Contracorriente

~ Blog del P. Manuel Martínez Cano

Contracorriente

Archivos diarios: 12 diciembre, 2012

Combatió los nobles combates de la fe

12 Miércoles Dic 2012

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Padre Alba I

Estar jubilado tiene sus ventajas. Tengo tiempo para releer mis apuntes y trabajos de joven que voy a intentar publicar en Contracorriente. Los que habéis estudiado los temas que irán saliendo, seguro que recordaréis de qué autores los he tomado. Yo ya no tengo tanta memoria. Mi intención es que saquéis algún provecho espiritual para santificaros en esta vida y ganaros el cielo.

Comienzo con la  homilía que prediqué el día 12 de enero de 2002 en la Misa Funeral celebrada por el eterno descanso del alma del Padre José Mª Alba Cereceda, S. I. fundador de los Misioneros de Cristo Rey, mi fundador.

HOMILÍA

Queridos hermanos en el sacerdocio de nuestro Señor Jesucristo; queridas hermanas misioneras de Cristo Rey; queridas hermanas del padre José María Alba Cereceda y familiares todos, queridos hijos de la Iglesia, nuestra santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana:

Estamos celebrando el santo Sacrificio de la Misa en sufragio por el eterno descanso de nuestro queridísimo padre José María Alba, un jesuita extraordinario, como se deduce de la carta que el superior general de la Compañía de Jesús, padre Peter-Hans Kolvenbach, S.I., envió con motivo de los cincuenta años de nuestro padre en la Compañía de Jesús.

Este mediodía, ante los restos mortales del padre Alba, me decía el doctor Alsina, Presidente de la Sección del Tibidabo de la Adoración Nocturna, y Vicepresidente de la Adoración Nocturna de España, que le había llamado mosén Francisco Muñoz, canónigo de la catedral y consiliario de la Adoración Nocturna de la diócesis de Barcelona, para decirle que no podía estar presente en Sentmenat porque estaba en Santander, y que le había dicho estas palabras: Ninguno de nosotros hemos llegado a la altura de la suela del zapato del padre Alba.

Ahora mismo, cuando veníamos hacia la parroquia, le he preguntado a un grupo de niñas del colegio (Corazón Inmaculado de María), de unos 10 años: ¿Ya sabéis que el padre Alba está en el cielo? “Sí, ya lo sabemos”. Yo pensaba, porque lo han mamado desde pequeñas, que iban a decir: “porque ha muerto con el escapulario puesto y hoy es sábado”. Y no, a coro han añadido: “Sí, está en el cielo porque era muy bueno”. En la esquela que se ha publicado en los periódicos habéis leído una síntesis de su labor sacerdotal. Y es verdad que era muy bueno, y, porque era muy bueno fue un luchador nato. Siempre estuvo en las trincheras de Dios, combatiendo los nobles combates de la fe (1 Tim 6, 12). Ayer mismo, en su cama, fue un cruzado de la fe, en todo el sentido de la palabra. La autodemolición de la Iglesia denunciada angustiosamente por S. S. Pablo VI, la vivió él en el epicentro del seísmo y en lo más profundo de su corazón. Por eso, junto con otros sacerdotes y religiosos de Cataluña, decidieron fundar la Asociación de Sacerdotes y Religiosos de San Antonio María Claret, para luchar, cuerpo a cuerpo, contra los enemigos declarados de la Iglesia y contra los que denunciaba el Papa, los traidores de dentro, que son mucho más perversos.

Pocos meses después, fue cofundador también de la Hermandad Sacerdotal Española, para que el humo de Satanás, que penetraba en la Iglesia -como decía el Papa- no infectara la tierra de María Santísima, nuestra Patria, la nación de eterna cruzada.

El 26 de junio de 1969 fundó en la Basílica de nuestra Señora de la Merced la Unión Seglar de san Antonio María Claret. Hombres y mujeres, jóvenes y niños de sus tiempos en las Congregaciones Marianas y en la Obra de Ejercicios, junto con feligreses de parroquias de sacerdotes celosos y piadosos, se unieron para combatir los nobles combates de la fe en todos los ambientes. Yo he conocido -y no me invento nada- a la sombra protectora del padre Alba, a más de cien jóvenes que se han consagrado a Dios en vida misionera, en la vida contemplativa y en la vida sacerdotal. Y también a matrimonios jóvenes que quieren vivir de verdad la santidad en el matrimonio, sin miedo a la paternidad y a la maternidad, tan santos como los que se marcharon en cuerpo y alma tras la bandera de Cristo Rey.

