Contracorriente

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Democracia Totalitaria Anticristiana

05 martes Mar 2013

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La democracia moderna, la única moderna que existe en nuestros días, se ha implantado en muchas naciones por la totalitarismoacción directa del demonio y sus colaboradores. Porque esta democracia está fundada en la mentira diabólica de la no existencia de Dios. Lo dijo nuestro Rey  y Señor, Cristo: “Satanás es el padre de la mentira”; y también “el dios de este mundo”, democrático o partitocrático, que es lo mismo. El primer Papa santo del siglo XX, san Pio X, dijo que los demócratas llegan al grado de perversidad de afirmar que el pueblo es soberano. El único soberano es Cristo, Rey de las familias, de las naciones y de los corazones.

La perversidad de la soberanía del pueblo, que está corrompiendo las costumbres de las personas y de los pueblos, es la mentira fundamental de estas democracias modernas demoníacas. De esa perversa mentira, siguen las infinitas mentiras que, los demócratas sin Dios, difunden por todos los medios de comunicación social. Así se puede asesinar a niños y niñas inocentes en el vientre de sus madres, con la ley del aborto en la mano, porque el aborto es sólo la “interrupción del embarazo”. Hipócritas, asesinos y mentirosos.

El matrimonio ha sido siempre la unión de un hombre con una mujer para siempre. A la unión de  homosexuales o lesbianas no puede llamársele matrimonio; sencillamente porque no lo es. Los demócratas que mienten son malos: “vosotros sois malos “(Luc 11,13), pues “hacéis las obras de vuestro padre” – el demonio – ( Jn 8,41).

Indiscutiblemente, lo más necesario y fundamental en nuestros días es estudiar la verdad católica y propagarla incansablemente por todos los medios disponibles.

¡Me indigno cuando oigo o leo: “cultura de la muerte” porque el aborto, la eutanasia y la experimentación con embriones, son asesinatos de personas inocentes; esto es anticultura, contracultura! Cultura es lo que hace al hombre más hombre, más persona; no más asesino o más endemoniado. Sólo “la verdad nos hace libres”, como enseñó nuestro Rey y Señor, Jesucristo. La Iglesia no puede renunciar al ejercicio de su misión que consiste en: “realizar en la tierra el plan divino de restaurar en Cristo todas las cosas de los cielos y la tierra” (Pío XII). Y no olvide nadie que la Iglesia somos todos los bautizados.

Los demócratas del tiempo de Jesús, lo condenaron a muerte, y una muerte de cruz. “No queremos que éste reine sobre nosotros”, dijeron a Pilato “¡crucifícale!”.

Los católicos sí queremos que Cristo reine sobre nosotros, en nuestros pueblos, en nuestras naciones. ¡Nada sin Dios! Tenemos el sagrado deber de luchar para: “reconstruir sociedades y naciones cristianas, que lo sean , no sólo por la vida de sus miembros, sino también por su plasmación en sus instituciones, en sus leyes y en toda su actividad política y social” (León XIII, Immortale Dei, 23).

El beato Juan Pablo II condenó a las democracias modernas fundamentadas en el agnosticismo y el relativismo porque: “una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia” (Centesimus annus, 46).

¡Por Cristo, por María, por la Iglesia, por España, combatamos los nobles combates de la fe!

P. Manuel Martínez Cano, mCR

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen X

05 martes Mar 2013

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10, 12, 21.6, 22.13, 3, 38, 5-6, 6, 8, 9, Act 4, alfa, amar tiernamente, amor, apóstol, Apoc 1, ángeles, bendición espiritual, buen olor, Camino, católicos, cismáticos, Col. 2, demonios, devoción a María, devoción aparente, devoción falsa, devoto, discernir verdadera devoción, divinidad, edificio, Eph 1, espíritu débil, espíritu ignorante, fuego, gloria, gracia, herejes, ida eterna, idólatras, infiernos, Jefe, jesús, Jesucristo Nuestro Señor, Jn 15, Jn.14, Majestad, maría, Médico, Mestro, Modelo, movediza arena, Mt.23, necesidad, omega, paganos, Pastor, perfecciones, piedra firme, plenitud, primera verdad, Rom.8, rosario, santísima virgen, sarmiento, Señor, secreto maravilloso, servir fielmente, siete salmos, Todo, Verdad, verdadero Dios, verdadero hombre, verdades fundamentales, vid, vida, virtudes

