad para que usándola ordenadamente, pudieran merecer la vida eternamente feliz. “¡Non serviam!” fue su respuesta, ¡no quiero obedecer, no quiero servir a Dios! Si en el primer pecado mortal que cometí, Dios me hubiera privado de la vida, hubiera caído en el infierno eternamente. ¡Y he pecado tantas veces! Mi alma ha estado podrida, corrompida ¿Dios mío, quién soy yo para Ti? A los ángeles aplicó su justicia; a mí, su misericordia infinita ¿Cómo voy a presentarme en  su presencia? : «Avergonzado y confundido, en haberle mucho ofendido, de quien primero recibí muchos dones y mercedes” (san Ignacio).

¿Qué será el pecado que tiene un castigo eterno? ¿Qué efectos han producido en mi memoria, entendimiento y voluntad mis muchos pecados? ¡Dios mío, perdóname! Dame tu gracia para jamás volver a ofenderte. ¡Jesús en ti confío! ¡Virgen Santísima bajo tu amparo nos acogemos! “El diablo, a quien os sujetáis cuando pecáis, ¿Quién os parece que es? Es la más malaventurada criatura del mundo, enemigo de Dios, condenado, maldito, espantable enemigo de todo bien, contrario a Dios. El diablo es un gran pecador; los que pecan son sus hijos” (San Juan de Ávila).

Santa Teresa de Jesús: “Pareceros a, hermanas, que a estas almas a quienes el Señor se comunica tan particularmente, que estarán ya tan seguras de que han de gozar para siempre, que no tendrán que temer ni que llorar mis pecados, y será muy grande engaño, porque el dolor de los pecados crece más mientras más recibimos de nuestro Señor”.

El gran teólogo Romano Guardini en su obra el Señor, dice: “Comprenderemos a Cristo en la medida en que comprendamos el pecado”, que es lo mismo que decir: quien no reconoce su pecado, no conocerá a Cristo de verdad, ni lo amará de verdad.

P.Manuel Martínez Cano, mCR

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen XVI

24 miércoles Abr 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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Parte Primera

DE LA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
EN GENERAL

Modo de discernir la verdadera devoción a la Santísima Virgen,
de la falsa y aparente

QUINTA VERDAD

87. Es muy difícil, atendida nuestra flaqueza y fragilidad, que conservemos las gracias y tesoros que hemos recibido de Dios. 1.º Porque tenemos ese tesoro que vale más que el cielo y la tierra, en vasos frágiles (2 Cor. 4,7); en cuerpo corruptible, en una alma débil e inconstante que una nada turba y abate.

88. 2.º Porque los demonios, que son los ladrones finos, procuran sorprendernos de un modo imprevisto para robarnos y despojarnos; acechan día y noche el momento favorable; para esto nos rodean incesantemente a fin de devorarnos y arrebatarnos en un momento, por un pecado mortal, todo lo que en gracias y méritos hemos podido ganar en muchos años.
Su malicia, su experiencia, sus astucias y la muchedumbre de demonios, deben hacernos siempre temer esta desgracia, sabiendo como sabemos que personas más llenas de gracias, más ricas en virtudes, más fundadas en experiencia y más elevadas en santidad, han sido sorprendidas, robadas y despojadas desgraciadamente.
¡Ah! ¡Cuantos cedros del Líbano y estrellas del firmamento se han visto caer miserablemente y perder toda su alteza y claridad en poco tiempo! ¿De qué ha procedido este extraño cambio? No fue falta de gracia, que a nadie falta, sino que fue falta de humildad. Se han juzgado más fuertes y más poderosos de lo que eran, más capaces de guardar sus tesoros; se han fiado y apoyado en sí mismos, han creído bastante segura su casa y bastante fuertes sus cofres para guardar el precioso tesoro de la gracia, y a consecuencia de esta confianza insensata que en sí tenían, aunque les pareciera que se apoyaban sobre la gracia de Dios únicamente, el Señor justamente ha permitido que hayan sido robados, abandonándolos a sí mismos.
¡Ay! Si hubiesen conocido la admirable devoción a María, hubieran confiado su tesoro a la Virgen poderosa y fiel, que se lo hubiera guardado como su bien propio, haciéndolo como un deber de justicia.

