procesofetoUn joven lector de Lleida me envía el escrito que Monseñor Xavier Novell, Obispo de Solsona, publicó con motivo del pacto fiscal que propone el gobierno de la Generalitat. Como es sabido, hubo una manifestación en Barcelona apoyando la iniciativa. El Señor Obispo acaba su notificación con estas palabras: desde esta perspectiva, estar a favor del pacto fiscal es compatible con las convicciones cristianas. Pero lo que me extrañó en este escrito fue y es: el querer mayoritario de los  ciudadanos de Cataluña no debería ser fuente de conflicto con nadie que se diga demócrata, porque los demócratas respetan las decisiones de las mayorías.

Pues no. No siempre se deben respetar las decisiones de las mayorías. Debemos respetar a las personas, la verdad, el bien. No conozco ningún obispo que haya hablado tan claramente y tan valientemente contra el aborto como la ha hecho Monseñor Xavier Novell. Yo he trasladado sus palabras a la revista Ave María de la que soy consiliario. Y el aborto lo ha decidido la mayoría. Transcribo solo dos párrafos de su propuesta: la deformación moral es tan grande que los columnistas y tertulianos pro-abortistas llegan afirmar que “el aborto es un derecho”. Sin juzgar a ninguna mujer que haya abortado, porque a menudo son víctimas de una violencia estructural contra la maternidad, ejercida por las empresas, el sistema sanitario o la ideología imperante, hay que decir bien claro y bien fuerte que el aborto es un crimen, uno de los más terribles y abominables de la humanidad. Es el asesinato del más indefenso, del propio hijo. Esto lo tenemos que decir sin miedo.

El relativismo moral de nuestra cultura vitupera a aquellos que nos atrevemos a decir que el aborto es un crimen y nos califica como retrógrados, misóginos, carcas y antidemocráticos. No se quiere escuchar que existe la obligación moral de defender al inocente y perseguir al criminal. Su criterio para discernir lo que está bien y lo que está mal es perverso: está bien lo que la mayoría lo considera un bien, es un derecho lo que la mayoría quiere ejercer sin obstáculos. Este es el camino falso a través del cual se llega a catalogar como un derecho lo que simplemente es un crimen.

El primer ensayo democrático de la historia fue la condena popular de Cristo en el calvario. La_pasion_de_cristoDe popular, nada. Fueron los sacerdotes del sanedrín  y grandes de aquel tiempo, los que condenaron a Cristo porque siendo hombre se hace Dios. La Beata Catalina Emmerich dice en las revelaciones de la pasión de Cristo que los príncipes de los sacerdotes y los políticos del sanedrín iban repartiendo dinero entre el pueblo para que gritaran: ¡crucifícalo, crucifícalo, crucifícaloEs el capitalismo diabólico de los sanedritas y de Judas; convertido hoy en capitalismo salvaje (Beato Juan Pablo II), que asesina niños y deja morir a millones de personas de hambre.

P. Manuel Martínez Cano, mCR 

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