Parte Primera

DE LA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
EN GENERAL

Modo de discernir la verdadera devoción a la Santísima Virgen,
de la falsa y aparente

60. Habiendo expuesto hasta aquí algo acerca de la necesidad que tenemos de la devoción a la Santísima Virgen, menester es ahora decir en qué consiste esta devoción. Pero antes conviene consignar algunas verdades fundamentales que ilustrarán más y más cuanto conviene saber acerca de esta materia.

PRIMERA VERDAD

61. Jesucristo Nuestro Señor, verdadero Dios y verdadero hombre, debe ser el fin último de nuestras devociones; a no ser así, serían falsas y engañosas. Jesucristo es el alfa y el omega, el comienzo y fin de todas las cosas (Apoc. 1,8; 21,6; 22,13).
No trabajamos, como dice el Apóstol, más que por hacer perfecto a todo hombre madre de talaveraen Jesucristo (Col. 2,9), porque sólo en El reside toda plenitud de la Divinidad y todas las demás plenitudes de gracia, de virtudes y de perfecciones; porque sólo en El estamos bendecidos con toda bendición espiritual; porque El es el único Maestro que debe enseñarnos, es nuestro único Señor de quien debemos depender, nuestro único Jefe a quien debemos pertenecer, nuestro único Modelo a que debemos conformarnos, nuestro único Médico que nos debe sanar, nuestro único Pastor que debe alimentarnos, nuestro único Camino por donde debemos andar, nuestra única Verdad que debemos creer, nuestra única Vida que debe vivificarnos, y nuestro único Todo en todas las cosas que debe bastarnos (Eph. 1,3; Mt. 23,10; Jn. 14,6).
No se ha pronunciado bajo el cielo otro nombre que el de Jesús por el cual debamos ser salvos (Act. 4,12). Dios no ha puesto otro fundamento de nuestra salvación, de nuestra perfección y de nuestra gloria, más que a Jesucristo; todo edificio que no está construido sobre esta piedra firme, está levantado sobre movediza arena, y más o menos tarde caerá infaliblemente. Todo fiel que no esté unido a El, como el sarmiento a la vid, caerá, se secará y no servirá más que para el fuego (Jn. 15,5-6). Si estamos en Jesucristo, y Jesucristo está en nosotros, no hemos de abrigar temor alguno de condenación; ni los ángeles de los cielos, ni los hombres de la tierra, ni los demonios de los infiernos, ni otra criatura alguna nos puede dañar, porque nadie nos puede separar, si no queremos, de la caridad de Jesucristo (Rom. 8,38); con Jesucristo y en Jesucristo lo podemos todo: podemos dar toda honra y gloria al Padre en unidad del Espíritu Santo, hacernos perfectos y ser para el prójimo buen olor de vida eterna.

62. Si, pues, nos entregamos a la hermosa devoción hacia la Virgen Santísima, es sólo para establecer más perfectamente el amor de Jesucristo, y de hallar un medio fácil y seguro de hallar a Jesucristo. Si la devoción a la Santísima Virgen separase de su Hijo, sería preciso desecharla como una ilusión del demonio; pero precisamente hemos menester de María para lo contrario, como ya lo he demostrado, y aún demostraré más adelante, pues esta devoción nos es necesaria para hallar a Jesucristo perfectamente, para amarle tiernamente y para servirle fielmente.

