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DE LA DEVOCIÓN MÁS EXCELENTE A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Motivos de esta perfecta consagración
185. Antes de explicar esta historia, que tan hermosa es, menester es advertir que, según los Santos Padres y los intérpretes de la Sagrada Escritura, Jacob es la figura de Jesucristo y de los predestinados, y Esaú, la de los réprobos; y para juzgar así basta examinar las acciones y la conducta del uno y del otro. 1.º Esaú, el primogénito, era fuerte y robusto, gran cazador, de cuerpo diestro y hábil para manejar el arco. 2.º No estaba casi nunca en casa, y poniendo su confianza sólo en su fuerza y en su destreza, no trabajaba sino fuera de su hogar. 3.º Esaú no trabajaba por agradar a su madre Rebeca. 4.º Era tan glotón y gustaba tanto los placeres del gusto, que vendió su derecho de primogenitura por un plato de lentejas. 5.º Estaba, como Caín, lleno de envidia contra su hermano Jacob, y lo persiguió a muerte.
186. He aquí la conducta que guardan siempre los réprobos: 1.º Fían en sus fuerzas e industria en los negocios temporales; son fuertes, hábiles y perspicaces para las cosas de la tierra, pero muy necios, débiles e ignorantes para las del cielo: Fuertes en las cosas terrenas, flojos en las celestiales. Por esto:
187. 2.º No paran nada o paran poco en la casa, en su propio hogar, es decir, en el interior de su alma, que es la casa interior que Dios ha dado a cada hombre para que habite allí consigo mismo, a ejemplo de Dios, que vive siempre en sí mismo. Los réprobos no aman el retiro, ni las cosas espirituales, ni la devoción interior, y califican de pequeños, de beatos y de salvajes a los hombres interiores y retirados del mundo, que trabajan más interior que exteriormente.
188. 3.º Los réprobos no se cuidan nada de la devoción a la Santísima Virgen, Madre de los predestinados; es verdad que no la aborrecen formalmente: algunas veces la alaban, dicen que la aman, hasta practican algunas devociones en honra suya, pero no pueden sufrir que se la ame tiernamente, porque no tienen para con Ella las ternuras de Jacob. Desaprueban las prácticas de devoción, a las que los buenos hijos y servidores de María suelen ser tan fieles. Pretenden que con no aborrecer formalmente a la Virgen y no menospreciar abiertamente su devoción, es bastante, y creen que con esto han alcanzado su gracia, y se figuran que son devotos de María porque recitan y murmuran algunas oraciones en su honra, sin ternura para con Ella ni enmienda en sus pecados.
189. 4.º Los réprobos venden su derecho de primogenitura, es decir, los placeres del Paraíso, por un plato de lentejas, es decir, por los placeres de la tierra. Beben, comen y se divierten, juegan, bailan, sin tomar a pecho, como Esaú, el hacerse dignos de la bendición del Padre celestial. En pocas palabras, no piensan sino en la tierra, no aman más que la tierra, no hablan ni tratan más que de la tierra y de los placeres vendiendo por un momento de goce, por un vano humo de honra y por un pedazo de tierra dura, amarilla o blanca, la gracia bautismal, su vestido de inocencia y la herencia celestial.
190. 5.º En fin, los réprobos aborrecen y persiguen sin cesar a los predestinados, franca u ocultamente; no pudiendo soportarlos, los desprecian, los critican, los contradicen, los injurian, los traen en lenguas; los engañan, los empobrecen, los desechan, los reducen a polvo, al paso que ellos agrandan su fortuna, gozan, viven cómodamente, se enriquecen, se engrandecen y se regalan a sus anchas.


