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Cristo, Dios, evangelizar, Iglesia, palabra, periferias, predicar
El Santo Padre Francisco nos ha dicho varias veces que hay que predicar el evangelio de Cristo y enseñar el catecismo de la Iglesia Católica a nuestros contemporáneos que saben un poco de todo y casi nada de la vida cristiana. Tenemos que predicar a Cristo nacido de la virgen María, muerto y resucitado, para darnos nuestra felicidad eterna. San Pablo nos dice: “¿Cómo invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán sin haber oído de Él? ¿Y cómo oirán si nadie les predica?… Por consiguiente, la fe es por predicación y la predicación por la palabra de Cristo” (Rom. 10, 14-17).
No podemos hacer como las avestruces, cerrar los ojos y taponar los oídos, encerrándonos en nuestra urna de cristal, en nuestros intereses personales olvidando que la Virgen María en Fátima, Portugal y la Divina Misericordia en Polonia, nos revelan que son muchos los que se condenan y van al infierno porque no hay quien rece y se sacrifique por ellos; porque no hay católicos valientes que, oportuna e inoportunamente, les prediquen las verdades eternas que enseña infaliblemente nuestra Santa Madre Iglesia.
Nadie como la Iglesia se preocupa y trabaja por resolver problemas sociales. El Señor curaba a los leprosos, devolvía la vista a los ciegos y resucitaba muertos… pero Dios se hizo hombre para salvar eternamente a los hombres. La Iglesia humaniza y evangeliza. Pero lo primero es la vida eterna. Porque Satanás quiere que todo el mundo se condene como él, esta para siempre condenado. Y, como nos ha dicho el Papa Francisco, muchas veces Satanás se presenta como “ángel de luz”. Y la única luz que alumbra y salva a las personas humanas es Cristo “Luz del mundo”.
Hoy como ayer Cristo nos dice: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura”. Mis palabras son luz y vida, también nos dice Jesús. Y estas palabras permanecerán. “El Cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasaran”. ¡A predicar la palabra de Cristo! El único Dios que nos salva. El Evangelio de Cristo es la única salvación para el mundo.
P. Manuel Martínez Cano mCR