63. Al llegar aquí, vuélvome un momento hacia Vos, oh amable Jesús, para quejarme amorosamente a Vuestra Majestad de que la mayor parte de los cristianos, aun los más instruidos, ignoran el enlace necesario que existe entre Vos y vuestra Santísima Madre. Vos estáis, Señor, siempre con María, y María siempre está con Vos y no puede estar sin Vos: de otro modo dejaría Ella de ser lo que es; de tal modo está Ella transformada en Vos por la gracia, que no vive, no existe, sino que sólo Vos, mi Jesús, vivís y reináis en Ella con más perfección que en todos los ángeles y bienaventurados. ¡Oh! si fuere conocida la gloria y el amor que recibisteis, Señor, en esta admirable criatura, se tendrían para con Vos y para con Ella sentimientos bien diferentes de los que se tienen. María os está tan íntimamente unida, que más fácil sería separar a la luz del sol, al calor del fuego; digo mal, más facil sería separar de Vos a todos los ángeles y santos, que a vuestra bienaventurada Madre; porque Ella os ama más ardientemente y os glorifica más perfectamente que todas vuestras criaturas juntas.

64. Después de esto, ¿no es, mi amable Dueño, una cosa sorprendente y lastimosa ver la ignorancia y tinieblas de todos los hombres acá abajo respecto de vuestra Santísima Madre? No hablo tanto de los idólatras y paganos, que no os conocen ni se cuidan de conoceros; no hablo de los herejes y cismáticos, que después de separarse de Vos y de vuestra Iglesia, no muestran empeño en ser devotos de la Virgen María: hablo de los católicos, y aun de los que entre católicos, haciendo profesión de enseñar a los demás las verdades de la fe, no os conocen, ni conocen a vuestra Madre, sino de una manera especulativa, seca, estéril e indiferente. Doctores que no hablan sino rara vez de vuestra Madre y de la devoción que se le debe tener porque temen, así lo dicen ellos, que haya en ello abuso y se os haga injuria al honrar a vuestra Madre Santísima. Si ven u oyen a algún devoto de la Virgen hablar con frecuencia de la devoción a esta buena Madre de un modo tierno, firme y persuasivo, como de un medio exento de toda ilusión, de un camino corto y sin peligros, de una vía inmaculada y sin imperfección, y de un secreto maravilloso para hallaros y amaros perfectamente, claman contra él y dan mil falsas razones para probarle que no es menester que se hable tanto de la Virgen, que hay grandes abusos en esta devoción, y que es menester procurar destruirlos, y más bien hablar de Vos que conducir a los pueblos a la devoción a María, a quien ya aman suficientemente.

Se les oye alguna vez hablar de la devoción a vuestra Madre, no para establecerla y confirmarla, sino para destruir los abusos de ella, mientras carecen de piedad y de tierna devoción hacia Vos, porque no se la tienen a María. Miran el rosario, el escapulario y la corona como devociones propias de espíritu débiles e ignorantes, sin las cuales se puede uno salvar; si en sus manos cae algún devoto a la Virgen que recita su rosario, o tiene alguna práctica de devoción a María, procuran bien pronto trocar su espíritu y su corazón, y en lugar del rosario, le aconsejarán que recite los siete salmos; en lugar de la devoción a la Santísima Virgen, le aconsejarán la devoción a Jesucristo.
Amable Jesús, ¿tienen vuestro espíritu estas gentes? ¿Os es agradable ese modo
santisima-virgen-mariade pensar? ¿Os agrada que no se haga esfuerzo alguno para agradar a vuestra
Madre por temor de desagradaros? La devoción de vuestra Santa Madre, ¿es impedimento de la vuestra? ¿Se arroga Ella la honra que a Vos se os da? ¿Forma, acaso, Ella un bando aparte? ¿Es una persona extraña que nada tiene que ver con Vos? ¿Es desagradaros el querer agradarla? ¿Es separarse o alejarse de vuestro amor el entregarse a Ella para amarla?