89. 3.º Es difícil perseverar en la gracia a causa de la extraña corrupción del mundo. El mundo está ahora tan corrompido, que apenas se escapan los corazones fervorosos de quedar mancillados, sino por el lodo, al menos por el polvo del vicio, de modo que es una especie de milagro que una persona permanezca firme en medio de ese torrente impetuoso del mal sin ser por él arrastrada, en medio de este mar tempestuoso sin ser sumergida, o cogida por los piratas y corsarios, y en medio de este aire pestífero sin contagiarse. Y la Virgen, la única criatura fiel en que la serpiente no haya tenido parte, es quien hace este milagro para con los que la sirven como buenos y devotos hijos.

90. Establecidas estas cinco verdades, aún es menester hacer más que nunca una buena elección de la verdadera devoción a la Santísima Virgen; porque las hay falsas, y es muy fácil caer tomándolas como verdaderas. El demonio, como un monedero falso y engañador fino y práctico, ha ilusionado tantas almas por medio de una falsa devoción aun para con la Santísima Virgen, que diariamente se sirve de su experiencia diabólica para engañar a otras, durmiéndolas en el pecado so pretexto de algunas oraciones mal dichas y de algunas prácticas exteriores que les inspira. Así como un falso acuñador de moneda no falsifica generalmente más que el oro y la plata, y rara vez los demás metales porque no valen la pena, del mismo modo el espíritu maligno no falsea más que la devoción a Nuestro Señor y a María, porque éstas son, entre las demás devociones, lo que el oro y la plata son respecto de los demás metales.

91. Es, pues, importante conocer desde luego: primero, las falsas devociones a la Virgen Santísima para evitarlas; segundo, la verdadera para abrazarla. En seguida, entre tantas prácticas diferentes, explicaré más por menor en la segunda parte de este escrito, cual es la más perfecta, la más agradable a María, la más gloriosa a Dios y la más propia para nuestra santificación, a fin de que nos aficionemos a ella.

El Padre Solá y el Demonio

13 miércoles Mar 2013

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano, Uncategorized

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El P. Francisco de Paula Solá, que en gloria esté, durante varios años fue muy solicitado Francisco de Paula Solapor los medios de comunicación social, televisión, radio, prensa escrita, para hablar del demonio, la posesión diabólica y los exorcismos. Muchas personas lo conocieron por esto. Pero la inmensa mayoría no sabe que el P. Solá fue un extraordinario teólogo que asesoró a los obispos españoles en el Concilio Vaticano II. Fue un gran mariólogo y josefólogo. Escribió muchísimo de la Virgen María y san José.

Me gustaría recordar ahora algo de lo mucho que aprendí en sus clases, pero no puede ser. En el campeonato mundial de memoriones quede el penúltimo, porque el último necesitaba ese título para alcanzar la laureada de la humildad. Pero ya que estamos con los exorcismos y los endemoniados vamos a ver si la jalea de miel y los rabos de higos funcionan.

El padre decía que el exorcista necesita tener mucha serenidad y mucho espíritu sobrenatural, mucho amor a Jesús y a la Santísima Virgen María y seguir siempre las normas de la Iglesia. Nos decía que siempre ha habido endemoniados, Jesús expulsó varios demonios, pero hay que ir con mucha prudencia en este tema, porque muchas veces se trata de trastornos patológicos, nerviosos o mentales. Un endemoniado es una persona de la cual ha tomado posesión el diablo. El demonio puede tomar posesión del cuerpo de una persona, no del alma, a no ser que el hombre o la mujer voluntariamente se entreguen en cuerpo y alma al demonio. El demonio no puede ejercer nada contra la libertad absoluta e intelectual de la persona. Si el demonio consigue quitar la libertad a una persona, ésta es irresponsable y, por lo tanto, no puede cometer pecado, porque no es responsable de sus actos; los actos los realiza el demonio por medio de ella.

