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Getsemaní, Paray le Monial, salvador, santificación de las almas, sufrimientos del corazón de Jesús, tibidabo, torrente cederrón
Rvdo. P. José María Alba Cereceda, S.I.
Meridiano Católico Nº 182, marzo de 1994
Es una suave pendiente la que nos lleva a cruzar el torrente Cederrón. En la ladera frontera, levantan sus ramas venerables ocho olivos. Estamos en Getsemaní, el lagar de aceite, donde fue aprisionado el Corazón de nuestro Salvador.
Los olivos que permanecen son los testigos de la noche trágica de los sufrimientos del Corazón de
Jesús. La gran piedra sobre la que se extendió en su oración y en la que apoyó su regia frente, está bajo la bóveda de la Basílica. Sobre esa piedra gravitaron todos mis pecados, todos los pecados de los hombres, toda la inmensa marea de la maldad humana, desde el primero hasta el último de los hombres, que venía a caer sobre el corazón de Jesús. Aquí pronunció el Señor las palabras de su oración de agonía: “ Padre, aparta de mí este cáliz.” Son las tres horas de mayor sufrimiento de nuestro Señor Jesucristo. Las tres horas más dolorosas de su vida mortal. Las tres horas del padecimiento infinito del Corazón de Jesús que recibe en sí, además, todos los sufrimientos de toda la Humanidad redimida. Sigue leyendo