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Un antiguo alumno, ahora profesor, que espera su tercer hijo peregrinó con toda su familia a un santuario mariano de España. Allí, un sacerdote le dijo que le felicitaba por los hijos que tenía, le dio buenos consejos, pero el último fue endemoniado. Le dijo: “cuando tengáis el tercer hijo podéis usar los anticonceptivos, no se debe cargar sobre una madre muchos hijos”. Pero la Iglesia enseña lo contrario, le dijo el joven padre. ¡la Iglesia, la Iglesia! Exclamó el clérigo.
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Me acerco a un joven hispanoamericano que está descargando mercancía de un camión. Hablamos. Me dice que trabaja desde las tres y media de la noche hasta las tres de la tarde. En su anterior trabajo terminaba a las seis de la tarde, catorce o quince horas cada día. Quiere volver cuanto antes a su patria, se ha equivocado: “por unos cuantos euros más he dejado a mi familia que es lo más grande y hermoso que tenemos en la tierra.” Le regalé la biografía de García Moreno que fue el primer presidente de gobierno que consagró su patria –Ecuador- al Sagrado Corazón de Jesús. Me dio las gracias varias veces y se marchó muy contento.
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Los Jóvenes de San José aprovechan las noches del sábado al domingo para ayudar a los pobres que viven en las calles de Barcelona. Les ayudan materialmente con comida, ropa…y sobre todo les ayudan espiritualmente, de tal manera, que los jóvenes y los indigentes han llegado a una amistad auténtica. Una noche se presentó un joven voluntario de veinte años. No está bautizado. Ni sabe absolutamente nada de religión: ni cielo, ni infierno, ni sacramentos, ni mandamientos, ni Virgen María…nada de nada; es el más indigente de todos a quien los Jóvenes de San José están evangelizando.
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Salía de celebrar la Santa Misa en una iglesia de Barcelona y una joven se viene hacia mí y me da un beso. Es una antigua alumna de 26 años. Me dice que se acuerda de mí y, sobretodo, el verano pasado me tuvo muy presente porque pasó un mes en Honduras ayudando a unas misioneras que recogen a niños abandonados en las calles. Padre, me dijo, esos niños necesitan mucho cariño, mucho amor. Se fue muy contenta. Aprendió a ser cristiana en nuestro colegio.
P. Manuel Martínez Cano mCR