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen IX

27 miércoles Feb 2013

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12, 15-16, 17, 3;2, 4, 8, altísimo, Cor.2, corazón, cuerpo, cumplimiento de toda ley, Ella, enemigos de Dios, Eph.6, esclavos de María, espíritu, espíritu santo, Hebr.4, hijos de Leví, hijos de María, idólatras, impíos, incienso de la oración, Isai.60, jesús, mahometanos, Malaq.3, maría, mejor abogada, mirra de la mortificacón, nombres sagrados, oro de la caridad, oro del amor, Ps.126, Santo Evangelio, virgen soberana

Parte Primera

DE LA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
EN GENERAL

Excelencia y necesidad de la devoción a la Santísima Virgen

55. En fin, Dios quiere que su Santísima Madre sea ahora más conocida, santísima virgenmás amada, más honrada que lo ha sido jamás. Y será así sin duda si los predestinados entran en la gracia y en la luz del Espíritu Santo, en la práctica interior y perfecta que yo les manifestaré luego; entonces verán con aquella claridad compatible con la fe esta hermosa estrella de la mar, y llegarán a buen puerto a pesar de las tempestades y de los piratas que los persigan; conocerán las grandezas de esta Virgen Soberana y se consagrarán completamente a su servicio como súbditos suyos y esclavos de su amor; saborearán sus dulzuras y sus bondades maternales, y la amarán con la ternura de hijos muy amados; conocerán las misericordias de que está llena María y las necesidades para las que han menester su socorro, y recurrirán a Ella en todo como a la mejor abogada y mediadora para con Jesucristo; sabrán que María es el medio más seguro, más fácil, más corto y el más perfecto camino para ir a Jesucristo, y se entregarán a Ella en cuerpo y alma, sin partición, para ser suya del mismo modo que de Jesucristo.

56. Pero ¿a qué se podrá comparar a estos servidores, esclavos e hijos de María? Serán como brasas encendidas en medio de los ministros del Señor y pondrán el fuego del amor divino en todas partes, y como flechas en mano poderosa, flechas agudas en la mano de la poderosa María para herir a los enemigos de Dios (Ps. 126,4).
Serán hijos de Leví, bien purificados por el fuego de grandes tribulaciones, y bien unidos a Dios, que llevarán el oro del amor en el corazón, el incienso de la oración en el espíritu, y la mirra de la mortificación en el cuerpo, y que por todas partes serán el buen olor de Jesucristo para los pobres y para los pequeños, mientras que serán mensajeros de muerte para los grandes, para los ricos y para los orgullosos del mundo (Malaq. 3,3; 2 Cor. 2,15-16).

57. Serán nubes aterradoras y ligeras que volarán por los aires al menor soplo del Espíritu Santo, y sin adherirse a nadie, ni espantarse de nadie, ni apenarse por nada, esparcirán la lluvia de la palabra de Dios y de la vida eterna; tronarán contra el pecado, bramarán contra el mundo, y ministros fieles de Dios, vencerán al diablo y a sus súbditos, y herirán de parte a parte, para la vida o para la muerte, con la espada de dos filos de la palabra de Dios a todos aquellos a quien sean enviados de parte del Altísimo (Isai. 60,8; Eph. 6,17; Hebr. 4,12).

58. Serán verdaderos apóstoles de los últimos tiempos a quienes el Señor de las virtudes dará la palabra y la fuerza para obrar maravillas y ganar gloriosos despojos a sus enemigos; dormirán sin oro ni plata, y lo que es más, sin cuidado alguno ni miedo a nadie, y sin embargo, serán como las plateadas alas de la paloma para ir con la pura intención de la gloria de Dios y de la salvación de las almas a donde los llame el Espíritu Santo, y no dejarán tras sí donde hayan predicado más que el oro de la caridad, que es el cumplimiento de toda la ley.

59. En fin, sabemos que serán verdaderos discípulos de Jesucristo, que, marchando sobre las trazas de la pobreza, humildad, desprecio del mundo y caridad, enseñarán el camino derecho de Dios y de la verdad, según el Santo Evangelio, y no según las máximas del mundo, sin apenarse por nada, sin hacer acepción de personas, sin cuidarse de nadie, ni escuchar, ni temer a ningún mortal, por poderoso que sea.
Tendrán en sus labios la espada de doble filo de la palabra de Dios;OurLady llevarán sobre sus espaldas el estandarte ensangrentado de la Cruz, el Crucifijo en la mano derecha, el rosario en la izquierda, los nombres sagrados de Jesús y de María en el corazón y la modestia y mortificación de Jesucristo en toda su conducta. Ved los grandes hombres que vendrán; pero María estará allí por orden del Altísimo para extender su imperio sobre el de los impíos, idólatras y mahometanos. ¿Cuándo y cómo sucederá esto?… Dios sólo lo sabe: a nosotros sólo nos toca callar, orar, suspirar y esperar. Esperare confiadamente (Ps. 39,1).

