Francisco José Fdez. de la CigoñaUno de los mejores especialistas del liberalismo en España, Francisco José Fernández de la Cigoña, ha escrito en la revista Verbo un artículo de veintidós páginas sobre la Iglesia y las Cortes de Cádiz. Entresacamos unos párrafos.

España llevaba siglos viviendo en íntima unión entre el Altar y el Trono. Con satisfacción general de la Iglesia, la monarquía y el pueblo… Hasta que todo se quebró en el funesto siglo XIX, el más lamentable de nuestra historia desde el siglo VIII en que nos conquistó el Islam.

La raíz de todo estuvo en las Cortes de Cádiz pues contra la invasión francesa reaccionó el pueblo español desde su religión y el amor a sus reyes, dando al mundo uno de los episodios más gloriosos de una historia de gloria.

La Iglesia de España, salvo contadísimas excepciones, al igual que la mayor parte del pueblo español estuvo contra las Cortes de Cádiz. Y también contra el texto constitucional que aquellos dieron a España. Pero ello fue una reacción más que justificada a las constantes agresiones que sufrió la misma. Porque las Cortes ciertamente estuvieron contra la Iglesia.

Tras declarar las Cortes que la soberanía residía en ellas exigieron el juramento de la declaración. Y el obispo de Orense, presidente de la Regencia, se negó […]. Su oposición a la soberanía nacional la expone en una Memoria. Las Cortes y los diputados altamente ofendidos del insultante y sedicioso oficio del obispo, unos proponían confinarlo a las Malvinas, otros a Ceuta, otros encerrarle en una estrecha celda por toda su vida sin tinta y papel, algunos hasta decapitarle.

La libertad de prensa pronto quedó limitada a quienes sostuvieran las ideas liberales, pues no gozaron de ella quienes se oponían a las mismas. “Imprima cualquiera lo que se le antoje, pero que sepa que hay cuchillas para los que se oponen  a la ley”.

Los religiosos nada podían esperar de los derechos del hombre. Seguramente porque los votos les privaban de la condición de humanos.

Los nombres de Voltaire y de Rousseau son de nuevo señalados, esta vez por el tradicionalista Borrull, como mentores de la nueva ideología que estaba naciendo en Cádiz e imponiéndose en las Cortes.

El regio exequatur era una clara intromisión regalista en el terreno religioso. Se consideraba prerrogativa real retener las bulas y otros documentos pontificios para su examen y posterior aprobación.

El nombramiento de obispos y las dispensas matrimoniales eran competencia de los diputados. Por ese camino se iba a una Iglesia nacional separada de Roma.Masoneria

En 1812 el Estado se apoderaba de los bienes de los religiosos de ambos sexos… todas las alarmas estaban justificadas visto lo codiciados que eran los bienes de la Iglesia por nuestros liberales […]. Al despojo se añadía la burla.

Las ideas liberales condicionaron toda nuestra historia posterior.

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