“Lo pequeño es pequeño, pero ser fiel en lo pequeño, es cosa grande”.
San Agustín
«Hacer todas las cosas con el único deseo de agradar a Dios».
Santa María de San Ignacio (Claudine) Thévenet Sigue leyendo
07 martes Feb 2017
Posted in La voz de los santos
“Lo pequeño es pequeño, pero ser fiel en lo pequeño, es cosa grande”.
San Agustín
«Hacer todas las cosas con el único deseo de agradar a Dios».
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07 martes Feb 2017
Posted in Guerra Campos
José Guerra Campos
Obispo de Cuenca
Separata del “Boletín Oficial del Obispado de Cuenca”
septiembre de 1974
2º Ya desde el fin de la guerra mundial la voz de los Prelados aconseja discretamente proseguir en la estructuración del Estado español. Así, el Cardenal Primado en 1945: «Afortunadamente el Fuero de los Españoles, aprobado recientemente por las Cortes y promulgado por el Jefe del Estado, marca una orientación de cristiana libertad, opuesta a un totalitarismo estatista». Y recomendaba «Una estructuración total y definitiva del Estado español (…) que pueda servir de modelo por tantas leyes de inspiración cristiana ya dictadas en materia de enseñanza, por tantas leyes avanzadas die justicia social, ya puestas en práctica y que pueden todavía verse perfeccionadas, y de armoniosa conjugación de autoridad firme, con continuidad histórica y de participación de los ciudadanos en el Gobierno de la nación». Y el Obispo de Astorga (1949) anotaba la libertad de opiniones en cuanto a la determinación precisa de cuál será el mejor sufragio concreto»; añadiendo: «Ciertamente es falso que sin el sufragio universal directo e igualitario e inorgánico no pueda haber régimen político justo y aun justa democracia».
3º Pero las orientaciones de la Iglesia tenían que respetar la competencia autónoma del orden político, y así lo hacían notar los Obispos a quienes pretendían de ellos que tomasen posiciones indebidas. El criterio para la distinción de campos aparece claro, entre otros, en un texto del Dr. Olaechea, Arzobispo de Valencia, en 1962, al referirse a los no escasos documentos y comunicaciones por los que la Iglesia -acusada por algunos de estar callada- hacía llegar su voz al Estado. No es de su incumbencia meterse en técnicas políticas, sociales y económicas, que Dios ha dejado a la libre discusión de los hombres; pero, además, «la Iglesia cree que la prudencia y la oportunidad políticas en las aplicaciones concretas de su doctrina social -sin negar jamás ni nublar siquiera la luz de esa doctrina- no son cosas suyas: son cosas de los ciudadanos, son cosas del gerente del bien común, que es el Estado». Sigue leyendo