La posesión diabólica puede ser permanente o temporal; esporádica, en momentos determinados. Pero a veces no es posesión diabólica sino influencia diabólica, muy frecuente en nuestros días. Se trata de una influencia que se manifiesta en cosas extrañas, que a veces se toman como fenómenos parasicológicos, pero que en realidad son influencias diabólicas.

Intentaré recordar algo de sus clases en próximas semanas.

P. Manuel Martínez Cano mCR

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen X

05 martes Mar 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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Parte Primera

DE LA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
EN GENERAL

Modo de discernir la verdadera devoción a la Santísima Virgen,
de la falsa y aparente

60. Habiendo expuesto hasta aquí algo acerca de la necesidad que tenemos de la devoción a la Santísima Virgen, menester es ahora decir en qué consiste esta devoción. Pero antes conviene consignar algunas verdades fundamentales que ilustrarán más y más cuanto conviene saber acerca de esta materia.

PRIMERA VERDAD

61. Jesucristo Nuestro Señor, verdadero Dios y verdadero hombre, debe ser el fin último de nuestras devociones; a no ser así, serían falsas y engañosas. Jesucristo es el alfa y el omega, el comienzo y fin de todas las cosas (Apoc. 1,8; 21,6; 22,13).
No trabajamos, como dice el Apóstol, más que por hacer perfecto a todo hombre madre de talaveraen Jesucristo (Col. 2,9), porque sólo en El reside toda plenitud de la Divinidad y todas las demás plenitudes de gracia, de virtudes y de perfecciones; porque sólo en El estamos bendecidos con toda bendición espiritual; porque El es el único Maestro que debe enseñarnos, es nuestro único Señor de quien debemos depender, nuestro único Jefe a quien debemos pertenecer, nuestro único Modelo a que debemos conformarnos, nuestro único Médico que nos debe sanar, nuestro único Pastor que debe alimentarnos, nuestro único Camino por donde debemos andar, nuestra única Verdad que debemos creer, nuestra única Vida que debe vivificarnos, y nuestro único Todo en todas las cosas que debe bastarnos (Eph. 1,3; Mt. 23,10; Jn. 14,6).
No se ha pronunciado bajo el cielo otro nombre que el de Jesús por el cual debamos ser salvos (Act. 4,12). Dios no ha puesto otro fundamento de nuestra salvación, de nuestra perfección y de nuestra gloria, más que a Jesucristo; todo edificio que no está construido sobre esta piedra firme, está levantado sobre movediza arena, y más o menos tarde caerá infaliblemente. Todo fiel que no esté unido a El, como el sarmiento a la vid, caerá, se secará y no servirá más que para el fuego (Jn. 15,5-6). Si estamos en Jesucristo, y Jesucristo está en nosotros, no hemos de abrigar temor alguno de condenación; ni los ángeles de los cielos, ni los hombres de la tierra, ni los demonios de los infiernos, ni otra criatura alguna nos puede dañar, porque nadie nos puede separar, si no queremos, de la caridad de Jesucristo (Rom. 8,38); con Jesucristo y en Jesucristo lo podemos todo: podemos dar toda honra y gloria al Padre en unidad del Espíritu Santo, hacernos perfectos y ser para el prójimo buen olor de vida eterna.

62. Si, pues, nos entregamos a la hermosa devoción hacia la Virgen Santísima, es sólo para establecer más perfectamente el amor de Jesucristo, y de hallar un medio fácil y seguro de hallar a Jesucristo. Si la devoción a la Santísima Virgen separase de su Hijo, sería preciso desecharla como una ilusión del demonio; pero precisamente hemos menester de María para lo contrario, como ya lo he demostrado, y aún demostraré más adelante, pues esta devoción nos es necesaria para hallar a Jesucristo perfectamente, para amarle tiernamente y para servirle fielmente.

