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Meditación 73ª segunda parte – El Corazón de la Santísima Virgen

16 sábado Sep 2017

Posted by manuelmartinezcano in Meditaciones de la Virgen

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misericordia, Virgen Maria

Ildefonso Rodríguez Villar
Puntos breves de meditación
sobre la vida, virtudes y advocaciones litúrgica
de la Santísima Virgen María
26ª edición, Valladolid, 1965

La Virgen María y el Niño1º La Misericordia. -Es el atributo más dulce de Dios…, el que más arrastra nuestro corazón y le infunde aliento y confianza. -Si fuera Dios únicamente un juez justísimo que nos juzgara sólo con justicia…, ¿quién no temblaría ante ese Señor? -Pero si además y sobre todo es un Padre amantísimo… “dulcísimo.», con entrañas llenas de compasión y misericordia…, ¿quién no confiara?

Pues bien, una de las mayores pruebas de que esto es verdad…, la tenemos en el Corazón misericordiosísimo de la Santísima Virgen…; ese Corazón es un efecto de la bondad y del amor de Dios a los hombres… Sigue leyendo →

Vida de san José XVII

16 miércoles Oct 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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ángel Gabriel, emblema, Emmanuel, lirio, nuevo testamento explicado, perfecta continencia, profeta Isaías, san agustín, San José, Virgen Maria, virginidad, voto de virginidad perpetua

Este texto encierra el mensaje traído por el ángel Gabriel de parte de Dios a la Virgen cuando estaba orando en la soledad de su casa, y de él deducimos:

1°. Que la Virgen estaba desposada con José (y sin duda habrían recibido la ceremonia complementaria de la promesa firme de matrimonio hecha en los desposorios, y por tanto estaban realmente casados), y 2º. que María tenía hecho voto de virginidad perpetua, y de él era sabedor su esposo José.

Esto es lo que nos revela la frase: «¿Cómo puede ser esto. pues no conozco varón?». Esta pregunta no tendría razón de ser en María si no tuviera hecho tal voto, y ambos esposos María y José no hubieran también hecho ya el propósito de vivir en perfecta continencia.

(Véase mi «Nuevo Testamento explicado»).

La Virgen María es aquella mujer dichosa de quien había hablado ochocientos años antes el profeta Isaías lleno de inspiración y sorpresa: «He aquí que una Virgen concebirá y dará a luz un hijo, que tendrá por nombre Emmanuel (7, 14). Será grande y le llamarán Hijo del Altísimo…» (Le. I, 32).

María es la primera que ofreció a Dios el don incomparable de su virginidad. Y no consintió a ser madre sino después de haberle prometido el ángel, de parte de Dios, que concebiría por obra del Espíritu Santo. Sólo entonces dijo: «He aquí la esclava del Señor, hágase según tu palabra» (Le. 1, 38)…

María, dice San Agustín era esposa de un hombre justo, que se había unido a ella. no para arrebatarle su virginidad, sino más bien para custodiarla. San José conocía el voto que María había hecho antes de casarse, y consintió en que lo observara. María no se casó sino con la condición formal de que había de permanecer virgen y guardar su voto.

 

San José vivió y murió virgen. Por esto le representan con un lirio en la mano, flor que es el emblema de la virginidad.

 

Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María XXXIX (39): Motivos de esta perfecta consagración VII

10 jueves Oct 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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caná, devoción, esaús, Jacob, jesús, maría, Rebeca, Virgen Maria, virgen santísima

198. 3.º Estos viven sumisos y obedientes a la Santísima Virgen, como a su cariñosa Madre, a ejemplo de Jesucristo, quien de 33 años que ha vivido sobre la tierra empleó 30 en glorificar a Dios su Padre mediante una perfecta y entera sumisión a su Santísima Madre.

Los predestinados obedecen a María siguiendo exactamente sus consejos, como el pequeño Jacob los de Rebeca, que le dice: Hijo mío, atiende a mis consejos (Gen. 27,8), sigue mis consejos; o como los sirvientes de las bodas de Caná, a quienes la Santísima Virgen dijo: Haced todo lo que mi Hijo os diga (Jn. 2,5). Jacob por haber obedecido a su madre, recibió la bendición como por milagro, aunque naturalmente no la debiese recibir; los sirvientes de las bodas de Caná, por haber seguido el consejo de la Santísima Virgen, fueron honrados con el primer milagro de Jesucristo, que convirtió el agua en vino a ruego de su Santísima Madre. Asimismo, todos los que hasta el fin de los siglos reciban la bendición del Padre celestial y sean honrados con los milagros de Dios, no recibirán estas gracias sino en consecuencia de su perfecta obediencia a María; los Esaús, al contrario, pierden su bendición por falta de sumisión a la Santísima Virgen.