El Padre Alba: «El Divino Impaciente»

20 miércoles Feb 2013

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P.Alba con Rafael Stern en el Colegio Corazón Inmaculado de

P.Alba con Rafael Stern en el Colegio Corazón Inmaculado de

Nuestro gran José M. Pemán en su insuperable obra «El divino impaciente» pone en labios de san Francisco Javier las palabras que dirigió a san Ignacio de Loyola antes de su partida a las India, que fueron cortas pero llenas de amor entrañable:

Perdóname Padre Ignacio,

Que no diga lo que siento.

Vos que entendéis a las almas

Traducidme este silencio que vos me habéis enseñado

Con la lección y el ejemplo

Al ser expresión más corta

Cuando es más largo el afecto.

Esto mismo es lo que nos ha enseñado el padre José María Alba, hijo también de san Ignacio, con su lección y ejemplo: a no cantar las glorias y virtudes del prójimo mientras éste vive, pero una vez muerto, como ya no puede crecer en soberbia, se pueden y deben publicar para que nos sirvan de modelo.Por lo que considero una gracia de Dios, he compartido con él 38 años de mi vida de comunidad, después de participar en una tanda de ejercicios dirigida por él. Han sido años muy felices en que he podido experimentar sus inquietudes sacerdotales, el buscar la mayor gloria de Dios, su amor por las almas y a la patria. He podido ser participe de sus alegrías y sus penas. He experimentado sus delicadezas para conmigo y para muchos más, que por desgracia en ocasiones, no hemos sabido apreciar, valorar y corresponder.

Por lo anteriormente dicho, lo primero que se me ocurre contaros sobre el padre Alba, que no es poco, es que fue un digno sucesor e imitador de su hermano en religión, san Francisco Javier. ¡Sí!, el padre Alba fue otro gran impaciente para ganar almas para Dios a través de los ejercicios espirituales, cursillos de cristiandad, convivencias, retiros, peregrinaciones, adoración nocturna, colegio… Continuamente estaba tramando proyectos para cazar a las almas, para acercarlas a Jesús. Más de una vez me había dicho: «Reza por un alma que se resiste a la gracia». He sido testigo también de su paciencia en querer asegurar la perseverancia de almas volubles y con cuánto amor lo hacía, e incluso en algunas ocasiones aguantando impertinencias, pero él, que sabia qué un alma vale más que toda la creación material entera, no cejaba en su empeño.

Quienes hemos convivido con el padre Alba, sabemos de su impaciencia e intransigencia cuando se trataba de salir en defensa de los derechos de Dios, de la Iglesia y de la verdad, porque sentía en su alma sacerdotal las palabras de Pablo Vl pronunciadas dramáticamente en los años en que da comienzo la gran crisis que había de acometer a la Iglesia: «Sin una fortaleza de espíritu y acción cada vez más operante, podemos vernos arrastrados por culpa de nuestra inercia, a creer que las causas del bien, se defienden por sí solas. Los tiempos actuales son fuertes y exigen hombres fuertes». El padre Alba fue el intérprete exacto de aquella hora en que Cristo, por la llamada del Papa, nos convoca a actuar en defensa de la santa Iglesia y de la santa Tradición de siglos de fe católica.

Fue también un impaciente para que pronto fuera realidad el reinado social de Cristo Rey y en extender ese reinado. Impaciente en inculcar a todos el amor y reverencia a Jesús Eucaristía. Amor y reverencia que le llevaba, en sus días de enfermedad en que las piernas no le obedecían, a pedir que le ayudáramos a recibir al Divino Huésped puesto de rodillas, y por la misma razón al salir del hospital para ir a Sentmenat, al llegar a casa y decirle que le llevábamos a la habitación, dijo: «Yo querría primero llamar a la puerta de nuestro Señor para decirle que ya he llegado».