Siempre más

Aquí, en Sentmenat, nuestro padre fundó el Colegio del Corazón Inmaculado de María (1988), que ya ha dado a la Iglesia tres sacerdotes misioneros de Cristo Rey -en tan poco tiempo-, cuatro aspirantes a misioneros de Cristo Rey, un novicio a una congregación religiosa, tres carmelitas y tres misioneras. Del colegio han salido cientos de jóvenes responsables que se han tomado en serio la fe de su bautismo y su vida cristiana. A todos nosotros nos ha enseñado el padre Alba a combatir los nobles combates de la fe, a seguir hasta la muerte a nuestro sumo y eterno Capitán, nuestro Rey  y Señor, Cristo, y a su Santísima Madre, nuestra Reina y Señora. La consigna que nos ha dejado para siempre es el magis de san Ignacio, de la Compañía de Jesús: ¡Por Cristo, por María, por España, más, más y más! Siempre más…

En el mensaje que nuestro padre grabó para las carmelitas de Tiana (nueve hay allí salidas de la Unión Seglar de san Antonio María Claret, veinte en toda España), que oímos el 31 de diciembre en la hora santa, con una voz que no se parecía en nada a la suya, entre otras cosas les decía: Os ruego que roguéis por mí, para que se haga en mí la voluntad divina. Me gustaría volver a recuperar la salud, pero la quiero a condición de no cometer jamás ningún pecado, si no, más vale no tener salud, porque lo más importante es dar gusto a Jesús y a María y dar gloria a Dios… No seáis niñatas de espíritu, sino, varonas del espíritu como os quería vuestra Santa Fundadora. Los tiempos no están para pequeñeces, sino para grandezas. Amén. Así sea.

 

“Yo sólo quiero la mayor gloria de Dios”

Padre II

La víspera de Reyes Magos, cuando venía de dar Ejercicios, coincidí con el superior provincial de los jesuitas de Cataluña, padre Pere Borrás Durán. Entramos juntos a ver al padre Alba que estaba en la cama. Podía hablar muy poco, pero yo oí perfectamente estas palabras: Lo ofrezco todo por la Compañía de Jesús, por la conversión de Rusia y de Israel.

El martes pasado, haciendo un esfuerzo que solamente él podía hacer, apoyado en su hermana religiosa y el padre Ignacio Borrull, subió a la clase de segundo de Bachillerato, los que terminan este año. Entré, oí cómo les daba las gracias a ellos en nombre de todo el colegio, porque sabía que estaban rezando mucho por él. Y, llorando, les dijo estas palabras: “Yo sólo quiero la mayor gloria de Dios”. Es lo único que nos ha inculcado a todos nosotros, lo que aprendió y vivió en su Compañía de Jesús: la mayor gloria de Dios. El día de Reyes estaba afeitándose apoyado en un misionero de Cristo Rey y en una misionera de Cristo Rey. Pasé y me dijo: Déjame que me apoye en ti. Y después quiso que le acompañara hasta su habitación. Siéntate junto a mí. Y me habló con la ilusión de un niño de su último proyecto: la residencia para estudiantes que quieran formarse bien; me habló de otras cosas, pero eso lo llevaba en su corazón. Después me cogió y apretó mi cabeza con mucha fuerza y varias veces, contra su pecho, contra su corazón, contra su cara. Y varias veces me dijo: Cano, tú no me abandonaste, siempre has estado conmigo. Y yo, que he sido un perro muerto, hoy, por el celo apostólico de nuestro padre, por su caridad infinita, y solamente por eso, soy misionero de Cristo Rey. Otros tampoco le abandonaron…

“Una comunidad de amor”

Lo que más ha repetido en estos últimos días nuestro padre Alba ha sido una cosa que le he oído muchas veces, pero ahora constantemente: Nosotros somos una comunidad de amor. Y en esa comunidad de amor -y lo digo en nombre del padre Alba– puede entrar todo el que quiera, porque Dios es amor. Y los hijos de Dios debemos amarnos de verdad, tal y como somos, porque así nos ha hecho Dios. Antes de pasar a la lectura de las dos últimas cartas que dictó nuestro queridísimo padre Alba -una el día 9 dirigida a todos los que estamos aquí y a los que no han podido venir, y la otra a los misioneros que tenemos en Hispanoamérica, en Perú-, voy a terminar como terminamos al arriar banderas en campamentos. Santos gritos que tienen que ser jaculatorias sagradas que nos impulsen a seguir la cruzada que iniciaron aquellos sacerdotes santos, ante la angustiosa llamada del Papa, para que el humo de Satanás no penetrara en los corazones de los católicos. Son vivas santos, que hasta los pequeñitos entienden perfectamente, porque sus corazones están sanos: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Papa! ¡Viva España católica!

SUPLICA ANTE LA VIRGEN DE VERUELA.

Ante el Moncayo blanco que al cielo sube erguido

está tu humilde trono de piedra y soledad

cercado de colinas y crestas militares,

hayedos, encinares y tierras de labrar.

Azules horizontes en las cumbres lejanas,

noches limpias, profundas, con estrellas sin fin,

marco espléndido y único de Virgen coronada,

Madre de juventudes que enseñaste a vivir.

Vivir para la gloria, la gloria de tu Hijo,

y extender por el mundo los campos del amor,

rotos los diques secos de humanos egoísmos,

sembrar hombro con hombro el Reino del Señor.

 

¿Qué torbellino ciego de odios y rencores,

de infamantes políticas, de traiciones a Ti

ha dispersado el ímpetu de los jóvenes ríos,

ha hecho yermo su paso, vano, incoloro, gris?