63. Al llegar aquí, vuélvome un momento hacia Vos, oh amable Jesús, para quejarme amorosamente a Vuestra Majestad de que la mayor parte de los cristianos, aun los más instruidos, ignoran el enlace necesario que existe entre Vos y vuestra Santísima Madre. Vos estáis, Señor, siempre con María, y María siempre está con Vos y no puede estar sin Vos: de otro modo dejaría Ella de ser lo que es; de tal modo está Ella transformada en Vos por la gracia, que no vive, no existe, sino que sólo Vos, mi Jesús, vivís y reináis en Ella con más perfección que en todos los ángeles y bienaventurados. ¡Oh! si fuere conocida la gloria y el amor que recibisteis, Señor, en esta admirable criatura, se tendrían para con Vos y para con Ella sentimientos bien diferentes de los que se tienen. María os está tan íntimamente unida, que más fácil sería separar a la luz del sol, al calor del fuego; digo mal, más facil sería separar de Vos a todos los ángeles y santos, que a vuestra bienaventurada Madre; porque Ella os ama más ardientemente y os glorifica más perfectamente que todas vuestras criaturas juntas.

64. Después de esto, ¿no es, mi amable Dueño, una cosa sorprendente y lastimosa ver la ignorancia y tinieblas de todos los hombres acá abajo respecto de vuestra Santísima Madre? No hablo tanto de los idólatras y paganos, que no os conocen ni se cuidan de conoceros; no hablo de los herejes y cismáticos, que después de separarse de Vos y de vuestra Iglesia, no muestran empeño en ser devotos de la Virgen María: hablo de los católicos, y aun de los que entre católicos, haciendo profesión de enseñar a los demás las verdades de la fe, no os conocen, ni conocen a vuestra Madre, sino de una manera especulativa, seca, estéril e indiferente. Doctores que no hablan sino rara vez de vuestra Madre y de la devoción que se le debe tener porque temen, así lo dicen ellos, que haya en ello abuso y se os haga injuria al honrar a vuestra Madre Santísima. Si ven u oyen a algún devoto de la Virgen hablar con frecuencia de la devoción a esta buena Madre de un modo tierno, firme y persuasivo, como de un medio exento de toda ilusión, de un camino corto y sin peligros, de una vía inmaculada y sin imperfección, y de un secreto maravilloso para hallaros y amaros perfectamente, claman contra él y dan mil falsas razones para probarle que no es menester que se hable tanto de la Virgen, que hay grandes abusos en esta devoción, y que es menester procurar destruirlos, y más bien hablar de Vos que conducir a los pueblos a la devoción a María, a quien ya aman suficientemente.

Se les oye alguna vez hablar de la devoción a vuestra Madre, no para establecerla y confirmarla, sino para destruir los abusos de ella, mientras carecen de piedad y de tierna devoción hacia Vos, porque no se la tienen a María. Miran el rosario, el escapulario y la corona como devociones propias de espíritu débiles e ignorantes, sin las cuales se puede uno salvar; si en sus manos cae algún devoto a la Virgen que recita su rosario, o tiene alguna práctica de devoción a María, procuran bien pronto trocar su espíritu y su corazón, y en lugar del rosario, le aconsejarán que recite los siete salmos; en lugar de la devoción a la Santísima Virgen, le aconsejarán la devoción a Jesucristo.
Amable Jesús, ¿tienen vuestro espíritu estas gentes? ¿Os es agradable ese modo
santisima-virgen-mariade pensar? ¿Os agrada que no se haga esfuerzo alguno para agradar a vuestra
Madre por temor de desagradaros? La devoción de vuestra Santa Madre, ¿es impedimento de la vuestra? ¿Se arroga Ella la honra que a Vos se os da? ¿Forma, acaso, Ella un bando aparte? ¿Es una persona extraña que nada tiene que ver con Vos? ¿Es desagradaros el querer agradarla? ¿Es separarse o alejarse de vuestro amor el entregarse a Ella para amarla?

