Padre Manuel Martínez Cano, mCR
Vamos a hacer los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, al otro extremo de España. Paramos en un área de servicio para comernos los bocadillos. A los pocos minutos llega un matrimonio con sus cinco hijos, muy seguidos. Uno en su “cochecito real”. Me acerco y les digo a los padres: ¡Que hermosura! Ayer mismo leí las declaraciones de un cardenal y se quejaba de que ya no se veían niños por las calles de las grandes capitales de Europa. “Los cochecitos de niños han desaparecido”. Muy contentos, hablamos de distintas cosas.
Les doy medallas milagrosas para todos. A Javier le di el mejor regalo que le van a hacer en su vida: una estampa-reliquia de San Francisco Javier. Un pequeñuelo, me regaló la tapa de un bote de bebida refrescante. Espectáculo celestial. De los ojos del bebé, salían destellos divinos; ¡qué inocencia, pureza y alegría! Todos reflejaban la belleza de sus almas. La joven madre era como un volcán de alegría, ternura, felicidad… el padre un santo, como un pino.
Venían de Torreciudad, son del Opus Dei. Les digo que los miembros de la Obra no tienen miedo a la maternidad y la paternidad. En esa línea, están también los Neocatecumenales. “¡Y son muy valientes! Se van a cualquier parte del mundo de misioneros”, exclama la madre entusiasmada. La Iglesia es fecunda, hermosa, santa… Nos vamos; ellos siguen hasta su destino, Vigo. Nosotros al nuestro.
Hicimos los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Rejuvenecidos y santificados, volvemos hacia nuestra casa. No hay nada mejor para renovarla vida espiritual y avanzar por los caminosde la perfección cristiana. Los dicen muchos santos y muchos Papas. Santa Teresa de Calcuta los hacía todos los años. Y Santa Ángela de la Cruz… Haz Ejercicios Espirituales de San Ignacio. El mundo y la Iglesia necesitan santos.
Volvimos a parar en otra área de servicio. Los bocadillos, bien gracias. Dos matrimonios con sus hijos, se sientan a nuestra vera. Van a la Primera Comunión de una sobrina; a Lérida. Hablamos. Una mamá me dice que tiene una tía monja, de vida contemplativa. Saco mi caja de medallas y les di todas las que quisieron para sus familiares. La Primera Comunión es mañana, Dios mediante y, enseguida otra vez para Galicia. ¡A Vigo! Y es que todos los caminos conducen a España, la Tierra de María Santísima, como dijo San Juan Pablo II en el pilar de Zaragoza. Por estas tierras estamos.
Miren ustedes, lo que ha dicho Santa Teresa de Calcuta: “En nuestras Comunidades de Misioneras de la Caridad, hacemos desde el comienzo los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, que son muy hermosos y fructuosos. Los aconsejo a todos, pues no están reservados a los religiosos.”
San Juan Pablo II decía que: “Los Ejercicios son una ocasión privilegiada que Dios ofrece a los hombres para ponerse a la escucha del Espíritu Santo y encontrar las respuestas adecuadas a los interrogantes propios en la situación de cada uno”.
Terminamos con lo que ha dicho Benedicto XVI: “Los Ejercicios Espirituales son una fuerte experiencia de Dios, suscitada por la escucha de su Palabra, comprendida y acogida en la propia vida personal, bajo la acción del Espíritu Santo, que, en un clima de silencio, de oración, y con la mediación de un guía espiritual, ofrece de capacidad de discernimiento para purificar el corazón, convertir la vida, seguir a Cristo y cumplir la propia misión en la Iglesia y en el mundo”.
Se me olvidaba. En el primer recreo del colegio, viene una niña corriendo hasta el banco donde estaba sentado. Me preguntó: ¿Padre, como ha ido el deporte?” Sí, los Ejercicios Espirituales son un deporte del espíritu.