El individualismo y el egoísmo no hacen feliz a nadie. La felicidad está en la entrega a Dios y al prójimo.
Semillas 48
30 martes Ago 2016
Posted in P. Manuel Martínez Cano
30 martes Ago 2016
Posted in P. Manuel Martínez Cano
El individualismo y el egoísmo no hacen feliz a nadie. La felicidad está en la entrega a Dios y al prójimo.
30 martes Ago 2016
Posted in Guerra Campos
Franco y la Iglesia Católica
José Guerra Campos
Obispo de Cuenca
Separata de la obra “El legado de Franco”
El siguiente es un texto episcopal de 1974. «Cuando un hijo de la Iglesia actúa en el orden político lo hace bajo su propia responsabilidad. La Iglesia no es responsable, y tampoco juez, de las determinaciones legítimas que corresponden al ejercicio de la prudencia política, en las que la autoridad moral viene directamente de Dios. Pero la Iglesia alaba a quien se inspira en los principios cristianos, se entrega con amor al servicio del pueblo y respeta y favorece su propia misión espiritual». Sigue leyendo
30 martes Ago 2016
Posted in La voz de los santos
«Si vieras qué vergüenza me daba el haber estado tanto tiempo sin una verdadera devoción a la Virgen. No basta el Oficio parvo, ni el rosario, ni medio millón de novenas… Hay que quererla mucho…, mucho».
San Rafael Arnaiz Sigue leyendo
30 martes Ago 2016
Posted in Santos
Oh San Maximiliano María, fidelísimo imitador del Pobrecito de Asís, que inflamado del amor de Dios viviste practicando asiduamente las virtudes heroicas y las santas obras de apostolado, dirige tu mirada sobre nosotros tus devotos que confiamos en tu intercesión. Sigue leyendo
30 martes Ago 2016
Posted in Historia de España
Marcelino Menéndez y PelayoCataluña y Provenza estaban por sus orígenes íntimamente enlazadas. Juntas formaron parte del primitivo reino visigodo. Juntas entraron en la unidad del imperio franco. Juntas lograron, bajo los débiles sucesores de Carlo Magno, independencia de hecho y positiva autonomía. La corrupción de la lengua latina se verifico en ambas de análogo modo. Los enlaces matrimoniales, los pactos y alianzas contribuyeron a estrechar más las relaciones entre ambos pueblos, y bien puede decirse que los dos formaron uno solo, desde el casamiento de Ramón Berenguer III con la condesa doña Dulcia (año 1112), hasta los tiempos de D. Jaime el Conquistador, en que la incipiente e nacionalidad catalano-meridional, que Dios no bendijo, según la enérgica expresión de Milá, quedó definitivamente rota, abriendo paso a la gloriosa nacionalidad catalano-aragonesa, detenida hasta entonces en su progreso por la atención preferente que sus monarcas concedían a las cuestiones de sus vasallos del otro lado del Pirineo (1). Sigue leyendo