cristianos en el circo romanoDe niños veíamos embobados las películas de las persecuciones romanas contra los cristianos. Los católicos eran torturados de mil maneras, arrojados a las fieras, quemados vivos… todos morían heroicamente, entregando sus vidas por Cristo. Sangre de mártires semilla de cristianos.

En la infancia, nada nos decían de las persecuciones incruentas, promovidas por los mismos emperadores y filósofos mediocres que escribían libelos repletos de mentiras y calumnias contra los cristianos y la Iglesia Católica. Los enemigos de Cristo y de la Iglesia siguen practicando las mismas persecuciones contras los católicos de nuestros días. Persecuciones sangrientas, que están dando miles de mártires a la Iglesia y persecuciones culturales con leyes, modas, espectáculos y costumbres anticatólicas y antihumanas que están provocando la apostasía silenciosa de las antiguas naciones cristianas. Al frente y dirigiendo estas persecuciones está el diablo y sus secuaces, enemigos implacables de la Iglesia de Cristo.

Ciertamente, el diablo anda suelto. Es él el culpable del mal que hay en el mundo, como ha dicho el Beato Juan Pablo II. El genocidio permanente del aborto no se puede explicar sin la acción directa del demonio en la mente y los corazones de los hombres y las mujeres. Las leyes democráticas han cosificado a las personas humanas, nos han degradado a simplemente materia, manipulada según el capricho de los gobiernos y los jefes de Estado de turno. La estatolatría destroza y arranca de la sociedad el derecho natural y el derecho divino. Leyes como las del aborto, la eutanasia, el divorcio, la experimentación con embriones etc…  han salido del infierno.

No podemos quedarnos con los brazos caídos y la boca amordazada. Oportuna e inoportunamente, debemos proclamar siempre la verdad, aunque nos corten el cuello, nos metan en la cárcel o nos traten de locos. Acabo de leer el siguiente diálogo que se le atribuye al poeta italiano Petrarca:

El loco, al ver soldados en marcha, pregunta al poeta:

-¿Adónde van?

-A la guerra, le responde Petrarca

El loco observa:

-¿No es cierto que esta guerra terminará un buen día mediante la paz?200px-Francesco_Petrarca

Cierto, replica el poeta

Entonces añadió el loco:

-¿Por qué no hacen inmediatamente la paz antes de comenzar la guerra?

Petrarca concluye melancólicamente:

– ¡Yo pienso igual que este loco!

¿No tenéis la sensación de que este mundo es un gran manicomio gobernado por locos irracionales? No es una sensación, es una convicción incuestionable. La democracia moderna es el gobierno del demonio.

P.Manuel Martínez Cano, mCR 

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