Fue también un impaciente en querer consolar y reparar al Corazón de Jesús y extender más y más el amor a nuestra Señora. Impaciente por querer instaurar de nuevo, contra viento y marea, la unidad católica en España que otros alegremente habían echado por la borda, porque decían que convenía una pasada por la izquierda.

El padre Alba fue un alma de decisiones firmes y rápidas. Nadie ni nada le frenaba en la consecución de alcanzar algo que Dios había inspirado para su mayor gloria, porque era consciente que:

Las grandes resoluciones

hay que tomarlas al paso

para su mejor acierto

hay que cumplirla al vuelo

Fue también un alma humilde. Siempre ponderaba las virtudes de los demás y jamás tomó una decisión sin consultarla a sus más queridos colaboradores.

La vida del padre Alba estuvo llena de momentos felices, pero como no hay rosas sin espinas, también los hubo amargos, de persecución y de incomprensión e incluso entre personas cercanas que podían haber entendido su grandeza de alma. Hubo un momento especialmente doloroso en su vida al apartarse de su lado sus más cercanos, aquellos a los que solamente había hecho bien y le dejaron solo con un grupito de almas fieles a él y a su obra. Humanamente hablando parecía que se había dado la puntilla a su obra, pero también en esa ocasión, se vio su entereza y fortaleza de alma en llevar la cruz de lo que algunos consideraban muerto y enterrado. Dios, en su bondad infinita, salió en defensa de su servidor bueno y fiel e hizo surgir unas flores muy hermosas: Asociación de la Inmaculada, Colegio CIM, Sociedad Misionera de Cristo Rey que han dado, dan y con la ayuda de Dios, le seguirán dando mucha gloria. Pero los caminos de Dios son inescrutables y Él que ha dispuesto premiar a nuestro querido padre

El P.Alba, nos alcanzará por su intercesión el que podamos llevar adelante las obras que el fundado haciéndolas crecer en santidad y número. De momento, tenemos a nuestro favor los sufrimientos dolorosísimos de sus últimos días de enfermedad y de Getsemaní ofrecidos con ese fin. Lo demás es sólo cuestión de generosidad por nuestra parte y de seguir fielmente el camino señalado por él combatiendo los nobles combates de la fe, por Cristo, por María, por España, más, más y más.

Antonio Turú Rofes, mCR

El Hombre ha sido Creado por Dios

13 miércoles Feb 2013

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26-28, adán, barro, creador, Cristo, Dios, domine, encarnación, evangelio, fe, gaudiem et spes, gen. 1, gracia, hombre, imagen y semejanza, jesús, niños, nuestro señor Jesucristo, padre, padres de la iglesia, pecado, razón, realidad celestials, San Rafael Masia, santa teresa de jesús, solo dios basta, somos de Dios, soy nada, soy nadav, su santidad benedicto XVI, suspiros del amor de Dios, Tertuliano, Trinidad, vengo de dios, Virgen Maria, vivir para Dios, voluntad del hombre

Dios dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, para diosque domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre las bestias de la tierra y sobre cuántos animales se mueven sobre ella. Y creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y hembra; y los bendijo (Gen. 1, 26-28).

¿Para qué me ha creado Dios? ¿A dónde voy? ¿Cuál es mi fin? Lo racional, lo lógico, lo sensato es dar respuesta a estos interrogantes. La razón y la fe me dicen que Dios me ha creado para vivir eternamente feliz con Él en el Cielo. San Agustín: Nos hiciste, Señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti. Dios es mi origen, mi dueño, mi creador, dependo absolutamente de Él. Dios es mi fin.

¡Qué contraste! Salí de la nada, me creó Dios. Nada y Dios. De mi parte, nada soy y nada tengo. Conocer y vivir esta verdad con el corazón es la base más sólida de la humildad, fundamento de la santidad. He salido de la nada ¡qué humillación! Me ha creado Dios ¡qué dignidad! San Ignacio quiere que el ejercitante penetre profundamente esta verdad para que, cuando la soberbia quiera abrirse paso en nuestras vidas, respondamos: ¡Soy nada! Y también para cuando el demonio nos tiente, con sus impedimentos, tristezas y desánimos, le respondamos: ¡Vengo de Dios! ¡Soy de Dios! ¡Dios es mi Padre! Sí, todos los hombres y mujeres podemos decir a nuestro Creador: ¡Padre nuestro! Nuestro Señor Jesucristo dice en el Evangelio ciento setenta veces: ¡Padre!

