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El derecho internacional público nació en España, en Salamanca. Francisco de Vitoria y teólogos extraordinarios, como Domingo Soto y MELCHOR Cano, elaboraron la organización jurídica de Hispanoamérica. Inglaterra, Francia y Holanda trataron a los indios como seres infrahumanos.

Juan Ignacio Peñalba escribe en Razón Española que los encuentros siguen mostrando el letargo de los españoles con la partidocracia: “El régimen se dirige a un callejón sin salida, en el que la Corona está anulada como cabeza del Estado y el Presidente lee Marca, mientras el desempleo sigue creciendo (6,2 millones de parados según la EPA) Y con Franco pleno empleo.

Se habla y se escribe mucho del accidente ferroviario de Santiago de Compostela; sin embargo, la característica esencial del mayor atentado terrorista de la historia (no solo de España) del 11-M ha sido la desinformación. Luis del Pino afirma rotundamente que fue un golpe de Estado.

A mi entender, el hecho histórico más manipulado en esto que llaman democracia es el protagonizado por  D. Antonio Tejero el 23 de febrero de 1981. Ya nadie cree que fue un golpe militar involucionista. Hay hechos reales más evidentes. Hay quienes escriben de las cloacas democráticas de los partidos.

Uno de los mejores periodistas españoles que yo conozco, Ángel Maestro, ha dicho que “la dictadura imperante hoy en España parece haber conseguido que la arbitrariedad de unos pocos haya alienado con poderosos factores de irracionalidad a una multitud ingente”.

Aristóteles dice que el hombre es por naturaleza social, que es lo mismo que bueno. Dios creó al hombre bueno por naturales pero por el pecado original tiende al mal. No está corrompido como decía Lutero. Con la gracia de Dios puede hacer el bien y ser santo.

El principio fundamental de la democracia actual es que la mayoría decide que es la verdad y el bien. Mentira demoníaca porque la sana política parte de la realidad de las cosas y de la verdad natural y la divina.

Existe una teología política católica, basada en el conocimiento de la naturaleza humana, después de la caída original de nuestros primeros padres que enseña los documentos magisteriales de los Sumos Pontífices.

Si la naturaleza humana hubiese sido destruida por el pecado original, como enseña el protestantismo, no había necesidad de la política, que tiene como fin el bien común, porque no habría bien posible.

Es verdad. Como tampoco haría falta un orden político, si la naturaleza del hombre fuese buena. Con hombres y mujeres buenos el bien común andaría sobre ruedas.

Estamos viendo lo que ya decía Aristóteles: “la mayor parte de los hombres viven a merced de sus pasiones”, y que, por tanto, “el que vive según sus pasiones no prestará oídos a la razón que intente disuadirle” El Señor, en su infinita misericordia, reveló a San Ignacio de Loyola los Ejercicios Espirituales” para “vencerse a sí mismo” y ordenar la vida sin dejarse arrastrar por las pasiones desordenadas. ¡Haz Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola!

Nuestra religión católica no es un movimiento político; nuestra religión es el amor infinito de Dios derramado sobre sus criaturas y la respuesta de amor del hombre y la mujer a su Creador, Señor y padre Celestial. Lo que no significa  que no haya que evangelizar y cristianizar la política. Hay que instaurar todas las osas en Cristo. La ley de Cristo es la norma definitiva para todas las cuestiones humanas.

 

Magdalena, Presidenta