Reverendo Padre Josep María Soler, yo no he leído en ninguno de los temas doctrinales del Catecismo de la Iglesia Católica que éste, reconozca que Cataluña es una nación, como usted ha dicho.  Esa es su opinión particular, que no se debe identificar con la Doctrina de la Iglesia. Para mi, no es más que una aplicación de ese relativismo, tantas veces denunciado, por Su Santidad Benedicto XVI.

El Abad de Montserrat ha dicho que apoyará la decisión de la población, también si es a favor de la independencia.  Pues tampoco. Cataluña nunca ha sido independiente. Cataluña siempre ha sido España, menos una corta temporada sojuzgada por Francia que los auténticos catalanes supieron liberar del yugo Francés. La unidad política y católica de España, nacida en el III Concilio de Toledo en el 589, es un bien moral de la Patria que todo buen católico tiene que amar, respetar y defender. No se puede atentar contra el bien común de nuestra Patria.

El futuro de Cataluña, o de otro cualquier pueblo de España, no se debe plantear nunca fuera de la auténtica historia; sería un crimen contra la Patria común de todos los españoles. La reducida oligarquía de ciudadanos prepotentes, que promueven estas campañas subversivas, sólo buscan su intereses particulares, amparándose en una Cataluña que sólo existe en sus mentes románticas.

Es muy normal que el Vaticano establecería nuevas relaciones diplomáticas con un hipotético Estado catalán, como ha hecho con todos los nuevos Estados que se han ido “creando”, ha dicho también el prelado catalán. Otro sofisma que nada tiene que ver con el caso de Cataluña. Muchos estados desaparecieron por la barbarie comunista, cuya independencia es justa. Cataluña nunca ha estado sometida a ningún poder extranjero, como suelen repetir hasta las náuseas, mentes románticas.

Todos los autodenominados demócratas afirman que se ha de respetar el imperio de la ley. Sí, sí. El gobierno de la Generalitat catalana no ha respetado ni respeta las sentencias del Tribunal Supremo. Y el Abad de Montserrat ha advertido que la lengua es lo que denota la soberanía de un pueblo, cuando éste no tiene soberanía política. Asimismo ha dicho: tocar la lengua es tocar un aspecto delicado y sensible.

Faltaría más.

Al romántico y relativista no se le puede tocar. Se ha de hacer lo que él decida, aunque sea la mayor injusticia.

¡Gloriosos héroes del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat, interceded por Cataluña!

¡Mártires benedictinos de Montserrat, interceded por España Católica!

P.Manuel Martínez Cano, mCR

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