Sebastián entregó su alma a Dios el 19 de diciembre de 2013, en Santa María-Chosica (Perú). Un chófer imprudente colisionó con el coche en que iban dos Misioneros de Cristo Rey, murió Sebastián. Le faltaban sólo dos años para ser ordenado sacerdote. Los caminos de Dios son inescrutables. En sus apuntes espirituales había escrito: “Morir con la sotana, tarde o temprano, que la fecha me da igual”.
Sebastián nació en Las Pedroñeras (Cuenca-España) el 10 de febrero de 1977. Su hermana nos contaba que era el primero en levantarse y siempre silbando. Era muy alegre y extrovertido. Un día llegó tan contento a casa que subía los escalones de dos en dos y hasta de tres en tres. Y es que el párroco le había elegido para ser monaguillo. En Navidad hacía el Belén y cantaba muchos villancicos. Estuvo dos años en el seminario menor de la diócesis; y allí se dio cuenta que los libros no eran lo suyo.
Vuelto a casa hacía las cosas con mucha ilusión, todo era fácil para él. Devoto de María santísima, no se olvidaba nunca de besar la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro que tienen en la escalera de casa. Es una devoción que su madre les inculcó desde muy pequeños. Siempre reunía a sus padres y hermana para ver una película juntos. Le entusiasmaba la vida familiar. Nunca tuvo un solo minuto de aburrimiento. Siempre estaba haciendo algo. Su hermana nos decía que lo mejor de Sebastián era su generosidad. Simpático y ocurrente, perteneció a la Tuna de san José de Cupertino, al Círculo Artístico san Lucas, Grupo de teatro san Juan y a la cofradía del “Amarrado”. Trabajó de mecánico electricista. Tuvo novia pero vio que no era esa su vocación.
Sebastián ingresó en la escuela apostólica de la Sociedad Misionera de Cristo Rey el 29 de julio de 2006; le acompañaban sus padres y hermana. Desempeñó los cargos de prefecto de salud, limpieza, mecánica y electricidad. Siempre con alegría y eficacia. Sobre todo era muy piadoso y diligente. Emitió sus votos temporales el 3 de diciembre de 2008. Desde ese día se le veía más devoto y fervoroso, más alegre, entusiasmado. A mí me llevó varia veces al médico y preguntaba con franqueza y sencillez.
Marchó a Chosica para iniciar el estudio de la filosofía, el 19 de febrero de 2009. Renueva lo votos temporales el 24 de noviembre de 2013. Hablé con el superior de la casa. Resaltó dos aspectos del hermano Sebastián: su ilusión y el deseo de ser santo. Se ilusionaba con todo. Con las obras de apostolado. Casi siempre hablaba de ellas. Pero también mostraba su ilusión en las cosas “pequeñas” cotidianas: ordenar su habitación, arreglar la instalación eléctrica de la casa y cualquier otra cosa. Era el “chapuzas” de la comunidad.
Su deseo de ser santo, le venía de muy lejos. El superior le llevaba la contraria muchas veces y lo corregía con dureza, pero Sebastián perseveraba en su deseo de vencerse así mismo para conseguir la santidad. De los últimos ejercicios espirituales salió muy fervoroso y mortificado. A un connovicio le dijo en varias ocasiones: “fíjate como lo
hago, para si algún día falto, sepas hacerlo bien tú”. ¿Qué sucedió entre Dios y Sebastián en esos ejercicios de san Ignacio?
Dos días antes del entierro, le dije a su madre: “Su hijo tenía un alma inocente”. Contestación: “mi hija dice lo mismo”. Sebastián decía: “La muerte no es más que echarse a ciegas en los brazos de Dios”.
El padre José María Alba Cereceda, S.I., fundador de la Sociedad Misionera de Cristo Rey decía: “Sociedad Misionera de Cristo Rey es Sociedad de Amor”. Ese es el camino ¿Quién se anima a recorrerlo?
P. Manuel Martínez Cano, mCR.
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CONOCÍ , AL HERMANO SEBASTIAN CUANDO FUI , SU PROFESOR EN EL ESTUDIANTADO FILOSOFICO Y TEOLOGICO MARELLIANUM EN LIMA PERU, SUPO CON SU EJEMPLO ,SU AMOR AL SEÑOR,Y SU ESPÍRITU DE ORACIÓN ,MOSTRARME ,QUE EL SEMINARIO ES UNA ESCUELA DE HOMBRES , DEDICADOS Y COMPROMETIDOS AL SERVICIO DE NUESTRA IGLESIA ,NO OLVIDO LA DEDICACIÓN A LAS MATERIA Y SU DEFENSA DE LA VERDAD Y NUESTRA IGLESIA ,DOY GRACIAS AL SEÑOR POR CONOCERLO SU RECUERDO SIEMPRE GRATO ILUMINA MI TRABAJO COMO DOCENTE DE EDUCACIÓN RELIGIOSA