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen VII

13 miércoles Feb 2013

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Parte Primera

DE LA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
EN GENERAL

Excelencia y necesidad de la devoción a la Santísima Virgen

41. Las figuras y las expresiones del antiguo y del nuevo Testamento lo inmaculado_corazon2prueban, los sentimientos y los ejemplos de los santos lo confirman, la razón y la experiencia lo enseñan y demuestran; los mismos demonios y sus secuaces, impelidos por la fuerza de la verdad, se han visto con frecuencia obligados a confesarlo a pesar suyo. De todos los pasajes de los Santos Padres y de los Doctores de que he hecho vasta colección para probar esta verdad, sólo citaré uno, para no ser demasiado extenso: Seros devoto, oh Santísima Virgen, dice San Juan Damasceno, es una arma de salvación que Dios da a los que quiere salvar.

42. Y podría citar aquí varias historias que probarían lo mismo, entre otras: la que se refiere en las Crónicas de San Francisco, de cuando vio en éxtasis una gran escalera que llegaba al cielo, al fin de la cual estaba la Santísima Virgen y por la cual se le indicó que era preciso subir para llegar al cielo; y la que se refiere en las crónicas de Santo Domingo, cuando quince mil demonios apoderados del alma de un desgraciado hereje, cerca de Carcasona, en donde este Santo predicaba el Rosario, se vieron obligados, por el mandato que les hizo la Santísima Virgen, a confesar muchas verdades grandes y consoladoras referentes al amor hacia la Reina del cielo, con tanta fuerza y claridad, que no puede leerse esta historia auténtica y el panegírico que el diablo hizo a pesar suyo de esta devoción, sin derramar lágrimas de alegría por poco devoto que uno sea de la Santísima Virgen.

43. Si la devoción a María es necesaria a todos los hombres, simplemente para alcanzar la salvación, es aún más necesaria a los que son llamados a una perfección particular, y no creo que una persona pueda adquirir una unión íntima con Nuestro Señor y una fidelidad perfecta al Espíritu Santo, sin una unión grandísima con la Santísima Virgen y una gran dependencia de su socorro.

44. Sólo María ha encontrado gracia ante Dios sin auxilio de ninguna otra pura criatura. Sólo por Ella han obtenido gracia ante Dios cuantos la han alcanzado, y solamente por Ella la conseguirán cuantos en adelante la logren. Estaba llena de gracia cuando la saludó el arcángel Gabriel, y fue superabundantemente inundada de gracia por el Espíritu Santo cuando su sombra inefable la cubrió; y ha aumentado de tal modo de día en día y de momento en momento esta doble plenitud, que ha llegado a un grado de gracia inmensa e inconcebible, de manera que el Altísimo la ha hecho tesorera única de sus tesoros y la única dispensadora de sus gracias, para ennoblecer, elevar y enriquecer a quien Ella quiera en el estrecho camino del cielo; para hacer pasar, a pesar de todo, a quien Ella quiera por la angosta puerta de la vida, y para dar el trono, el cetro y la corona de rey a quien Ella quiera. Jesús es en todas partes y siempre el fruto y el Hijo de María, y María es en todas partes el árbol verdadero del fruto de la vida y la verdadera Madre que lo produce.

45. Solamente a María ha dado Dios las llaves de los tesoros del divino amor, y el poder de entrar en los caminos más sublimes y más secretos de la perfección, y de hacer entrar a otros en ellos. Sólo María proporciona la entrada en el paraíso terrestre a los desgraciados hijos de la infiel Eva para pasearse en ese paraíso agradablemente con Dios, abrigarse seguramente en él contra toda clase de enemigos, para alimentarse deliciosamente sin temer más a la muerte, del fruto de los árboles de la vida y de la ciencia, y para madre de talaverabeber a torrentes las aguas celestiales de la hermosa fuente que allí abundantemente rebosa.
Ella es en sí misma ese paraíso terrestre o esa tierra virgen y bendita de que han sido expulsados los pecadores Adán y Eva. Ella no da entrada en el paraíso de su corazón más que a los que Ella quiere que se hagan santos.

 

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