199. 4.º Los predestinados tienen una gran confianza en la bondad y el poder de María, su Madre; reclaman sin cesar su socorro, la miran como su estrella polar para arribar a buen puerto, le descubren sus penas y sus necesidades con mucha expansión de corazón, apelan a su misericordia y su dulzura para obtener el perdón de sus pecados mediante su intercesión, o para gustar sus dulzuras maternales en sus penas y en sus sequedades; se arrojan y se esconden de una manera admirable en su seno maternal y virginal, para estar allí embebidos en el puro amor, para ser purificados de las menores manchas y para hallar plenamente a Jesús, que allí reside en su más glorioso trono. iOh, qué felicidad! No creas, dice el abad Guerrico, que suponga más felicidad habitar en el seno de Abraham que en el seno de María, puesto que en éste puso el Señor su trono.
Los réprobos, al contrario, poniendo toda su confianza en sí mismos, comen como el hijo prodigo sólo lo que comen los puercos, no se alimentan sino de la tierra como los sapos, no aman sino como los mundanos las cosas visibles y exteriores, no gustan las dulzuras del seno de María, no sienten el seguro apoyo y confianza que los predestinados sienten para con la Virgen, su bondadosa Madre. Quieren miserablemente saciar sus ansias con cosas de fuera, como dice San Gregorio, porque no quieren gustar de la dulzura que está preparada toda en el interior de sí mismos y en el interior de Jesús y María.

Vida de san José XII: Jesús es hijo de José

17 martes Sep 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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ángel del señor, encarnación del hijo de Dios, hijo de josé, jesús, misterio, Nazaret, oficio, paternida de san josé, Sagrada Familia, San José, Virgen Maria

Jesús es considerado hijo de José: «Jesús, al empezar, tenía unos treinta años, y era, según se creía, hijo de José» (Le. 3,23). De hecho San José ejerció el oficio de padre dentro de la Sagrada Familia, pues es el que impuso el nombre de su hijo: «Dará a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt. 1,21), e hizo lo que le mandó el ángel del Señor: Mt. 2, 13-14.19-21). En todo momento Jesús obedece a San José como a Padre:

«Bajó con ellos y vino Nazaret y les estaba sujeto» (Le. 2.51). Y ¿cómo fue la paternidad de San José?: «La paternidad de San José  dice referencia al misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. cuya grandeza  exige gran exactitud en la exposición de su contenido dogmático y en la pureza de nuestra fe.

La fórmula sencilla de este sublime dogma es que Cristo fue concebido  en el seno de la Virgen María por Virtud del Espíritu Santo. Sólo  María y el Espíritu Santo o María y la Santísima Trinidad, cuya acción se apropia el Espíritu Santo, intervienen en la realización de este misterio…» Aunque la Sagrada Escritura llame después a San José padre de Jesús en  general, es evidente que no lo entiende en la aceptación corriente y común,  pues en el relato de la concepción de Cristo no se menciona la intervención del Santo para nada. Es sólo la Virgen y el Espíritu Santo, supliendo las  veces de varón con su virtud divina y sobrenatural, quienes realizan el  misterio. Por eso la paternidad física y natural de San José queda totalmente excluida…

Vida de San José III: Su Edad

03 miércoles Jul 2013

Posted by manuelmartinezcano in Uncategorized

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Bautismo, Belén, concupiscencia, edad de san josé, Egipto, israelita, jeremías, Jerusalén, libros apócrifos, movimientos de la carne, Nazaret, padre nutricio, protector de la Sagrada Familia, pureza, San Alfonso Maria de Ligorio, Suárez, verbo encarnado, Virgen Maria

Sobre la edad que tenía San José al contraer matrimonio con la Virgen María, no nos dicen nada los Evangelios. Unos san-jose-de-nazaretsostienen que era joven hermoso y adornado de toda virtud, y otros lo presentan como si fuera ya viejo y hasta octogenario, y en esta opinión tal vez hayan influenciado los libros apócrifos que hablan exageradamente en este sentido; pero esto no puede sostenerse, porque no es conforme con los Evangelios que reflejan la personalidad de San José como el protector de la Sagrada Familia y padre nutricio de la misma, que exigía fortaleza en su misión, como era el acompañarles vg. en sus viajes penosos, de Belén a Egipto, de Egipto a Nazaret, de Nazaret a Jerusalén, etc., y el desempeño de oficio de carpintero. Su edad estaba sin duda alguna en relación con la de la Virgen María.

Una israelita solía casarse alrededor de los quince años, y un israelita alrededor de los dieciocho o veinte años, y esta (tal vez pocos años más) tuvo que ser la de San José, y es la que sostenemos, porque las costumbres de entonces como las de ahora tenían que reprobar una unión tan desigual como sería la de un anciano con una adolescente y sería algo injurioso a San José.

Los que sostienen que San José era de edad avanzada para afirmar mejor la virginidad perpetua de María, miran muy humanamente esta cuestión, pues tenemos que decir como enseña Santo Tomás que «cuando Dios elige a un hombre para determinado cargo, entonces derrama sobre él todas las gracias conducentes para adquirir idoneidad en aquel cargo», y éstas pudo concedérselas a San José en su plena juventud.

San Alfonso María de Ligorio nos dice que «al disponer Dios que José ejerciese el oficio de padre respecto de la persona del Verbo encarnado débese tener la certidumbre que le confirió todas las dotes de sabiduría y santidad que para tal cargo se requerían; ni cabe poner en duda que le enriqueció además con todos los privilegios y gracias a los demás santos concedidos.

En sentir de Gersón y de Suárez (y otros teólogos), tres fueron los privilegios especiales que caracterizaron a José:

1.° El ser santificado desde el vientre de su madre, como Jeremías y el Bautista.

2.° El de haber sido asimismo confirmado en gracia.

3.° El de estar exento de los apetitos de la concupiscencia; de cuyo privilegio suele San José, por los méritos de su pureza, hacer participantes a sus devotos, librándolos de los movimientos de la carne».

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