San Agustín: Dios me creó, luego soy de Dios, me creó todo, luego todo cuanto soy, de Dios soy. El dominio de Dios sobre nosotros es esencial, universal, supremo, absoluto, continuo, ineludible. Tengo que convencerme que soy de Dios, todo suyo y siempre suyo; puesto que de Él lo he recibido todo: mi cuerpo, mis sentidos, mi alma, mis facultades, mi tiempo, mis diversiones, hasta el último instante de mi vida terrena ¡Todo son dones de Dios!

¿Ha sido la voluntad de Dios la norma de mi conducta? O ha sido el capricho, mi soberbia o las pasiones desordenadas. ¿No hemos procedido una y mil veces como si fuéramos algo? ¿Cuántas veces en nuestra vida privada o pública hemos obrado con independencia de Dios? ¡Somos de Dios y debemos vivir para Dios!

Vivimos constantemente por la gracia de Dios; cada momento de nuestras vidas es una nueva creación. Somos suspiros del amor de Dios. Niños pequeños que sólo en el regazo de su Padre y de la Virgen María podemos vivir. Vivamos esta realidad celestial. Así nuestra vida será una ininterrumpida y dulcísima dependencia de Dios. ¡Solo Dios basta! Santa Teresa de Jesús ¡Solo Dios! San Rafael Masía

Tertuliano se preguntaba ¿Qué pensaba la Trinidad al trabajar el barro con que Cristo había de ser hombre? Su Santidad Benedicto XVI nos ha recordado que: Esa misma palabra que siempre ha estado con Dios, que es Dios mismo y por el cual todas las cosas fueron creadas (cf. Col. 1,16-17), se ha hecho hombre: el Dios eterno e infinito se sumergió en la finitud humana, en su criatura, para conducir al hombre y a la entera creación a Él. El Catecismo de la Iglesia Católica afirma: La primera creación encuentra su sentido y su cumbre en la nueva creación en Cristo, cuyo esplendor sobrepasa el de la primera (n. 349). Los Padres de la Iglesia han acercado Jesús a Adán, hasta llamarlo segundo Adán o el Adán definitivo, la imagen perfecta de Dios. Con la Encarnación del Hijo de Dios se da una nueva creación, que nos da la respuesta completa a la pregunta ¿Quién es el hombre?. Sólo en Jesús se revela plenamente el proyecto de Dios sobre el ser humano: Él es el hombre definitivo según Dios. El Concilio Vaticano II lo reitera firmemente: En realidad, el misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado… Cristo, el nuevo Adán, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación (Gaudium et spes, 22; Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 359). El Hijo de Dios… trabajó con manos de dios_padre_trinidadhombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado (Gaudium et Spes, 22)

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Ejercicios Espirituales predicados por el P. Cano

Meditaciones y Pláticas del P. José María Alba Cereceda, S.I.

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“Espíritu Santo, infúndenos la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. Padre Santo Francisco.

"Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen. (Salmo 127, 1)"

Nuestro ideal: Salvar almas

Van al Cielo los que mueren en gracia de Dios; van al infierno los que mueren en pecado mortal

"Id al mundo entro y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado" Marcos 16, 15-16.

"Es necesario que los católicos españoles sepáis recobrar el vigor pleno del espíritu, la valentía de una fe vivida, la lucidez evangélica iluminada por el amor profundo al hombre hermano." San Juan Pablo II.

"No seguirás en el mal a la mayoría." Éxodo 23, 2.

"Odiad el mal los que amáis al Señor." Salmo 97, 10.

"Jamás cerraré mi boca ante una sociedad que rechaza el terrorismo y reclama el derecho de matar niños." Monseñor José Guerra Campos.

¡Por Cristo, por María y por España: más, más y más!

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