¡Oh Virgen de Veruela que fuiste Capitana

de aquella Compañía dispuesta a bien luchar,

hoy solitaria y lejos, distante de esta hora

de la moda burguesa y el cómodo yantar!

¡Oh Virgen de Veruela, diminuta en tu Alcázar,

que aquellos caballeros que quisiste formar,

mientras el frío azota los chopos del camino,

vuelvan su rostro al viento, dispuestos a empezar!

Dejen atrás lo viejo, cadáver insepulto

de mentiras actuales, modernas y de ayer.

Vivan nueva aventura de Compañía nueva,

pobre, graciosa, humilde, de verdad en su ser.

¡Oh Virgen de Veruela, Reina desde tu Alcázar

que enseñaste a tus hijos bravura y santa guerra,

haz que con las cruces que ungieron nuestros votos

volvamos con Ignacio a conquistar la tierra!

Y si por felonías farisaicas, hipócritas,

el humo del infierno ya envolvió tus majadas,

¡concédenos la sangre martirial que redima,

y que en manos de santos brillen cruces de espadas!

 

 Padre III

 

José María Alba Cereceda, S. I.

P. Manuel Martínez Cano, mCR 

** CADA MIÉRCOLES, DÍA DE SAN JOSÉ, DIOS MEDIANTE, SON PUBLICADOS NUEVOS ARTÍCULOS **

Franco, hijo predilecto de la Iglesia

12 Miércoles Dic 2012

Posted by manuelmartinezcano in P. Manuel Martínez Cano, Uncategorized

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FRANCO~1El que fue secretario de la Conferencia Episcopal Española y Obispo de Cuenca, don José Guerra Campos, escribió: Franco respondió en su tiempo a las orientaciones de la Iglesia Católica. Los modos de hacerlo podrán cambiar; pero un cambio en los modos no puede consistir en suprimir las orientaciones o en desentenderse de ellas. Es urgente colmar ese vacío. Por eso la evocación de la historia de Franco es de una actualidad ejemplar. La Iglesia en España, presta a reflexionar, se encuentra con ese legado. Para la Iglesia, no menos que la evangelización de América, es parte de su propio legado.

Los medios que el generalísimo puso al servicio de la Iglesia, para que ésta pudiera realizar su misión divina, son incalculables. El Cardenal Dell´Acqua afirmó que la Iglesia había construido una deuda con Franco impagable.

En 1943, el que años más tarde será el Cardenal Tarancón dijo: Ante la inmensa obra del gobierno realizada bajo su égida, obra penetrada de un profundo sentido Cristiano, nos corresponde a nosotros hacer resaltar la benévola atención que ha merecido en todo momento el Jefe del Estado: la tarea de recristianización encomendada por la Jerarquía de la Acción Católica Española. Palabra solícita y generosamente cumplida a lo largo de este tiempo, en el que todo han sido facilidades por parte de las autoridades públicas para esta peculiar obra de apostolado.

El Cardenal Quiroga  Arzobispo de Santiago de Compostela afirmó en 1954:Como Prelado de la Santa Iglesia yo os felicito, Excelencia, por haber sido elegido por Dios para reafirmar nuestra unidad Católica y para asentar en España este sistema de relaciones entre la Iglesia y el Estado, en las cuales… se está tan lejos de una supeditación del Estado con relación a la Iglesia como de una servidumbre o enfrentamiento de la Iglesia con relación al Estado que éste no pretende en manera alguna y que aquella rechazaría en todo caso hasta el martirio.

Para mí, el resumen más enjundioso de la posición de la Iglesia ante el Generalísimo la fomentó el Cardenal Bueno y Monreal Arzobispo de Sevilla en 1961: La Iglesia respeta y ha respetado siempre la legítima potestad civil, como San Pablo nos mandaba respetar incluso a los emperadores paganos.

Pero cuando la Iglesia encuentra un gobernante de profundo sentido cristiano, de honestidad acrisolada en su vida individual, familiar y pública que con justa y eficaz rectitud favorece su misión espiritual al tiempo que con total entrega prudencia y fortaleza, trata de conducir la Patria por los caminos de la justicia, del orden, de la paz y de su grandeza histórica que nadie se sorprenda de que la Iglesia bendiga, no solamente en el plano de la concordia, sino con afectuosidad de Madre, a ese hijo que , elegido a la suprema Jerarquía, trata honesta e igualmente de servir a Dios y a la Patria. Ese es precisamente nuestro caso. Gracias sean dadas al Señor.

Termino con el testimonio de una persona extranjera, nada afecta al Régimen Político de Franco, Monseñor Ribera; en 1963 dijo: Pese a las injustas maquinaciones e insidias campañas, promovidas por los que alardean de negar a Dios, contra esta Nación, el Caudillo de España la mantiene con su palabra, con sus sabias disposiciones y con su personal y edificante ejemplo, siempre fiel a la doctrina que aquí han venido a traer y predicar los apóstoles Santiago y San Pablo.

Lo dicho: Franco, hijo predilecto de la Iglesia

 P. Manuel Martínez Cano, mCR 

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